Fue una total ironía hacer la COP29 en Azerbaiyán. Un país que no solo venera el petróleo como un regalo de Dios, sino que también lo considera una medicina milagrosa que aparta las enfermedades
Ya de por sí fue irónico que la COP29, que finaliza sin muchos avances para reducir las emisiones y frenar el cambio climático, se haya hecho en Azerbaiyán. Fue como realizar una convención de veganos en un asador de carnes en todas sus variedades y especies. El país anfitrión no solo extrae crudos para comercializarlos, también para venerarlos. De entrada el presidente Ilham Aliev dejó claro en su discurso de recibimiento de los invitados que “el petróleo y el gas son ‘regalos de Dios’ y no debe culparse a los países que los poseen”.
Pero más allá de que los líderes mundiales hayan ido a una cumbre a expiar sus pecados ungidos con el crudo santo, resulta todavía más extraño que el ex miembro de la atea URSS se considere el hidrocarburo como una medicina milagrosa contra un sinfín de enfermedades. En la región de Naftalan, lo utilizan en baños terapéuticos que atraen miles de turistas cada año.
Toda una paradoja. Mientras el mundo debatía en Bakú alternativas para reducir la dependencia del petróleo y evitar el calentamiento global, a pocos kilómetros de distancia había personas embadurnadas en algún derivado de petróleo buscando la solución a sus males. La utopía y el petróleo fueron el hilo conductor en ambos escenarios.
Práctica ancestral
Residentes y visitantes se sumergen en piscinas llenas de este líquido viscoso, creyendo que alivia todo, desde problemas de piel hasta enfermedades reumáticas. La práctica, aunque controversial y potencialmente dañina debido a los compuestos tóxicos del petróleo, sigue siendo una atracción principal y un motivo de orgullo local.
El uso del petróleo en Azerbaiyán tiene raíces históricas profundas que se remontan siglos atrás. La primera mención se encuentra en las obras del poeta azerbaiyano Nizamí Ganyaví, quien describió su exportación desde la región. Marco Polo también documentó su uso medicinal en el siglo XIII y destacaba su eficacia para tratar enfermedades de la piel.
A finales del siglo XIX, el ingeniero alemán E. I. Eger comenzó la extracción industrial de petróleo en Naftalan, aunque inicialmente enfrentó dificultades debido a la falta de inflamabilidad del crudo local. Sin embargo, al observar que las personas acudían a bañarse en los charcos de hidrocarburos por sus presuntas propiedades curativas, decidió desarrollar un tratamiento basado en este recurso. Después de aprender sobre el amplio uso medicinal del naftalan y descubrir algunas de las técnicas de tratamiento de la población local, construyó una pequeña fábrica para producir ungüentos a partir del aceite no combustible.
El negocio resultó muy exitoso, mientras que los productos de la fábrica, así como las materias primas, se exportaron a Alemania, donde en 1896 se fundaron dos sociedades anónimas, “Naftalan en Magdeburgo” y “Naftalan en Dresde”. Las empresas producían medicamentos a partir del aceite de naftalan. La empresa con sede en Dresde publicó una guía sobre la aplicación del naftalan que, además de los artículos de Eger, contenía más de 600 críticas de médicos.
Belleza negra
En 1900-1902, los salones de belleza de París utilizaban ampliamente diferentes preparados a base del petróleo especial de Azerbaiyán. Se utilizaba principalmente como base para ungüentos. En 1899, la revista Pharm Zeitung publicó 65 fórmulas de composición de ungüentos, pastas, emplastos, supositorios, jabones, polvos, etc.
La demanda de naftalán y de varios medicamentos elaborados a partir de él aumentó con rapidez en Europa. Desde finales del siglo XIX, estos ungüentos se exportaron a Rusia como un producto alemán patentado.
Desde 1920, el gobierno soviético protegió los yacimientos y desarrolló un centro especializado, que brindaba tratamiento a pacientes de toda la Unión Soviética que sufrían enfermedades musculoesqueléticas, neurológicas, cutáneas, ginecológicas y urológicas. A lo largo de los años, se realizaron investigaciones sobre las propiedades curativas del petróleo.
En 1941, el Comité de Farmacopea del Comisariado del Pueblo de la URSS aprobó la producción de naftalan refinado y deshidratado mediante un tratamiento térmico a una temperatura de 125-135 °C.
Se está acabando
La explotación de este recurso enfrenta algunos inconvenientes, pues los depósitos están disminuyendo. Las autoridades en Azerbaiyán advierten sobre la necesidad de preservar lo que queda del petróleo medicinal.
