Siete países europeos se han comprometido formalmente a poner fin al apoyo de las agencias de financiación de exportaciones para proyectos de combustibles fósiles. Esta estrategia grupal busca frenar la subvención pública a fuentes de energía de altas emisiones.
En la actualidad, más del 35% de los créditos públicos en el interior de la OCDE van dirigidos a proyectos de combustibles fósiles. Un porcentaje muy alto que contraviene las metas de neutralidad de la UE.
Dinamarca, Francia, Alemania, los Países Bajos, España, Suecia y el Reino Unido anunciaron una nueva alianza. Cuyo principio básico es alinear la financiación de las exportaciones con los objetivos climáticos.
La coalición se denomina Export Finance for Future (E3F) y se suscribió este miércoles, tras una reunión virtual organizada por la Dirección General del Tesoro del Ministerio de Finanzas de Francia.
“Hoy, por primera vez, varios países se comprometieron públicamente a aumentar masivamente el apoyo a proyectos sostenibles. Y a evaluar la mejor manera de eliminar gradualmente el apoyo financiero a las exportaciones a las industrias del petróleo y el gas”, dijo el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire. «El momento es decisivo».
Países europeos frenan proyectos de combustibles fósiles
Los siete países que interpondrán los intereses climáticos a los de combustibles fósiles, representan cerca del 40% de la financiación de exportaciones en la OCDE. En el encuentro se comprometieron a poner fin al «comercio oficial y la financiación de exportaciones dirigidas a la energía ininterrumpida del carbón». Así como a las minas de carbón térmico y la infraestructura de la cadena de suministro de carbón.
Sin embargo, para otros combustibles fósiles, prometieron en cambio «revisar el apoyo financiero oficial para el comercio y las exportaciones. Al mismo tiempo, analizar la forma de eliminar el apoyo a estos sectores, teniendo en cuenta sus características respectivas», precisó Le Maire.
Por primera vez, un grupo de países demuestra públicamente su voluntad de aumentar el apoyo a proyectos sostenibles y amigables con el clima. E imponer restricciones a los combustibles fósiles en el extranjero.
Los pioneros que toman medidas coordinadas son esenciales para generar impulso a nivel mundial y acelerar la transición a una economía baja en carbono. Otro de los principios de la E3F consiste en reunir rápidamente el mayor número de nuevos países miembros para ganar una masa crítica. Tanto para acelerar la eliminación progresiva de los proyectos intensivos en carbono como para aumentar el apoyo financiero a los proyectos de exportadores compatibles con el Acuerdo de París.
Francia ha promovido esta coalición que, se complementa con sus políticas internas. A principios del pasado otoño decidió adoptar un “plan climático” en su planificación económica a medio plazo. El plan corta progresivamente cualquier tipo de financiación a proyectos de hidrocarburos, ya sean en territorio nacional o en el extranjero.
Esfuerzos y compromisos se enfrentan a otras decisiones
Los miembros del pacto no se han comprometido con un cronograma único para reducir el apoyo a los combustibles fósiles. “Dependerá de cada gobierno”, sostuvo Le Maire en la reunión.
Es “hipócrita” que los países europeos adopten estrictas reglas de emisiones domésticas. Pero respalden proyectos intensivos en emisiones en el extranjero, agregó.
Algunos países europeos que forman parte de la coalición han anunciado sus propios movimientos para poner fin a la financiación de proyectos de combustibles fósiles. El Reino Unido reveló a fines de 2020 que detendría «la financiación de exportaciones, ayudas y promoción comercial para nuevos proyectos de petróleo crudo, gas natural o carbón térmico. Con muy pocas excepciones» a partir del 31 de marzo de 2021.
Mientras la agencia sueca de crédito a la exportación, EKN, reveló que dejará de financiar proyectos de exploración y extracción de combustibles fósiles para 2022.
A la par de estos esfuerzos mancomunados de estos países hay decisiones tangenciales que coliden con los propósitos ambientales.
Es el caso del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que consideró un gasoducto de gas natural de 3.500 kilómetros de longitud como ‘climáticamente neutro’. Antes de otorgar a dos de las secciones de este enorme proyecto de combustibles fósiles un total de 935 millones de euros en dinero público de la UE.
Un análisis de la ONG Oil Change International rebate los argumentos del BEI para seguir invirtiendo en infraestructuras de combustibles fósiles. Al asegurar que los ocho escenarios de acción climática establecidos por la Comisión Europea incluyen una reducción significativa del uso de gas, que no justifica la inversión en esas infraestructuras.
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