Cada vez que muerda una hamburguesa, un perro caliente o unos nuggets de pollo, está consumiendo mucho más que carne. La producción de estos alimentos tiene un costo oculto: literalmente, toneladas de agua. Además genera toneladas de vertidos que contaminan los ríos y lagos de los Estados Unidos. Según un nuevo informe es lo que está ocurriendo con el gigante de la industria cárnica, Tyson Foods.
Según datos de las Naciones Unidas, la agricultura es responsable de aproximadamente el 72% de las extracciones mundiales de agua dulce. Dentro de ese porcentaje, la producción de carne animal representa casi un tercio del consumo hídrico. Pero no es solo la cantidad de agua utilizada lo que preocupa. También está la cuestión de cómo se maneja esa agua. Los procesadores de carne, según informes de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA), bombean parte de esa agua, junto con kilos de contaminantes tóxicos, directamente a los ríos, arroyos y lagos.
El resultado es un doble problema: el consumo de agua de la industria cárnica genera millones de litros de aguas residuales, que, a su vez, constituyen una de las mayores fuentes de contaminación por nutrientes industriales en el país. La contaminación no solo afecta al medio ambiente, también a la salud humana.
Un ejemplo preocupante es Tyson Foods, uno de los gigantes de la industria cárnica. Entre 2018 y 2022 vertió más de 168.000 toneladas métricas de contaminantes en las vías fluviales de Estados Unidos. Gran parte de esta descarga ocurrió en Illinois y Missouri, según un informe reciente de la Unión de Científicos Preocupados (Union of Concerned Scientists UCS). Un grupo de investigadores y expertos en políticas ambientales que se dedica a aplicar una ciencia rigurosa e independiente, para un futuro más saludable y sostenible. Su análisis de los datos públicos disponibles de la EPA revela el alcance de la contaminación del agua causada por Tyson Foods y otras empresas similares.
Otra cara de Tyson Foods
Tyson Foods, uno de los gigantes de la industria cárnica, no solo es un nombre familiar en la mesa de millones de estadounidenses, también es un coloso económico. Con 123 plantas de procesamiento en Estados Unidos y más de 124.000 empleados, es una megacorporación que cotiza en bolsa. Actualmente se ubica en el puesto número 80 de la lista Fortune 100 de las empresas con mayores ingresos en los Estados Unidos. En 2023, sus ingresos ascendieron a la asombrosa cifra de 52.880 millones de dólares.
Esta prosperidad tiene un alto costo. Especialmente para las comunidades afectadas por la contaminación del agua proveniente de las plantas de procesamiento. Entre los años 2018 a 2022, la empresa procesó miles de millones de animales y generó enormes cantidades de aguas residuales. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, hablamos de más de 329 millones de toneladas métricas. Para visualizarlo, esa cantidad sería suficiente para llenar más de 177.000 piscinas olímpicas. Pero aquí no termina la historia. En un solo año, 2022, Tyson vertió más de 70 millones de toneladas métricas de aguas residuales. La cuales contienen millones de litros de contaminantes tóxicos que dañan el medio ambiente y amenazan la salud de plantas, animales y personas.
La Unión de Científicos Preocupados decidió investigar el alcance de esta carga de contaminantes del agua de Tyson. Para lo cual utilizó los datos publicados por la EPA. Estimaron que en cinco años (entre 2018 y 2022), las plantas de procesamiento de carne de Tyson Foods vertieron 168.6 millones de litros de contaminantes en las vías fluviales de todo Estados Unidos. Más de la mitad de estas descargas contaminantes se concentraron en solo tres estados: Nebraska, Illinois y Missouri.
Solo una parte
Pero aquí hay un detalle importante: estos vertidos directos de las plantas de procesamiento de carne son solo una parte de la contaminación global del agua causada por la industria cárnica. Es probable que el análisis subestime drásticamente el verdadero impacto ambiental de Tyson.
Los grandes procesadores industriales de carne, como Tyson Foods, obtienen los animales para el sacrificio de las operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO). Las CAFO son fuentes significativas de contaminación del aire, el agua, el suelo, el ruido y los olores. Dañan el medio ambiente y amenazan la salud humana.
