La jornada continua en los colegios públicos de España ha sido intensamente debatida en los últimos años, pero se mantiene en sus trece. A pesar de las advertencias de expertos sobre sus efectos negativos en el rendimiento académico de los alumnos, más del 80% de los colegios públicos tienen este horario. Un estudio reciente reveló una preocupante caída del 26% en el nivel de matemáticas de los estudiantes, lo que ha encendido las alarmas entre padres, docentes y autoridades educativas.
La jornada continua, instaurada en muchos centros durante la pandemia, ha persistido a pesar de las recomendaciones contrarias. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha instado a España a eliminarla y a abrir los colegios por las tardes para reducir el abandono escolar. La OCDE plantea que la jornada partida mejoraría la concentración y el rendimiento de los alumnos, además de ofrecer un entorno más inclusivo y equitativo.
El impacto de la jornada continua no solo se refleja en los resultados académicos, sino también en el bienestar general de los estudiantes. Daniel Gabaldón, profesor de Sociología de la Universidad de Valencia, lidera una investigación sobre los horarios escolares y su efecto en los alumnos. Sus hallazgos indican que la jornada continua aumenta la fatiga y disminuye la atención de los estudiantes.
Elena Casquel, profesora de Análisis Económico de la casa de estudios valenciana que participó en la investigación, comenta que el estudio no está publicado aún y que sus resultados son preliminares. “Pero indican que el rendimiento académico en Matemáticas es un 26% inferior respecto a los que han estudiado en horario partido. En Lengua Extranjera, la caída es del 24% y en Lengua Valenciana, del 54% para los chicos y del 25% para las chicas”.
Preocupación en aumento
Las familias también han expresado preocupación. Ana Rodríguez, madre de tres hijos, comenta que sus hijos se quejan de que con la jornada continua comen muy tarde y tienen menos tiempo para actividades extracurriculares. Esta situación no solo afecta su rendimiento académico, sino también su desarrollo personal y social.
Un trabajo de EsadeEcPol arrojó que la jornada solo matinal es una fuente de desigualdades educativas y sociales en el alumnado. Cuando hay horarios intensivos, suele haber menor participación en las actividades extraescolares y un menor uso del comedor. Las familias con recursos tienden a buscar clases de idiomas o de música fuera del colegio y, al no haber demanda suficiente, cierran estos servicios públicos. Esto perjudica a estudiantes de escasos recursos.
Los estudios apuntan a que la atención de los niños es máxima a mediodía, sufre una fuerte caída a final de la mañana -entre las 1:00 pm y las 3:00 pm- y vuelve a remontar a primera hora de la tarde. El sociólogo Mariano Fernández Enguita precisa que a primera hora de la mañana los adolescentes están dormidos, por lo que no parece buena idea comenzar las clases a las 8:00 am. Una investigación realizada en Estados Unidos comprobó que retrasar una hora el inicio del instituto mejora los resultados.
“Hace tiempo que venimos predicando la opción por la jornada partida basándonos en las evidencias generadas por la cronobiología y las implicaciones de los ciclos circadianos en el aprendizaje, sobre todo, de los adolescentes”, señala Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.
La predilecta
A pesar de las preocupaciones, la jornada continua es la norma en la mayoría de las comunidades autónomas. Regiones como Canarias, Extremadura, Baleares, La Rioja y Castilla-La Mancha está implantada casi de manera universal. En Andalucía y Cantabria, en 98%, y en Castilla y León y Murcia, en 97%. En Asturias es del 96% y en Aragón, del 95%. Navarra alcanza el 81% de los centros educativos. Madrid y Galicia llegan al 80%, mientras que en la Comunidad Valenciana ronda el 70%.
Solo en Cataluña y el País Vasco es más generalizado el turno de mañana y tarde. La resistencia al cambio se debe en parte a la comodidad que este horario ofrece y a la percepción de que facilita la organización del tiempo tanto para padres como para docentes. Pese a la preferencia, es necesario reconsiderar este modelo intensivo. La OCDE señala que otros países, como Dinamarca y Portugal, redujeron sus tasas de abandono escolar temprano con horarios escolares más flexibles y completos.
Los docentes tienen posiciones variadas y dependen de múltiples factores. Entre estos la región, el contexto escolar y las experiencias personales de cada profesor. Muchos valoran de manera positiva un solo turno intensivo porque les permite concentrar sus horas de trabajo en una franja horaria más compacta, lo que facilita la planificación y reduce el tiempo de desplazamiento. Además, les permite tener tiempo libre para dedicarlo a sus familias.
