Por: Cambio 16
13/12/2017
Muchas veces la necesidad de comer aparece de manera repentina sin tener real apetito, y es tan fuerte que se convierte en una urgencia molesta por llevarse algún alimento a la boca. La mayoría de las veces después de comer, se experimenta frustración porque lo que se consume no llenó el vacío que se sentía.
El hambre emocional está relacionada con los sentimientos, las presiones y las preocupaciones. Un día malo con la pareja, peleas con los hijos, preocupaciones, estrés, ansiedad, y aquellos días previos al periodo menstrual ayudan a comer más.
Pero también se puede dar en momentos de alegría y felicidad, un ejemplo claro sería el festejo de un cumpleaños, una comida familiar, una boda, cenas de fin de año, entre otras.
Para evitar comer de manera emocional, son variadas las opciones a tomar en este tipo de situaciones. En caso de sentir la necesidad imperiosa de comer debemos optar por lo más sano, en vez de una bolsa entera de papas fritas, una barra de chocolates, hamburguesas (alimentos preferidos de las emociones) se elije una fruta, un jugo, hasta un vaso de agua ayudaría bebiendo de forma pausada.
Otra opción sería salir a tomar aire fresco o realizar una caminata para despejar la mente y calmar la ansiedad con la naturaleza.