La región de Oromía, en Etiopía, fue testigo de hechos de violencia. Las autoridades de ese país indicaron que civiles y niños fueron «masacrados» durante lo que describieron como un ataque terrorista el pasado domingo en la noche. El primer ministro Abiy Ahmed denunció que la matanza se debió a su identidad étnica.
Ahmed detalló que una de las tácticas que usan estos grupos rebeldes es armar a los civiles y llevar a cabo ataques salvajes a las otras etnias. Un hecho que calificó de «desgarrador». Las fuerzas de seguridad se desplegaron en el área para tomar medidas, pero con poco éxito.
Lo que se sabe del ataque
La cantidad exacta de personas asesinadas todavía no se conoce. Aunque la Comisión Etíope de Derechos Humanos indicó la cifra oficial de 32 muertos, pero la evidencia preliminar que se obtuvo «indica que es muy probable que el total exceda en mucho esa cifra».
Los responsables del ataque, presuntamente miembros del Ejército de Liberación Oromo, fue un grupo de 60 individuos que llegaron poco después de haberse retirado los soldados federales de la zona . El despiadado ataque fue contra la etnia Amhara. Los sacaron por la fuerza de sus hogares y los llevaron a una escuela donde los ejecutaron.
La oficina de comunicaciones de la región Oromía indicó que mujeres, niños, jóvenes y ancianos fueron víctimas de asesinatos, secuestros y heridas de machete. Lo describieron como un «brutal ataque terroristas en el área Guliso de Wllega Occidental».
Amnistía Internacional denuncia la matanza
Amnistía Internacional informó que al menos 54 personas murieron. La atribuyó la responsabilidad al grupo armado Ejército de Liberación Oromo (OLA, por sus siglas en inglés). El grupo una escisión del Frente de Liberación Oromo (OLF) después de que este partido, tradicionalmente marginado, dejó las armas en 2018 para volver a ejercer política a invitación de Abiy. Desde entonces, el grupo masacrador usa Oromía como base de sus ataques a civiles.
Al grupo también se le culpa se ataques con bombas y secuestros en el oeste y sur de Etiopía. Un sobreviviente del ataque explicó cómo lo vivió. Abrieron fuego en su contra, saquearon ganado y también quemaron casas. Relató que contó más de 50 cadáveres, pero hubo otros a los que alcanzaron las balas.
Crisis en Etiopía
En mayo de este año Amnistía Internacional publicó el informe «Más allá de la aplicación de la ley: violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad etíopes en Amhara y Oromía». Allí documentan cómo las fuerzas de seguridad cometieron violaciones de derechos humanos entre 2018 y 2019, a pesar de reformas que permitieron liberar a miles de detenidos.
El director de AI para África Oriental y Austral, Deprose Muchena, manifestó que si bien las autoridades etíopes han realizado grandes progresos para cambiar el terrible historial de derechos humanos del país, las fuerzas de seguridad cometían violaciones de derechos humanos con impunidad. Algo que calificó de «inaceptable».
En 2018, el Gobierno de Abiy Ahmed legalizó partidos de oposición, algunos catalogados como organizaciones terroristas y sus miembros obligados a exiliarse, para permitir que participaran en las elecciones previstas para agosto de 2020; comicios que tuvieron que se aplazaron por la pandemia de la COVID-19.
Para ganarse apoyos, los políticos han incitado las animosidades étnicas y religiosas, lo que ha desatado la violencia entre comunidades. Se cuentan ataques armados en cinco de los nueve estados del país, Oromía entre ellos.
Como respuesta, el Gobierno estableció los Centros de Mando de Seguridad en las regiones. Una iniciativa para coordinar las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Etiopía, policía federal y unidades regulares y especiales. Además de los agentes de seguridad conocidos como milicias de los kebeles.
Abiy, de 44 años de edad, ha sido el responsable de impulsar importantes reformas en Etiopía, el segundo país más poblado de África. Entre ellas figura la amnistía a presos políticos, legalización de partidos y el compromiso de celebrar elecciones.
Sin embargo, también ha recibido críticas por no ocuparse de algunos problemas de raíz, como la falta de federalismo y las tensiones étnicas. Factores que han desatado olas de violencia y han convertido a Etiopía en uno de las naciones más desplazadas del mundo.
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