A pesar de esta posición un número significativo de docentes ha observado que los estudiantes muestran signos de fatiga y disminución de la atención hacia el final de la jornada continua, lo que puede afectar el aprendizaje. Hay preocupación por el impacto en el rendimiento en asignaturas que requieren mayor concentración y esfuerzo, como las matemáticas y las ciencias.
Necesidades especiales
La jornada continua puede tener un impacto en los estudiantes con necesidades especiales. Uno de los principales desafíos es la fatiga. Aquellos con Trastorno del Espectro Autista o con dificultades de aprendizaje, pueden encontrar más difícil mantener la concentración durante largos periodos sin pausas adecuadas. Esto puede llevar a una disminución en su rendimiento académico y a un aumento en los niveles de estrés y ansiedad.
Además, puede limitar el acceso a actividades y terapias adicionales que son esenciales por su condición. Las extracurriculares no solo proporcionan un respiro del entorno académico, sino que también ofrecen oportunidades para desarrollar habilidades sociales y emocionales en un contexto menos estructurado.
Aunque defensores de la jornada continua argumentan que puede ofrecer un entorno más predecible y menos fragmentado, lo cual puede ser beneficioso para ciertos estudiantes con necesidades especiales. La clave está en adoptar estrategias adecuadas que eviten comprometer su bienestar.
Otros países
La experiencia de otros países con la jornada continua y partida en el ámbito escolar ofrece una variedad de perspectivas y resultados que pueden ser útiles para el debate en España. En Francia, la jornada escolar está dividida en dos partes, con una pausa larga para el almuerzo. Este modelo permite a los estudiantes descansar y recargar energías antes de continuar con sus actividades académicas por la tarde. Los estudios han mostrado que esta estructura ayuda a mantener la atención y el rendimiento de los alumnos a lo largo del día.
Finlandia, conocida por su sistema educativo de alta calidad, también utiliza una jornada partida. Los estudiantes tienen varias pausas durante el día, lo que les permite relajarse y participar en actividades extracurriculares. Este enfoque ha sido asociado con altos niveles de bienestar y rendimiento académico. En Portugal, la jornada partida es común y ha sido respaldada por la OCDE como una medida efectiva para mejorar el rendimiento académico y reducir las desigualdades. El organismo señala que puede ofrecer un entorno más inclusivo y equitativo, lo que beneficia a los estudiantes de entornos desfavorecidos.
Al igual que España, en Italia prevalece el horario matutino intensivo, en especial en las escuelas secundarias. Sin embargo, hay un debate en curso sobre los beneficios y desventajas de este modelo. Algunos estudios sugieren que la jornada continua puede llevar a una mayor fatiga y menor rendimiento en los estudiantes, similar a las preocupaciones observadas en España. Alemania tiene un sistema que varía según la región, pero muchas escuelas han adoptado el de doble turno. Este enfoque permite a los estudiantes participar en actividades extracurriculares y recibir apoyo adicional en sus estudios.
Estrategias
Para adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes, los centros educativos pueden implementar una serie de estrategias y enfoques que promuevan un entorno de aprendizaje más inclusivo y flexible.
- Adoptar horarios más flexibles que permitan a los estudiantes tener pausas adecuadas y tiempo para actividades extracurriculares. Esto puede incluir la opción de jornadas partidas o la posibilidad de ajustar los horarios según las necesidades específicas de los alumnos.
- Implementar programas de apoyo personalizado que atiendan las necesidades individuales de cada estudiante. Esto puede incluir tutorías, clases de refuerzo y programas de mentoría que ayuden a los alumnos a superar sus dificultades académicas y personales.
- Integrar la tecnología en el aula para ofrecer recursos educativos más dinámicos e interactivos. Las plataformas de aprendizaje en línea y las herramientas digitales pueden proporcionar a los estudiantes acceso a una amplia gama de materiales educativos y permitir un aprendizaje más autodirigido.
- Proporcionar formación continua a los docentes para que puedan adaptarse a las nuevas metodologías de enseñanza y a las necesidades cambiantes de los estudiantes.
- Fomentar la participación activa de la comunidad educativa, incluidos padres, estudiantes y otros actores relevantes. La colaboración y el diálogo constante pueden ayudar a identificar las necesidades emergentes y a desarrollar soluciones efectivas.
- Rediseñar los espacios de aprendizaje para que sean más flexibles y adaptables. Esto puede incluir aulas modulares, zonas de estudio colaborativo y áreas dedicadas a actividades prácticas y experimentales.
- Priorizar el bienestar emocional y social de los estudiantes. Establecer programas de apoyo psicológico, actividades de mindfulness y la promoción de un ambiente escolar positivo y acogedor.