Investigaciones anteriores de la Unión de Científicos Preocupados concluyeron que la escorrentía de fertilizantes nitrogenados del Medio Oeste causa hasta 2.400 millones de dólares al año en daños a la pesca y a los hábitats marinos del Golfo de México. Otras investigaciones previas encontraron un aumento significativo, de 10 a 15 veces, en los niveles de nitrógeno reactivo en los ríos de Estados Unidos en el siglo pasado. Los nitratos se forman cuando el exceso de fertilizantes se descompone.
La EPA ha puesto especial atención en los estados donde las fuentes de aguas subterráneas superan el nivel máximo de contaminantes para los nitratos, lo que amenaza la seguridad del agua potable. Pero solo unas » 300 de las 7.000 empresas de procesamiento de carne de res y aves de corral en los Estados Unidos tienen requisitos obligatorios de informes de monitoreo y límites regulatorios para la contaminación», apunta el informe.
Cóctel Tóxico
Entre 2018 y 2022, 41 plantas de procesamiento de carne propiedad de Tyson liberaron más de 168.621 toneladas métricas de contaminantes directamente en las vías fluviales estadounidenses. Esto equivale a aproximadamente 168.621 camiones de 10 toneladas completamente cargados de sustancias tóxicas.
Casi un tercio de toda la contaminación por parte de Tyson se concentró en Nebraska. Con más de 5.090 toneladas métricas de contaminantes vertidas en sus ríos y lagos. La planta de Dakota City Tyson Fresh Meats fue la principal culpable. Liberó más de 27.215 toneladas métricas de contaminantes en ese período.
Además de Nebraska, las plantas de Tyson en Illinois, Michigan y Pensilvania también contribuyeron significativamente a la contaminación. Combinadas, las cuatro plantas vertieron 88.452 toneladas métricas de contaminantes en cuerpos de agua donde viven más de 13.000 personas.
Contaminantes más comunes
- Cloruros: 62.649 toneladas métricas. El exceso de cloruros puede corroer tuberías, dañar cultivos y afectar la vida acuática.
- Sólidos disueltos totales (TDS): 37.481 toneladas métricas. Los TDS pueden contener metales pesados y otras sustancias tóxicas que contaminan el agua potable.
- Sulfatos: 18.235 toneladas métricas. El exceso de sulfatos puede causar problemas gastrointestinales en humanos y afectar la calidad del agua.
Zonas muertas
Otro problema grave es la liberación de nitrógeno y fósforo. Entre 2018 y 2022, las plantas de Tyson vertieron 15.543 toneladas métricas de nitrógeno y 2.293 toneladas métricas de fósforo en las vías fluviales estadounidenses. Estos nutrientes, en exceso, provocan la eutrofización, un proceso que agota el oxígeno en el agua y crea zonas muertas.
Según el informe de la Unión de Científicos Preocupados Tyson Foods está dejando una huella tóxica que se extiende mucho más allá de sus plantas de procesamiento. La zona muerta del Golfo de México, una de las más grandes del mundo, se extendía en 2023 a lo largo de 7.815 kilómetros cuadrados. Las descargas de las plantas de la corporación en el Medio Oeste, una región con una agricultura intensiva, contribuyen significativamente al problema ambiental.
Además de la creación de zonas muertas, la contaminación por nitrógeno y fósforo tiene otros impactos negativos en el medio ambiente. Como floraciones algales nocivas. La proliferación de algas tóxicas puede producir sustancias químicas dañinas que afectan la salud humana y marina. También producen pérdida de biodiversidad. La eutrofización reduce la diversidad de especies en los ecosistemas acuáticos. A lo que se agrega la degradación de los ecosistemas costeros. Las zonas muertas afectan los ecosistemas costeros, como los manglares y los arrecifes de coral.
Cáncer
La contaminación por nitratos, una forma de nitrógeno, también representa una grave amenaza para la salud humana. Las plantas de Tyson liberaron más de 2.063 toneladas métricas de nitrato nítrico en aguas estadounidenses entre 2018 y 2022. Al filtrarse en las aguas subterráneas, contamina los acuíferos y llega a nuestros grifos.
En Iowa, se estima que la exposición al nitrato en el agua potable causa hasta 300 casos de cáncer al año. En Nebraska, donde las plantas de Tyson liberaron 1.841 toneladas métricas de nitrato, se han identificado posibles asociaciones entre los altos niveles de nitrato en las vías fluviales y la elevada incidencia de cáncer pediátrico.
