La reducción significativa de las horas de trabajo es una sensación. En algunos casos las jornadas son más largas en empleos menos seguros y con menos beneficios.
Aunque se tiene la sensación de que España se dirige a una reducción significativa de las horas laborales, la realidad es que se sigue trabajando lo mismo que hace 40 años, pero en peores condiciones. Un estudio del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea revela que el aumento del trabajo a tiempo parcial y del sector público han contribuido a que no haya variado el número de horas trabajadas. En algunos casos las jornadas son más largas en empleos menos seguros y con menos beneficios.
La CEOE y Cepyme rechazan reducir legalmente la jornada laboral a 37,5 horas, con el argumento de que se logran mediante convenios colectivos. El Ministerio de Trabajo, la jornada media pactada en 2023 fue de 38,3 horas semanales frente a 38,7 en 1999. La EPA también muestra una disminución de las horas semanales trabajadas de 39,2 en 2008 a 37,6 en 2023.
Sin embargo, esta tendencia se debe a un efecto creado por la mayor proporción de trabajos a tiempo parcial, no a una reducción generalizada de las horas de trabajo. El estudio The Working Times They Are A-Changing: Trends in Six EU countries del JRC de la Comisión Europea confirma que las jornadas completas se mantienen estables en 40 horas semanales desde los años ochenta.
Estancados en el tiempo
En países como España, Alemania, Dinamarca, Irlanda, República Checa y Francia, la feminización del empleo y la tercerización de la economía han impulsado esta tendencia. En España, las personas contratadas a tiempo parcial trabajan una media de 20,1 horas semanales, una cifra que no ha variado mucho en décadas. Las mujeres son las que más han reducido las jornadas al incorporarse al mercado laboral en puestos a tiempo parcial.
Se concentran en el sector servicios, que está ganando peso frente a la agricultura, la industria y la construcción, menos fragmentados en términos de empleo. Esto ha facilitado la creación y expansión de trabajos parciales, influenciados por cambios regulatorios de las últimas décadas. Estos cambios se implementaron para combatir las crecientes tasas de desempleo, ampliar oportunidades de empleo y fomentar la competitividad.
A pesar de la reducción progresiva de las jornadas laborales, la velocidad de esta disminución no es comparable con la de los años ochenta. Durante la revolución industrial del siglo XIX, cuando se trabajaban entre 60 y 90 horas semanales, se vivieron reducciones drásticas. Los movimientos obreros de esa época lograron bajar las horas de trabajo con argumentos de salud y bienestar. En España, se estableció la jornada de 40 horas semanales en 1983.
Más cualificados, más trabajan
La fragmentación del empleo explica en parte la reducción de las jornadas medias. Sin embargo, aún queda por resolver por qué los trabajadores a tiempo completo siguen haciendo 40 horas semanales si los convenios establecen jornadas menores. Los motivos identificados son culturales. Se reproducen en todos los países analizados, siendo notable el caso de Francia, donde la jornada laboral legal es de 35 horas, pero con gran flexibilidad.
El nivel de cualificación y el tiempo de trabajo tienden a correlacionarse. Los trabajadores muy cualificados, tienden a trabajar más horas que los menos cualificados. En Europa ha habido una sustitución hacia empleos más cualificados en las últimas décadas, lo que ha contribuido a aumentar la jornada laboral a tiempo completo.
El estudio asegura que las jornadas prolongadas se observan especialmente entre los trabajadores de alta cualificación, que organizan sus jornadas en base a objetivos y no a una jornada concreta. En cambio, quienes desempeñan tareas de baja cualificación han visto reducir sus horarios en las últimas décadas. Este fenómeno se aprecia no solo en España, sino también en otros países europeos.
Los trabajadores altamente cualificados del sector privado suelen tener más autonomía y control en su trabajo, lo que les permite decidir la cantidad de tiempo que dedican al trabajo remunerado. Dado que sus salarios son más elevados, el ocio tiene un mayor coste de oportunidad, incentivándolos a trabajar más horas.
La expansión del sector público, que tiene horarios más reducidos, también contribuye a la falsa sensación de la reducción general del tiempo laboral. En la industria ocurre algo similar. Además, en todos los países analizados, excepto en España, los autónomos, que suelen trabajar más de 40 horas semanales, han reducido sus jornadas medias debido al aumento del empleo parcial en el trabajo por cuenta propia.
