Ciudades y pueblos de siete países de Europa central quedaron bajo las aguas
La tormenta Boris dejó una estela de destrucción por Europa Central. Siete países quedaron bajo las aguas. La buena noticia es que los sistemas de gestión de riesgo funcionaron. La mala: un nuevo estudio confirma que, por el cambio climático Europa verá con más frecuencia tormentas iguales o peores.
Boris fue una borrasca de pesadilla. Según un reciente informe científico provocó los cuatro días de lluvia más fuertes jamás registrados en Europa central. Siete países vieron como sus ciudades y pueblos quedaban sumergidas. Es la nueva normalidad que vive el planeta por el cambio climático. Un reciente estudio científico confirma el alarmante el aumento de eventos extremos. En 2024, Europa ha sufrido varias inundaciones significativas, en el centro y este del continente.
Después de un periodo de intenso calor, se produjeron fuertes tormentas que causaron inundaciones en varias regiones de Alemania y Bélgica en agosto. Un abreboca de las que ocasionaría la borrasca Boris. Las que azotaron Europa Central en días pasados, se cobraron la vida de 24 personas y causaron miles de millones de euros en daños. Es un claro ejemplo de los impactos cada vez más severos del cambio climático.
Calentamiento global duplicó probabilidades
Según el informe de World Weather Attribution, la contaminación causada por el calentamiento global duplicó las probabilidades de que ocurran los niveles extremos de lluvia que azotaron Europa central en septiembre. Los investigadores descubrieron que el calentamiento global agravó los cuatro días de lluvias torrenciales, fueron al menos un 7% más intensas.
La tormenta Boris, que se abatió sobre Europa central a mediados de septiembre, desencadenó cantidades récord de lluvia en países como Austria, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia. Arroyos pacíficos se transformaron en ríos desbordados, causando estragos en comunidades y provocando dos docenas de víctimas fatales.
Además de las muertes, las inundaciones afectaron a unos dos millones de personas. Los países que padecieron las lluvias sufrieron cortes de electricidad. Forzando el cierre de escuelas y fábricas, así como de hospitales.
En opinión de Joyce Kimutai, investigadora del Instituto Grantham del Imperial College de Londres y coautora del estudio, una vez más, las inundaciones ponen de relieve los resultados devastadores del calentamiento provocado por los combustibles fósiles.
Las ciudades afectadas experimentaron volúmenes de agua que habrían tenido solo la mitad de las probabilidades de ocurrir si la actividad humana no hubiera alterado el clima. El mensaje es claro: si continuamos emitiendo gases de efecto invernadero, la situación empeorará.
“Hasta que el petróleo, el gas y el carbón sean reemplazados por energía renovable, tormentas como Boris desatarán lluvias aún más intensas. Provocando inundaciones que paralizarán la economía», afirma Kimatui.
Cada vez más intensas y destructivas
World Weather Attribution es un grupo internacional de científicos que estudia los efectos del cambio climático en los fenómenos meteorológicos extremos. Veinticuatro especialistas de ocho nacionalidades fueron los encargados de realizar el estudio.
Los investigadores de Republica Checa, Polonia, Austria, Países Bajos, Suecia, Francia y Reino Unido realizaron un estudio de atribución del suceso. Para evaluar en qué medida el cambio climático inducido por el hombre alteró la probabilidad y la intensidad de las fuertes precipitaciones que provocaron las graves inundaciones.
Los estudios de atribución rápida utilizan métodos establecidos. Pero se publican antes de pasar por largos procesos de revisión por pares. Examinan cómo afecta la influencia humana a las condiciones meteorológicas extremas inmediatamente después de una catástrofe.
Para ello, analizaron las lluvias torrenciales que dejó la tormenta Boris entre el 12 y el 16 de septiembre sobre Polonia, República Checa, Austria, Rumanía, Hungría, Alemania y Eslovaquia. Concluyeron que la cantidad de lluvia caída en esos países en cuatro días fue la más intensa jamás registrada.
Las precipitaciones abarcaron una superficie incluso mayor a las históricas inundaciones de 1997 y 2002. En cuanto a la causa, señalan una combinación de patrones meteorológicos. Como el movimiento de aire frío sobre los Alpes y de aire muy cálido sobre el Mediterráneo y el Mar Negro. Lo que dio lugar a una ‘tormenta perfecta’.
Análisis comparativo
De acuerdo con los datos históricos aportados por el equipo científico, en un planeta con un calentamiento como el actual (1,3 ºC, aproximadamente) se espera que el fenómeno pluviométrico de cuatro días se produzca, por término medio, una vez cada 100-300 años.
No obstante, si el mundo no abandona los combustibles fósiles y se alcanzan los 2 ºC de calentamiento, se volverían un 5% más intensas y un 50% más frecuentes. Con el consiguiente riesgo de inundaciones aún más destructivas.