A pesar de su uso tradicional, la comunidad científica occidental es escéptica respecto a sus beneficios y riesgos potenciales.
Los creyentes de las “propiedades curativas” experimentan un proceso inusual: sumergirse en un líquido espeso y oscuro durante diez minutos. Muchos aseguran que esta experiencia les ha proporcionado alivio significativo. Sin embargo, las preocupaciones sobre la higiene y la toxicidad del petróleo persisten.
La ciudad ha visto un aumento en el turismo desde 2020, impulsado por la recuperación territorial de Azerbaiyán en el conflicto con Armenia. Esto ha llevado a un resurgimiento del interés por los tratamientos tradicionales. Los sanatorios utilizan el petróleo durante meses antes de recibir nuevas entregas, aunque aseguran filtrarlo tras cada uso.
A pesar de las dudas sobre su seguridad, los pacientes continúan buscando esta forma de terapia alternativa. Algunos afirman que el tratamiento les ha permitido reducir su dependencia de medicamentos convencionales. Sin embargo, médicos locales sugieren métodos más sostenibles para preservar los depósitos de petróleo.
Aydin Mustafayev, de 62 años de edad, nació en Naftalan. Recuerda que de pequeño la gente cavaba pozos a mano para llenar sus propios frascos con el aceite. Luego lo llevaban a casa para curar las heridas de pavos, perros y ovejas.
Peligro latente
Componentes como el benceno y otros hidrocarburos aromáticos son conocidos por sus propiedades irritantes y potencialmente cancerígenas. La exposición a estos compuestos como hacen con el petróleo en Azerbaiyán puede causar irritación en la piel y los ojos, así como efectos nocivos en el sistema nervioso central.
A largo plazo, la exposición continua puede resultar en problemas más graves, incluidos daños en órganos vitales como el hígado y los riñones. Además, el contacto prolongado puede llevar a una acumulación de toxinas en el cuerpo, lo que podría debilitar el sistema inmunológico y provocar alteraciones neurológicas. Los síntomas reportados incluyen dolores de cabeza, mareos y confusión mental.
Aunque algunos pacientes afirman haber experimentado mejoras en condiciones como la artritis tras los tratamientos, la falta de estudios clínicos rigurosos sobre la seguridad y eficacia del petróleo de Naftalan deja muchas preguntas sin respuesta. Médicos locales han señalado que, si bien el petróleo puede ofrecer alivio temporal para ciertas dolencias, su uso debe ser cuidadosamente monitoreado debido a los riesgos asociados. La toxicidad se ve exacerbada por factores relacionados con las condiciones individuales de salud de cada paciente.
Maryam Omidi, en su investigación sobre los sanatorios soviéticos, destaca que la exposición a estos hidrocarburos puede acarrear riesgos significativos para la salud, incluidos la irritación de la piel y efectos adversos a largo plazo en órganos vitales.
Ni tan locos
El petróleo medicinal sí existe, pero no como en Azerbaiyán. Algunos de sus componentes se utilizan para obtener una variada gama de productos cosméticos y farmacéuticos. A partir del petróleo se producen alcoholes, cuyo principal uso es como disolvente, y también como medio de síntesis de astringentes, saborizantes y cosméticos.
Su utilización en la industria farmacéutica tiene como protagonista la aspirina. El ácido acetilsalicílico generalmente se produce partiendo de fenol, un destilado del petróleo. Pero también derivados de hidrocarburos forman parte de antisépticos. El éter de petróleo se utiliza para recubrir las grageas entéricas, que son las que se disuelven en el intestino, y no en el estómago, por ser muy irritantes para este órgano.
Igualmente, gracias a este recurso existen la vaselina líquida y sólida, como suavizantes y emolientes de la piel. La acetanilida no es un medicamento en sí, pero se usa para síntesis de p-acetaminofenol, recetado para los dolores musculares y de cabeza. A partir de derivados del petróleo se obtienen hormonas anticonceptivas y esteroidales, así como vitaminas liposolubles, entre estas la A y la E.
Y nos beneficiamos de su poder de sustituir el azúcar con la sacarina la sacarina, que químicamente es una imida o-sulfobenzoica. En la industria alimentaria se conoce con las siglas E954. Fue sintetizada en 1878 a partir de experimentos con derivados de la hulla, y se utiliza como edulcorante desde principios del siglo XX. Actualmente se obtiene mediante síntesis química del tolueno o de otros derivados de hidrocarburos.