La exposición al nitrato en el agua potable se ha relacionado con:
- Metahemoglobinemia: Un trastorno sanguíneo que afecta principalmente a bebés, conocido como «síndrome del bebé azul».
- Anomalías del tubo neural: Defectos congénitos en el desarrollo del cerebro y la médula espinal.
- Cáncer: Estudios han vinculado la exposición crónica a nitratos con un mayor riesgo de cáncer colorrectal y tiroideo.
Agotando el Oxígeno
Tyson Foods no solo contamina las vías fluviales con nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, también está causando graves daños al medio ambiente acuático. Contamina las vías fluviales con bacterias y otros microorganismos que consumen grandes cantidades de oxígeno.
Esta demanda biológica de oxígeno (DBO), causada por la proliferación de microorganismos en los vertidos, agrava los efectos de la eutrofización y crea zonas muertas en los ríos y lagos. Entre 2018 y 2022, Tyson Foods generó una asombrosa demanda biológica de oxígeno de 6.917 toneladas métricas. Carga biológica que, combinada con la contaminación por nitrógeno y fósforo, está literalmente asfixiando la vida acuática en ríos y lagos de todo el país.
Muchas de las plantas de procesamiento de Tyson se encuentran cerca de hábitats críticos para especies en peligro o amenazadas. Por ejemplo, las instalaciones de Tyson Fresh Meats en Lexington, Nebraska, vertieron más de 10.385 toneladas métricas de contaminantes en vías fluviales ubicadas a menos de 2,4 kilómetros de un hábitat crítico para la grulla trompetera. Una especie en peligro de extinción. Incluso cuando las plantas de Tyson están más alejadas de estos hábitats, la contaminación puede llegar a través de las redes hídricas y poner en riesgo la supervivencia de especies vulnerables.
Drama ancestral
Los indígenas americanos vivieron en armonía con el río Misuri hasta que llegaron los colonos blancos. Hoy enfrentan múltiples amenazas. La construcción de presas, el cambio climático y la contaminación industrial han alterado profundamente el ecosistema. Tim Grant, director de protección ambiental de la tribu Omaha, advierte sobre los riesgos que el cambio climático representa para el río. «El calentamiento global está aumentando la frecuencia de sequías extremas, lo que nos obligará a depender cada vez más del Misuri para obtener agua potable», señala.
A orillas del río Misuri, en un marcado contraste con las operaciones industriales, la tribu Winnebago trabaja incansablemente para restaurar sus tierras ancestrales. Mientras los miembros de esta comunidad indígena se dedican a la agricultura ecológica y a la conservación de los recursos hídricos, a pocos kilómetros de distancia, la planta de procesamiento de carne de Tyson Foods vierte sus residuos. «Invertimos mucho en cuidar el agua y la tierra, pero Tyson contamina nuestro río», denuncia Aaron LaPointe, miembro de la tribu Winnebago y líder de las granjas Ho-Chunk. «El río Misuri es vital para nuestra cultura y nuestra gente».
La situación pone de manifiesto el choque entre los intereses de la industria y las necesidades de las comunidades indígenas y el medio ambiente. La contaminación industrial, especialmente proveniente de las grandes plantas de procesamiento de carne como Tyson, agrava la situación. «Nos preocupa mucho lo que hay en el río. Estamos analizando el pescado para detectar toxinas», cuenta Grant.
Punta del iceberg
“Los cientos de millones de kilos de contaminantes de los que informamos aquí representan sólo una fracción de la contaminación ambiental de Tyson”, afirman los investigadores en el informe. Los datos representan solo una fracción de la verdadera escala del problema. Al basarse en la información pública disponible, limitan su análisis a los contaminantes que las plantas de procesamiento de carne están obligadas a reportar.
Muchas plantas de Tyson pueden no estar obligadas a obtener permisos de descarga. Ya sea porque son menores o porque vierten directamente en sistemas municipales de tratamiento. Significa que una gran parte de la contaminación que generan estas instalaciones queda sin registrar.
Además, el análisis del informe se centra únicamente en la contaminación del agua directamente relacionada con las plantas de procesamiento. No se incluye la contaminación proveniente de las granjas industriales que suministran animales a Tyson, ni otros aspectos de la cadena de suministro. Los investigadores puntualizan que la contaminación de Tyson Foods no se limita al agua. La compañía también tiene un historial de violaciones de las regulaciones de calidad del aire y es un importante emisor de gases de efecto invernadero. Según el informe, “la huella ambiental de Tyson es mucho más amplia de lo que sugieren los datos sobre contaminación del agua”.
