La crisis generada por la COVID-19 ha tenido un fuerte impacto en todas las dimensiones de la economía. Sin embargo, el sector de los coches eléctricos parece ser el único que ha resistido los embates de la emergencia sanitaria. El 2020 puede ser el año de consagración de los coches eléctricos en toda Europa.
Un informe realizado por la organización europea Transport & Environment, con colaboración de la Fundación Ecología y Desarrollo, afirma que, si bien la crisis del coronavirus ha frenado la venta general de vehículos en un 25,6% durante el primer trimestre de 2020, el vehículo eléctrico siguió experimentando el auge que tuvo finales de 2019.
En Reino Unido y Alemania, las ventas de coches eléctricos han tenido buenos registros. El mercado alcanzó el 7,3% y el 9,2%, respectivamente. Por su parte, Francia alcanzó una cuota del 12%, cuatro veces mayor que la registrada en mayo de 2019.
Estas cifras confirman el aumento de las ventas de este tipo de vehículos, que se elevaron un 80% en el último trimestre del año pasado. En todo 2019 se alcanzó una cuota de mercado del 4,4%, fruto de las políticas de reducción de CO2 que se han impulsado desde la Unión Europea.
Aumento de inversión en coches eléctricos
Gracias a las políticas de la Unión Europea para reducir las emisiones de CO2, T&E asegura que la inversión en este tipo de automóviles ha llegado a los 60.000 millones en 2019, lo que representa un incremento 19 veces mayor al registrado en los años 2017 y 2018.
Esa inversión también es 3,5 veces mayor que la de China en el mismo año. Sin embargo, el gigante asiático es más constante a la hora de estimular el mercado que Europa. Mientras que China inyectó 21.700 millones en el periodo de 2017-2018, la UE apenas realizó una inversión de 3.200 millones en el mismo tramo.
Europe secured €60 billion in investments to produce electric vehicles⚡️and batteries🔋last year.
That’s *19 times* more than in 2018. EU🇪🇺CO2 targets concentrated carmakers and governments’ minds to finally close the gap with Chinahttps://t.co/P9iEjCbcyp
— Transport & Environment (@transenv) May 26, 2020
La mayoría de la inversión proviene de Volkswagen, que destinó 40.000 millones de euros en Alemania y 6.600 millones en República Checa. España está muy por debajo en la inversión para el desarrollo de este tipo de automóviles y solo recibió 42 millones de euros por parte de Ford y 250 millones de Opel.
Los coches eléctricos sobreviven a la COVID-19
La emergencia sanitaria de la COVID-19 ha paralizado la producción de vehículos en general. Sin embargo, no afectará a la industria de los coches eléctricos, debido a que su producción estaba planeada para el segundo semestre. Sin embargo, T&E reclama que gran parte de las ayudas de recuperación económica estén dirigidas a fomentar la fabricación de este tipo de automóviles como una oportunidad de desarrollo para el sector.
El informe también destaca que hasta el 57% de la distribución se realiza a través del canal corporativo, debido en gran parte a las exenciones fiscales, lo que impulsa a T&E a apostar por la demanda empresarial como el principal impulsor de venta de este tipo de vehículos.
El estudio afirma que la crisis sanitaria puede suponer para el crecimiento, posicionamiento y masificación del sector de los coches eléctricos. Los expertos aseguran que sería una oportunidad para que las personas salgan del confinamiento y a la misma vez se reduzcan las emisiones de CO2.
El informe exhorta a que la pandemia no puede suponer el regreso de la carburación sino todo lo contrario. Es el momento de realizar el despegue definitivo del sector a través de las ayudas económicas, apostando por una fuerte inversión pública en un futuro limpio y sin emisiones.
Exigencias de T&E a la Comisión Europea
T&E percibe el momento de recuperación de la pandemia como la oportunidad para establecerse en el mercado de automóviles en todo el continente europeo. Por esta razón, le exige a la Comisión Europea que el objetivo de 95 gCO2/km para los años 2020 y 2021 no sea modificado.
De igual forma, solicita revisar las normas de CO2 en coches para 2030 y permitir únicamente las ventas de automóviles de cero emisiones a partir de 2035. Asimismo, pide que los planes de incentivos que surjan para impulsar la demanda de vehículos, solo debe limitarse a aquellos libres de emisiones.
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