Después de más de tres meses de confinamiento y de teletrabajo, surgen nuevos aires en las relaciones laborales. La primera campanada sonó desde Nueva Zelanda, donde la primera ministra, Jacinda Ardern, señaló que su gobierno planteaba una jornada laboral de cuatro días para reactivar la industria
Varios países comienzan a considerar la propuesta, aunque es algo que compete estrictamente a las empresas y a los empleados. La pandemia de la COVID-19 ha cambiado el estilo de vida y ha roto muchos tabús, y esta podría ser una de las principales modificaciones en el campo laboral.
Muchos países empiezan a valoran la reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales en 4 días . Se ha aplicado en algunos países nórdicos con resultados satisfactorios.
Diversos estudios demuestran que la productividad óptima de un trabajador en una jornada de ocho horas presenciales es solo de cinco horas. Está demostrado que si se equilibra el tiempo de descanso la productividad incrementa. Al contrario, si el trabajador está fatigado, con una gran cantidad de horas de trabajo acumuladas, los errores comienzan a aparecer y se multiplican.
Después de la emergencia sanitaria mundial todo cambiará, sin duda alguna. Para gobiernos y organizaciones llegó el momento de ser imaginativos y de proponer soluciones en contextos totalmente distinto al los existentes el 1 de marzo.
Trabajar menos y producir más
La iniciativa de la primera ministra de Nueva Zelanda se fundamenta en la intención de reactivar la economía luego del confinamiento generado por la emergencia sanitaria. Justamente la propuesta surgió luego de una reunión con representantes del sector turismo.
La intención de Ardern es fomentar el turismo interno, pues se prevé una reducción considerable del turismo internacional. Además, al darle a las personas un día libre adicional lo pueden utilizar para realizar gastos que puedan exigir una mayor producción en los otros sectores de la economía.
«Es un acuerdo que deben tomar entre empleador y empleado. Pero hemos aprendido mucho con la pandemia. Las empresas dieron flexibilidad y los trabajadores respondieron con productividad. Hay que pensar en el beneficio de una jornada laboral de cuatro días, porque eso ayudaría al turismo del país», dijo Ardern.
Una jornada laboral de cuatro días no es una idea tan novedosa. El teórico de la economía John Keynes ya lo había propuesto en 1930. Hoy en día es rescatada por uno de sus principales seguidores, el premio nobel de economía, Robert Skidelsky, que presentó un informe al gobierno británico el año pasado en el que explicaba que la reducción de la jornada laboral es «éticamente posible y deseable por los trabajadores».
Países con una jornada laboral corta
Una jornada laboral de cuatro días no es descabellada. Varios países han comenzado a experimentar el cambio. En Japón varias empresas la han implementado. Entre ellas están las filiales de Yahoo y Microsoft, que han incrementado su productividad hasta un 40%
El Banco Nacional de Holanda aceptó hace unos años que sus trabajadores laboraran de lunes a jueves, lo que ha hecho de su equipo un grupo más feliz y productivo.
En Finlandia también se redujo la jornada laboral y ha servido para aliviar problemas como la polarización del trabajo, la salud mental, el estrés y la baja productividad.
Otros países en Europa como Alemania, Suiza y Bélgica lo comienzan a valorar la opción de trabajar de lunes a jueves.
“A día de hoy, reducir la jornada puede facilitar mayores espacios para el tiempo de consumo y en el mercado laboral”, explicó José Luis Casero, presidente de Arhoe, Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles.
España a mitad de camino
La situación en España no es ni cercana ni alejada a la reducción de la jornada laboral. Es un planteamiento que ha estado presente en el ambiente político. En la última campaña electoral Más País incluyó en su programa una jornada laboral de cuatro días en la mayoría de los sectores. El partido que dirige Íñigo Errjón no solo argumentaba motivos de productividad bienestar, sino también un asunto ecológico.
La Comunidad Valenciana es una de las regiones más adelantadas en este aspecto, gracias al proyecto que ha impulsado el gobierno autónomo.
“Es de lo más avanzado de Europa, por pasar de ser un mero proveedor de servicios asistencialistas a proponer medidas atrevidas Lo interesante es que tiene la capacidad de liderazgo del sector público, que es clave. Genera un efecto imitación importante y es capaz de generar experimentos y medirlos», expone Ramón Marrades, economista urbano y director de estrategia de La Marina de Valencia.
En todo caso, el tema sale al relieve a una semana de que el Gobierno derogara la reforma laboral que regía las relaciones de patrono-empleado desde 2013. Ahora la incertidumbre reina en el plano laboral, a la espera de que el Gobierno establezca la nueva reforma.
Sin embargo, esta puede ser la oportunidad para que el Gobierno impulse la reducción de la jornada laboral en todo el país. “La gente demanda un equilibrio distinto entre las horas de trabajo y las de ocio. Hubo un descenso lineal de las horas trabajadas desde 1800 que se estancó en los años ochenta”, recuerda María Álvarez, una de las impulsoras y emprendedora, al frente de Ephimera y La Francachela.
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