Muchos países se adentran a fases de reapertura de su cotidianidad limitada, mientras el coronavirus sigue expandiéndose en otros que aún no han alcanzado el pico de su curva. El mundo tiene 5.519.878 contagiados y alrededor de 346.700 fallecidos por la COVID-19.
Estados Unidos sigue ocupando el primer lugar en esta pandemia. Supera los 1,7 millones de casos de contagios y reporta 99.805 fallecidos, según la Universidad Johns Hopkins. En horas podría superar las 100.000 muertes.
El reporte de las últimas 24 horas se adicionan 21.403 nuevos contagios y aumenta la cifra a 1.706.226 y de 505 fallecimientos que elevan el número de decesos a 99.805.
Los nuevos datos reflejan por segundo día consecutivo una baja en las estadísticas de muertes y de infectados. El Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington calcula que para comienzos de agosto la pandemia habrá causado más de 143.000 muertes en Estados Unidos.
Mientras tanto, la Bolsa de Nueva York reabrió sus puertas por primera vez en dos meses, bajo estrictas medidas de seguridad.
Por otra parte, Brasil se mantiene en el segundo lugar del mundo en cuanto a víctimas. El Ministerio de Salud informó de un total de 379.024 contagios y de 22.666 fallecimientos.
Fase crítica en desescalada
La directora de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud, la española María Neira, señaló que el mundo entrará en una fase muy crítica las próximas semanas. Después de adelantarse las fases de desconfinamiento progresivo en varios países del mundo. Manifestó la especialista que habrá que analizar el comportamiento del virus con la recuperación de la actividad económica y social.
Neira dijo a Rac1 que las dos o tres próximas semanas serán claves: «Los países europeos en fase de desescalada tienen una vigilancia epidemiológica muy rigurosa. Si hubiese algún foco, aunque sea una situación mínima, se tomarán las medidas”.
La directora reiteró que las últimas informaciones apuntan a que una oleada importante del coronavirus es cada vez más descartable. «Estamos mejor preparados en todos los ámbitos», anotó.
Explicó que los efectos del confinamiento han reducido tanto la tasa de transmisión que “el virus tendrá dificultades para sobrevivir”. Sin embargo, insistió en que no hay que abandonar la cautela en este proceso de flexibilidad de las normas aplicadas por la crisis sanitaria.
Consultada por el regreso a clases en septiembre, indicó que en Ginebra (Suiza) ha abierto centros escolares. Enfatizó en la necesidad de asentar la cultura educativa e higiénica de lavarse las manos periódicamente y de mantener la distancia de seguridad. Se mostró partidaria de que los menores puedan volver a las escuelas con medidas que permitan retroceder si los datos lo indican.
Venezuela, cifras reales
Human Rights Watch y los Centros de Salud Pública y Derechos Humanos y de Salud Humanitaria de la Universidad Johns Hopkins alertaron a la opinión internacional sobre Venezuela y la crisis sanitaria.
Señalaron la absoluta falta de preparación del sistema de salud venezolano. Una situación que agudiza el riesgo para la salud de los venezolanos y podría contribuir a una propagación regional de la enfermedad. «Es fundamental asegurar que llegue suficiente ayuda humanitaria al pueblo venezolano de manera urgente”, manifestaron
El régimen de Nicolás Maduro informó este lunes de 1.121 casos confirmados de COVID-19 y 10 muertos. Sin embargo, las organizaciones consideraron que la cifra real es seguramente mucho mayor debido a la escasa disponibilidad de pruebas confiables. También a la total falta de transparencia y la persecución contra profesionales de la salud y periodistas que cuestionan la versión oficial.
Riesgos internos y externos
Observaron una alta probabilidad de que el virus se extienda muy rápido por el hacinamiento en zonas populares y cárceles. Así como los problemas generalizados para acceder al agua en hospitales y hogares.
A esta precaria circunstancia se une la actual migración de venezolanos que ingresan y salen del país producto de la pandemia. Todo esto agrava el riesgo de que el virus se extienda más allá de Venezuela. “La crisis humanitaria en Venezuela y el colapso del sistema de salud han generado una peligrosa situación que favorece una rápida propagación del virus en la población en general”, afirmó Kathleen Page, médica y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y los Centros Johns Hopkins.
También alertó sobre las precarias e inseguras condiciones de trabajo del personal de salud, al igual que del alto índice de mortalidad entre pacientes que necesitan tratamiento en hospitales.
“La imposibilidad de Venezuela para hacer frente a la pandemia de COVID-19 podría provocar que más personas intenten irse del país. Una opción que desbordaría aún más los sistemas de salud de los países vecinos y pondría en peligro más ampliamente la salud en la región”, comentó.
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