Para cuantificar la contribución humana al aumento de la intensidad de las lluvias los científicos analizaron modelos climáticos. Compararon las simulaciones con datos observados. Todos los modelos coinciden en que el cambio climático ha aumentado tanto la frecuencia como la intensidad de las precipitaciones.
Descubrieron que estos eventos extremos son ahora dos veces más probables y un 20% más intensos que en la era preindustrial. Tendencia que es innegable y sugiere una relación con el cambio climático. Cada grado centígrado de calentamiento permite que el aire retenga un 7% más de humedad.
Las lluvias en Europa central se desencadenaron cuando el aire frío del Ártico se encontró con el cálido y húmedo del Mediterráneo y el Mar Negro. Los mares más calientes favorecen la parte lluviosa del ciclo hidrológico.
Según el científico Miroslav Trnka, del Instituto de Investigación del Cambio Global, quien no participó en el estudio, cuando se dan las condiciones adecuadas, «puede haber inundaciones con esteroides».
Pero hay un detalle importante. Los modelos no consideran explícitamente la convección. Un proceso crucial en la formación de lluvias intensas. Por lo tanto, los resultados actuales son conservadores y podrían subestimar el impacto real.
Factura escalofriante
Las comunidades afectadas luchan por reconstruir sus vidas. Para lo cual la Unión Europea desembolsará 10.000 millones de euros en ayudas. Organizaciones como Greenpeace han señalado directamente como responsables a las grandes compañías petroleras y gasísticas.
Según Ian Duff, responsable de la campaña Stop Drilling Start Paying de la mencionada ONG, las empresas han obtenido beneficios extraordinarios gracias a las emisiones que calientan el clima.
“Mientras tanto, los ciudadanos comunes, desde Viena hasta Varsovia y en toda la Unión Europea, se ven obligados a pagar la factura de los daños causados por las devastadoras inundaciones», afirma.
Maja Vahlberg, asesora técnica del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, es directa. “Estas inundaciones nos muestran lo costoso que está resultando el cambio climático”.
Reforzar gestión de emergencias
Los sistemas de gestión de emergencias han sido cruciales en la lucha contra el desastre. Las medidas de prevención y respuesta marcaron la diferencia. En especial si se compara con eventos pasados, que fueron menos extensos, pero más mortales.
En 2002, 232 personas perdieron la vida debido a inundaciones en Alemania, Austria, República Checa, Rumanía, Eslovaquia y Hungría. Tras fuertes lluvias en Alemania, Polonia y República Checa, en 1997, al menos 100 fallecieron. Las inundaciones en Europa Occidental en 2021 cobraron más de 200 vidas . A pesar de los avances, cualquier pérdida humana subraya la necesidad de mejorar aún más las defensas contra inundaciones.
Las áreas afectadas, especialmente los centros urbanos a lo largo de los principales ríos, habían sido identificadas como altamente vulnerables. Ciudades como Nysa y Wroclaw en Polonia, Bratislava en Eslovaquia, Galati y Vaslu en Rumanía, la baja Austria y Viena, así como Ostrava, Opava, Krnov, Jeseník y Litovel en República Checa, sufrieron daños significativos. Se calculan en miles de millones de euros.
Las infraestructuras y los sistemas de gestión de emergencias, basados en la experiencia adquirida en inundaciones anteriores, fueron puestos a prueba. En muchos casos, resultaron desbordados por la magnitud de la catástrofe.
Ante la certeza de que las inundaciones se intensificarán con el cambio climático, el grupo de especialistas recomienda a los países invertir más en medidas de adaptación y reducir la construcción en zonas propensas a inundarse.
Adaptarnos a las tormentas
El estudio no trataba de determinar en qué medida el calentamiento global había aumentado la destrucción causada por las lluvias. «En casi todo el mundo, un pequeño aumento de las precipitaciones provoca un incremento similar de las inundaciones. Lo que genera un aumento mucho mayor de los daños», apunta Friederike Otto, climatóloga del Instituto Grantham del Imperial College de Londres y coautora del estudio.
Aunque la climatóloga de la Universidad de Newcastle, Hayley Fowler, no participó en el estudio explica que estas grandes tormentas son capaces de estancarse en un lugar y producir enormes cantidades de lluvia. Alimentadas por el aumento de la humedad y la energía de unos océanos que alcanzan temperaturas récord.
Europa Central acaba de padecer los efectos inclementes del cambio climático. No es la primera vez, y de acuerdo a los resultados del estudio, no será el último. Si no detenemos el calentamiento global serán “más frecuentes e intensas”.
«Se prevé que aumenten aún más con el calentamiento adicional. La cuestión no es si necesitamos adaptarnos a más tormentas de este tipo, sino si podemos hacerlo», puntualiza Hayley Fowler.