Problema de la industria
El profesor de biología de la Universidad de St. Louis, Jason Knouft, reconoce que los datos del informe son precisos ya que se basan en los informes de la EPA. En su opinión el problema de la contaminación de la industria cárnica es sistémico. No se trata solo de Tyson Foods, sino de toda una industria que externaliza los costos ambientales a la sociedad en su conjunto. «Es un problema más amplio», afirmó Knouft. «Es un problema que afecta a toda la industria y que debemos abordar mejor para que otros componentes de nuestra economía no sufran las consecuencias».
El informe se publica en momentos en que la EPA se enfrenta a una decisión crucial. Adoptar una normativa estricta que proteja mejor las vías fluviales y a las comunidades de la contaminación de las plantas procesadoras de carne u optar por normas más laxas impulsadas por la industria cárnica. Una demanda de 2017 obligó a la EPA a actualizar sus normas de contaminación de dos décadas de antigüedad. Se espera que la nueva norma esté lista en septiembre de 2025.
El abogado de Food and Water Watch, Dani Replogle, calificó la norma actual de obsoleta, inadecuada y catastrófica para las vías fluviales estadounidenses. Advierte que la legislación estadounidense está sujeta a la captura de la industria. La coautora del informe, Omanjana Goswami, instó a la EPA a escuchar a las comunidades afectadas por la contaminación y a priorizar las personas sobre las ganancias corporativas.
Lobby poderoso
La industria cárnica gastó 4.3 millones de dólares en cabildeo en Washington en 2023. Tyson representó casi la mitad de esa cantidad. La industria también donó 6,6 millones de dólares a campañas desde 2020. En su mayoría a republicanos. Con Tyson como el mayor gastador corporativo. Sarah Little, del Instituto Norteamericano de la Carne, sostiene que las nuevas directrices propuestas costarían más de 1.000 millones de dólares y eliminarían 100.000 puestos de trabajo en las comunidades rurales.
Los defensores del medio ambiente argumentan que las empresas cárnicas y avícolas deben asumir la responsabilidad de la contaminación del agua y cumplir con las normas de la EPA. Pero la agencia ha indicado que se decantará por la opción más débil. Según los críticos permitirá que sigan vertiéndose enormes cantidades de nitratos, fósforo y otros contaminantes en las vías fluviales.
Multas irrisorias
El informe critica a Tyson por no reconocer su continuo incumplimiento de la normativa de la EPA y la certificación de la Alianza del Agua por sus sólidas prácticas de gestión del agua. También subraya la necesidad de una normativa más estricta para proteger las vías fluviales y las comunidades de la contaminación de las plantas procesadoras de carne. Consultado sobre el informe, un portavoz de Tyson Foods respondió que la empresa utiliza un sólido sistema de gestión para mitigar los riesgos y el impacto medioambiental. Asegura que colabora estrechamente con los reguladores y municipios locales en la planificación, diseño y funcionamiento de sus sistemas de aguas residuales.
Pero la realidad es que Tyson Foods ha sido multada en múltiples ocasiones por violar la Ley de Aguas Limpias y la normativa sobre contaminación del agua. La compañía ha pagado multas millonarias por contaminar las vías fluviales. Pero estas sanciones representan una pequeña fracción de sus ingresos anuales. Por citar dos ejemplo, en 2018, pagó una multa de 2 millones de dólares por un derrame en Missouri que mató a más de 108.000 peces. En 2021, la multaron por 3 millones de dólares para resolver una demanda por un vertido ilegal de aguas residuales que mató a 200.000 peces en el río Black Warrior de Alabama. Representó el 0,006% de sus 47.050 millones de dólares de ingresos ese año. La empresa asume las multas ambientales como parte del costo de hacer negocios.
A pesar de su historial de contaminación, Tyson afirma en sus informes de sostenibilidad estar comprometida con la mejora de la calidad del agua. Sin embargo, las acciones de la compañía contrastan con sus palabras. En su informe de sostenibilidad más reciente, la empresa menciona planes para abordar la calidad del agua en ubicaciones de alto riesgo. Pero no especifica cuáles, ni ofrece detalles.