Las altas temperaturas registradas en países de Europa, previo al verano, además de sofocos produjeron un aumento en el número de siniestros. En España, por ejemplo, los incendios forestales se ubicaron por encima de la media del decenio, con 4.852 eventos en junio frente a 4.729. Esta escalada seguirá si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Un estudio de científicos españoles revela una transformación sin precedentes en el régimen de incendios de Europa.
Italia, Francia y Alemania, por citar los países vecinos a España e igualmente acalorados, registran quemas importantes. Italia transita por la sequía más severa en 70 años y cuantifica tres veces más incendios en 2022 respecto a la media histórica. Más de un incendio cada dos días desde principios de año, en un verano que llega tras una primavera que ha sido catalogada como la sexta más caliente en el planeta. Con olas de calor por encima de los 40 °C.
Mientras tanto, en Francia y Alemania, se detectaron también altas temperaturas e incendios forestales de gran impacto. En Francia, hubo un despliegue de bomberos y protección civil para atender el fuego en los Pirineos Orientales y en otras localidades simultáneamente durante días.
El cambio climático está alterando progresivamente la actividad de los incendios globales. Durante las últimas dos décadas se está produciendo en Europa un “cambio sin precedentes” en el régimen de incendios en verano y primavera. Y se relaciona directamente con los efectos del calentamiento global, indica el estudio publicado en Scientific Reports.
El aumento de las olas de calor y la sequía hidrológica, eventos extremos cada vez más habituales y potentes debido al cambio climático, son dos factores claves para desatar esos fuegos devastadores.
Incendios más intensos y frecuentes en Europa
Los científicos detectan veranos e incluso primaveras, con valores de riesgo de fuego sin precedentes durante los últimos años. Por lo que muchas zonas de Europa meridional y del Mediterráneo alcanzan condiciones extremas y propicias a incendios. Estas situaciones adversas son cada vez más frecuentes debido al alza de las olas de calor y la sequía hidrológica.
Las zonas boscosas y de montaña del sur y centro de Europa son las áreas donde se detectan los aumentos más grandes del riesgo de incendio. Pero el cambio es más intenso en el área del Mediterráneo, una zona que se calienta un 20% más rápido que la media mundial.
Todas estas zonas “son grandes reservorios de carbono que estarían amenazados por el fuego. Como la cordillera de los Pirineos, el sistema Ibérico y Cantábrico en España, los Alpes, el sistema central francés. Los Apeninos italianos en la Europa central, las montañas de los Cárpatos. Así como los Balcanes, el Caucas y el sistema Póntico en el sureste de Europa”, señaló Jofre Carnicer, autor principal del estudio.
El profesor de la Facultad de Biología y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) sostuvo que “este aumento del riesgo extremo es bastante reciente. Y en momentos críticos supera la capacidad de extinción del fuego de las sociedades europeas. Provocando mayores emisiones de CO2 asociadas al fuego en veranos extremadamente cálidos y secos”, que han sido medidas en observaciones de satélite por todo el continente europeo.
Este fenómeno se da en la Europa mediterránea, pero también en la Europa más fría, septentrional y boreal, que posee importantes reservorios de carbono en la tundra y los bosques boreales, recoge la Agencia SINC.
Impactos en zonas mediterráneas, eurosiberianas y boreales
El estudio proporciona también mapas continentales de incendios actuales y predice la evolución de dicho riesgo en Europa hasta el año 2100. Teniendo en cuenta la posibilidad de diferentes trayectorias de cambio climático (2 ºC, 4 ºC) y de reducción de las emisiones de CO2.
Según las proyecciones, si la temperatura sube 2 ºC, habría 20 días más de riesgo de incendio extremo para 2100. En cambio, con un calentamiento de 4 ºC serían 40 días de riesgo por incendios forestales extremos.
“Las conclusiones apuntan a que los regímenes de incendios pueden cambiar rápidamente en regiones de la Tierra afectadas por el cambio climático. Como las zonas mediterráneas, eurosiberianas y boreales de Europa”, indicó el profesor Carnicer.
“Los aumentos más significativos del riesgo de incendio afectarán a zonas del sur de Europa que tienen bosques y sumideros de carbono que son claves para la regulación del clima”, añadió.
Asimismo, el investigador comentó que “los bosques del continente europeo absorben anualmente cerca del 10 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Captan unos 360 millones de toneladas de CO2 al año, una cantidad superior a las emisiones de un país como España, con un valor de alrededor de 214 millones de toneladas”.
Esto es muy relevante, explicó, pues los incendios dan lugar a ciclos de retroalimentación positiva del cambio climático. A medida que aumentan las temperaturas también lo hace el riesgo de incendios. Estos siniestros liberan CO2, que a su vez causa el aumento de las temperaturas. Mientras, las zonas boscosas arrasadas por el fuego son cada vez menores y la cantidad de gases de efecto invernadero que atrapan disminuye, esto hace que aumente el calentamiento global. En definitiva, un círculo vicioso del que es muy difícil salir reseña Climática.
Opciones de adaptación y mitigación
Frente a esta apremiante situación que afecta al medioambiente con el aumento de incendios forestales en Europa, Carnicer sugirió “reducir las emisiones de CO2 de manera drástica y transformativa en las próximas dos décadas (2030-2040). Es clave para conseguir un menor riesgo de incendios en el futuro en Europa y globalmente”.
Aunque tiene claro que “los riesgos de incendio dependen de la mitigación”, otro aspecto es el de la adaptación, que no es otra cosa que la adopción de mecanismos para soportar y amoldarse a cambios ya irreversibles. En este sentido, el ecólogo catalán apuesta por “estrategias adaptadas localmente de gestión forestal y de conservación de los mosaicos agroforestales. Relacionadas con usos sostenibles de la madera y nuevas cadenas de valor (materiales de construcción ecológicos), promoción de ganadería extensiva. Y promoción de iniciativas en este tipo de actividades multiagente a nivel local y regional”.
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