Después de cuatro meses de pandemia, las afecciones más conocidas del coronavirus son las dificultades en el sistema respiratorio y cardíaco, los dolores musculares y diversas complicaciones en el sistema circulatorio y renal. Sin embargo, también se ha demostrado que el virus tiene manifestaciones neurológicas secundarias.
Un estudio publicado en medRixiv se comprobó que una de las las afecciones secundarias del coronavirus es neurológica. Al menos 36% de los infectados quedan padeciendo trastornos de carácter neurológico, lo que evidencia un claro potencial neurotrópico del virus. Sin embargo, los autores también destacan que es una afección de homeostasis corporal, causada por el daño pulmonar, renal, cardíaco y circulatorio.
Desde el punto de vista neurológico, el hallazgo más frecuente es la pérdida del sentido del olfato, denominada como hiposmia o anosmia, que además puede producirse de forma precoz en un paciente contagiado. La COVID-19 puede penetrar en el sistema neurálgico del paciente a través de la placa cribiforme en el hueso etmoides, ubicado en las fosas nasales, cerca del cráneo.
La investigación indica que el virus aprovecha el lento movimiento de la circulación de la sangre en el cerebro, para interaccionar con la proteína espiga.
Otros sintómas
Las afecciones en el sistema respiratorio es el principal síntoma de las personas que padecen el coronavirus. Sin embargo, una cosa es dificultad para respirar y otra es la pérdida involuntaria del control de la respiración, de extrema gravedad en pacientes con insuficiencia respiratoria.
Los pacientes graves tenían síntomas neurológicos manifestados como enfermedades cerebrovasculares agudas. Otros presentaron un aumento del dímero, que afectaba la coagulación en la sangre. Mientras que los pacientes más jóvenes desarrollaron una cefalea aguda.
En sentido general, todos los pacientes con coronavirus desarrollaron fuertes dolores musculares denominados mialgias. Muchos también sufrieron edemas cerebrales que en definitiva les causó la muerte.
El receptor ACE2
La célula del coronavirus emplea una proteína que se une a un receptor celular, el ACE2, que es la que complica los sistemas renales, cardiovasculares, hematológicas y digestivos. Este mismo receptor es el que repercute en el cerebro.
El experto del Hospital General Universitario, Gregorio Marañón, explica que el virus presenta una posible «atracción» por el tejido neuronal, que receptor celular ACE2.
«Es conocido el tropismo del virus SARS-Cov-2 por el tejido neuronal. Allí también se encuentra presente el receptor ACE2. Diversas manifestaciones neurológicas han sido descritas y la más frecuente es la anosmia (pérdida de olfato). También se han presentado otras más graves como miositis (inflamación músculos), síndrome de Guillen-Barré (una enfermedad autoinmune grave) y meningo-encefalitis (inflamación meninges y cerebro)», expresa el especialista en declaraciones al portal Infosalus.
El virus también puede producir otros daños neuronales como las rupturas endoteliales en los capilares cerebrales acompañadas de sangrado dentro del tejido cerebral.
Algunos expertos mantienen la teoría de que la COVID-19 produce un daño fisiopatológico en determinados órganos, como el corazón, el intestino, el riñón y el sistema nervioso central debido la expresión en estos del receptor celular ACE2.
Microictus inadvertidos
Algunos expertos afirman que hay una gran variedad de microictus que pasan inadvertidos. Desde que comenzó la emergencia sanitaria ha habido un gran número de hospitalizaciones a causa de los ictus, lo que ha puesto en alerta a los especialistas en neurología.
«Quizá al principio del ‘boom’ de la pandemia, cuando estábamos más saturados, atendimos a un menor número de ictus. No sé muy bien a qué responde: a si los pacientes se han quedado en casa o que tenían otros síntomas que tapaban los de un ictus y se atendían por esos otros síntomas», expresó María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares, al diario Vouzpopuli.
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