POR CAMBIO16
28/09/2017
El vino no es una bebida que entienda de temporadas, pero sí se puede decir que hay vinos más adecuados para algunas fechas, bien por los platos que acompañan, bien por la temperatura, o sencillamente porque van mejor con la tranquilidad del otoño. Si blancos ligeros y rosados son por lo general más adecuados para primavera y verano, en otoño se piensa en otros vinos.
Desde Turismodevino.com, portal líder en enoturismo de España, señalan en esta nueva estación que comienza que dado que la gastronomía cambia, el vino, su tradicional acompañamiento, también lo hace: “La mayoría de platos de cuchara son comidas elaboradas pensando en grupo, en un buen número de comensales que se reúnen en torno a una mesa. Este planteamiento es, de por sí, buen motivo para abrir una botella de vino”.
Luis Lechuga, CEO de la plataforma española, mantiene que en esta época una muy buena opción es utilizar cualquier vino que se realice usando el método de maceración carbónica. “Los vinos de maceración carbónica son los primeros en salir de la bodega y llegar al mercado. Esta realidad ha dado fama mundial al fenómeno del ‘beaujolais’ ‘nouveau’, un vino de la zona de borgoña, realizado con uva gamay, que es el primero en llegar al mercado cada año, a las pocas semanas de haber sido recolectada la uva con la que se realiza”, explica el consejero delegado que nos da una lista de platos bien aderezados con su vino correspondiente.
Cocido o cocidos.
El cocido se elabora en muchas regiones de nuestra geografía. Plato ancestral que en España varía en contundencia dependiendo de la zona que tratemos, juega en él la carne un papel fundamental. Esta base de carne y su contundencia recomiendan un vino tinto. No obstante, este vino no debe contar con mucha crianza en roble, pues en el cocido la legumbre juega un papel primordial, y nos decantamos por un tinto de cuerpo medio. “Si pensamos en un cocido madrileño nos decantaríamos por un vino tinto de Madrid con 12 meses de barrica y si hablamos de un cocido maragato, por cambiar de región, un tinto del bierzo con similar crianza”, mantienen desde Turismodevino.com.
Tajine.
En esta versión del cocido de origen árabe (fueron estos los que hicieron evolucionar el cocido en España y añadir el uso del garbanzo), las especias son más abundantes. Este carácter especiado hace que debamos decantarnos por vinos con cierta complejidad, pero que mantengan frescura frente a las especias. Un rosado de navarra puede ser una opción perfecta para estos platos.
La fabada asturiana.
La sidra es un buen acompañante para la fabada. La abundancia de chorizo y el pimentón de la receta pueden desaconsejar los tintos más potentes. Por tanto, es recomendable probar con blancos envejecidos en barrica e incluso con un espumoso seco.
Estofados.
El mejor maridaje para un estofado de carne es un vino similar al que se ha utilizado para su elaboración. El uso de un ‘mal vino’ para la elaboración del plato es normalmente un error. Desde el portal líder en enoturismo en España aconsejan maridar estos estofados con un vino de similares características, pero mejor calidad que el usado para la elaboración. Un maridaje famoso es el de vinos de borgoña con el estofado de la zona, el ‘boeuf bourguignon’.
Platos con setas y frutos secos.
el otoño es tiempo de estos productos. Las setas muestran en lo efímero de su aparición en el campo un contraste interesante con el reposo y capacidad para envejecer de muchos vinos. Esto no impide que ambos se den la mano de forma no sólo agradable, sino en ocasiones impresionante. Se puede disfrutar de unos boletus con un vino blanco que haya sido criado en barrica de roble como por ejemplo el vino de bodegas Campo Eliseo Hermanos Lurton 100% verdejo. Otra buena recomendación son vinos blancos de la variedad Viogner para ir con setas. Mientras que, si somos más de vinos tintos, las setas van de maravilla con tintos que no tengan excesivo cuerpo, como por ejemplo el vino ecológico BIO de bodegas Marqués de Cáceres.
Sopa de ajo.
Los componentes tradicionales de esta contundente receta (huevo, pan, ajo, jamón) aconsejan maridarlo con un vino tinto joven, aunque una buena opción puede ser también un blanco con cuerpo como los de uva chardonnay.
Cremas calientes de verduras.
Este tipo de plato ‘casan’ muy bien con vinos blancos secos y que no resulten muy afrutados (como los de la variedad viura o la garnacha blanca) o blancos en general con una ligera crianza en barrica. Tintos jóvenes de tempranillo o mencía pueden ser también muy buena opción.
Consomé.
Un maridaje clásico para este plato caliento es el oloroso seco de Jerez o vinos de Málaga, Montilla o el Condado de Huelva.
Lo cierto es que el otoño es tiempo de tránsito al invierno, y como tal, queremos tener en nuestras copas vinos diferentes a los más ligeros, frutales y refrescantes que pueden apetecernos en verano, pero no tan contundentes como los que apetece tomar en los días más fríos del invierno.