Trabajar más no es sinónimo de productividad
Trabajar más horas no significa mayor productividad. Datos de Eurostat muestran que países con jornadas laborales más cortas, como Alemania, Países Bajos y Dinamarca, tienen niveles de productividad más altos que naciones como España, donde se trabaja más tiempo. Un estudio de Ringover también señala que la productividad media diaria de un empleado es de solo cuatro horas y 36 minutos. Lo que sugiere que reducir la jornada laboral podría no afectar negativamente la productividad.
Para que la reducción del tiempo de la jornada laboral sea efectiva, es clave optimizar los procesos. En Alemania, el 60% de las empresas que participaron en un experimento redujeron la duración de las reuniones, y el 25% introdujo nuevas herramientas. Esto demostró que modernizar las herramientas y revisar los procesos permite hacer más en menos tiempo, manteniendo o incluso mejorando la productividad.
Un estudio de la plataforma de software Ringover indica que la productividad media diaria de un empleado es de apenas cuatro horas y 36 minutos, lo que sugiere que casi la mitad del tiempo de la jornada laboral es improductiva. De manera similar, el estudio de 4 Days Week Global revela que los empleados son productivos solo 34 de las 40 horas semanales, lo que sugiere que reducir la jornada laboral podría no afectar negativamente la productividad.
La clave para implementar una semana laboral de cuatro días radica en la optimización. Las pruebas realizadas en distintas partes del mundo, como en Valencia, se centraron en mejorar los procesos diarios, integrar nuevas herramientas y formar al personal. Sin este paso, reducir la jornada laboral podría tener efectos negativos para las empresas.
Los empleados, el eslabón más débil
El estudio del Centro Común de Investigación subraya la necesidad de reformas para mejorar la calidad de los empleos. Con ello se garantizaría una jornada laboral más equilibrada. La reducción del tiempo en la jornada laboral es un paso en la dirección correcta. Pero aún queda mucho por hacer para que los empleos en España sean más seguros y satisfactorios.
Los trabajadores ahora enfrentan una mayor precariedad y temporalidad, lo que significa que los contratos a corto plazo y la falta de beneficios son comunes. Esta inseguridad laboral no solo afecta la estabilidad financiera de los empleados, sino que también influye negativamente en su bienestar general.
Las largas jornadas y las malas condiciones laborales hacen que la fatiga crónica, el estrés y otros problemas de salud mental sean cada vez más comunes. Los trabajadores se encuentran en una situación en la que deben elegir entre su salud y mantener su empleo. Además, la falta de tiempo libre y las jornadas extendidas afectan la vida personal y familiar, lo que al final se traduce en una menor calidad de vida.
Un caso que causa NVIDIA
NVIDIA ha experimentado un ascenso impresionante. Ha logrado una capitalización de mercado superior a los 3 billones de dólares y revalorizado sus acciones en un 3.776% desde 2019. Esto ha convertido a muchos de sus empleados más veteranos en millonarios, gracias en gran parte al plan de compra de acciones para empleados. Se les permite que destinen una parte de su salario anual a la compra de acciones de la compañía. Con el tiempo acumulan importantes sumas de dinero.
Sin embargo, el éxito financiero de NVIDIA viene acompañado de un entorno laboral extremadamente exigente. Empleados y exempleados han descrito una cultura de trabajo intensa. Se espera que trabajen siete días a la semana, con jornadas que terminan en la madrugada y múltiples reuniones diarias. El CEO de NVIDIA, Jensen Huang, ha declarado que prefiere “torturar a los empleados para que alcancen la grandeza” en lugar de despedirlos, lo que ha contribuido a una presión laboral significativa.
El término “esposas doradas” se utiliza para describir la situación de los empleados de NVIDIA. A pesar del exceso de trabajo, se sienten atados a la empresa debido al valor de sus acciones y la oportunidad de hacer crecer sus inversiones. Por ejemplo, la directora financiera de NVIDIA, Colette Kress, controla un paquete de acciones valorado en 758,7 millones de dólares.
Huang ha demostrado un estilo de liderazgo único, al fomentar la responsabilidad individual y el esfuerzo. Aunque algunos empleados se quejan de la actitud relajada de sus colegas más veteranos y millonarios, Huang insiste en que cada empleado debe actuar como el CEO de su propio tiempo y trabajar tan duro como sea necesario.