Por Andrés Tovar
11/04/2017
El pasado domingo, medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de la movilización de portaaviones de guerra estadounidenses hacia la península de Corea como una demostración de fuerza, decisión es respuesta a la prueba de Corea del Norte de otro misil de alcance medio.
Durante décadas, las administraciones presidenciales estadounidenses han intentado – sin éxito – frenar el programa nuclear de Corea del Norte. Pero, en esta oportunidad, el enfoque de la administración Trump hasta ahora ha sido agresivo y confuso a la vez. Hace una semana, por ejemplo, el secretario de Estado, Rex Tillerson, emitió un comunicado que decía que EEUU «ha hablado lo suficiente sobre Corea del Norte». (¿Qué quiere decir eso?), pero también ha insistido en que la política de EEUU sigue siendo una «desnuclearización» de Corea del Norte pero no un cambio de régimen. Lo cuerto es que el envío de la armada naval a la península corana sugiere que estamos cada vez más cerca de un posible enfrentamiento.
Corea del Norte no se ha quedado en silencio. Tal y como ha informado la agencia oficial norcoreana KCNA, un portavoz del Ministerio de Exteriores del país ha considerado que “si el país norteamericano quiere tomar la opción militar hablando atrevidamente de ‘ataque preventivo’”, Corea del Norte adoptará también medidas de respuesta (…) la República Democrática de Corea (RPDC) responderá con gusto a EEUU”.
El panorama comienza a mover a las otras grandes fuerzas de la región: China anunció el envío de 150.000 soldados a la frontera con Corea del Norte para prepararse de una potencial inundación de refugiados en el caso de que EEUU lance un ataque preventivo, otro indicativo de la peligrosidad de la situación.
Y el presidente de EEUU, Donald Trump, parece estar muy decidido. Y el reciente ataque a Siria acaba de enseñar al mundo de que, a diferencia de lo que muchos analistas han hecho durante meses, lo que diga Trump debe ser tomado en cuenta.
North Korea is looking for trouble. If China decides to help, that would be great. If not, we will solve the problem without them! U.S.A.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 11, 2017
Este martes, a través de su cuenta en Twitter, el mandatario escribió que su país está dispuesto a resolver el «problema norcoreano», incluso sin la ayuda de Pekín. «Corea del Norte está buscando problemas. Si China decide ayudar, será genial. Si no, resolveremos el problema sin ellos», añadiendo que explicó al presidente de China, Xi Jinping, «que un acuerdo comercial con EEUU será mucho mejor para ellos si resuelven el problema de Corea del Norte».
Para entender lo cerca que estamos de conflicto a gran escala en Corea del Norte, podemos exponer algunos de los posibles (y peores) escenarios:
Escenario 1: Kim hace algo loco
Una de las grandes realidades militares de Corea del Norte es que toda su estrategia, o al menos una gran parte, está cimentada en una posible invasión, y que Kim Jong Un terminará como Muammar Gaddafi en Libia o Saddam Hussein en Irak. Pero a diferencia de Gadafi o Hussein, Kim sí ha adquirido armas nucleares. Lo que ha venido haciendo la nación norcoreana es la práctica de golpear aeródromos u otros objetivos que los EEUU utilizarían para sostener una invasión, Corea del Sur por ejemplo, o incluso Japón. La utilización de una de sus ojivas nucleares a estos países generaría un daño tan grave que EEUU, los países aliados o incluso la propia Corea del Sur y Japón no podrían ser disuadidos de atacar, desatando una guerra inminente.
Otra cosa que preocupa, en este sentido es que Trump diga o haga algo imprudente -como hace a menudo- que Corea del Norte interprete como serio y decida escalar acciones de inmediato.
Escenario 2: Una guerra entre Coreas
Los norcoreanos les gusta montar provocaciones. En 2010, por ejemplo, hundieron un barco de Corea del Sur y bombardearon una isla. El año pasado, pusieron una mina terrestre en la zona de distensión [zona desmilitarizada] y tocaron las piernas de un soldado de Corea del Sur. Y la lista sigue y sigue y sigue. Así que están constantemente a prueba los límites, provocando constantemente. El escenario aquí es que Corea del Norte llegue con sus provocaciones demasiado lejos y Corea del Sur finalmente responde en consecuencia. De hecho, este martes, el portavoz del Ministerio de Defensa Nacional surcoreano, Moon Sang-kyun, informó que el portaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque, enviados a la Península coreana desde Singapur el domingo pasado, reforzarán la capacidad defensiva de Seúl contra las amenazas procedentes de Pionyang.
«El despliegue del portaviones y el grupo de ataque refleja la actitud seria de EEUU sobre la situación en la Península coreana», afirmó Sang-kyn desde Seúl, citado por TASS, señalando que la decisión de Washington tiene como objetivo la defensa contra las posibles «nuevas provocaciones estratégicas» de Corea del Norte, incluidas pruebas nucleares y lanzamientos de misiles balísticos. Sang-kyun sugirió que es posible que las provocaciones coincidan con el 105.º aniversario del nacimiento de Kim Il-song, que se celebrará el 15 de abril.
Escenario 3: Que Trump escale un conflicto que luego no pueda contener
Un escenario como el de Irak en 2003, en este caso mucho más grande. No es desconocido que EEUU tiene enormes capacidades militares en el este de Asia, por lo que en cualquier momento puede dar un golpe demoledor a Corea del Norte. El número total de personal militar estadounidense presente en Japón y Corea del Sur (incluyendo marineros e infantes de marina) supera los 70.000 efectivos, pero esto no significa que la nación comunista no sea capaz de resistir o comenzar a ser proactiva, causando un daño significativo a su enemigo antes de que sus fuerzas sean derrotadas.
Los expertos señalan que el armamento de Corea del Norte sin duda es inferior al de sus enemigos, ya que en su mayoría el Ejército norcoreano está equipado con tecnología desfasada china y de la Unión Soviética, junto con adaptaciones extrañas de producción propia. Su eslabón más vulnerable son las aeronaves y unidades de vehículos blindados. Sin embargo, Corea del Norte ha tenido éxito en la creación de sistemas de artillería y misiles de corto y medio alcance, capaces de transportar ojivas nucleares. La más vulnerable en esta situación es Seúl, ubicada a tan solo 24 kilómetros de la frontera norcoreana. Así, la capital surcoreana puede ser destruida por una sola salva masiva de artillería lanzada desde el norte.
Otro problema para la alianza, liderada por EEUU es la devoción fanática del pueblo norcoreano a su líder, que luchará aún más abnegadamente en caso de su muerte. Seguro Corea del Norte está dispuesta a plantar una fuerte resistencia en caso de ataque y movilizar a un gran ejército.
Escenario 4: Una carrera armamentista en Asia
En este momento hay una proliferación como nunca antes vista de misiles crucero en Asia. No sólo los chinos tienen misiles de crucero, también los surcoreanos y los taiwaneses. Los norcoreanos tienen misiles balísticos en su mayoría. El único país que hasta ahora no se ha involucrado en esta carrera de armamentos es Japón. Sin embargo, hay indicios de que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, quiere comprar misiles Tomahawk de ataque terrestre de los EEUU -recordemos que Abe se reunión con Trump hace unas pocas semanas- lo que sería una enorme mejora en la capacidad ofensiva de Japón, muy alarmante para Corea del Norte y los chinos. ¿Las provocaciones agresivas del Corea del Norte podrían empujar a Japón a armarse? Una respuesta de los nipones podría desestabilizar drásticamente la región mediante la activación de una cadena de consecuencias destructivas.
Escenario 5: El régimen de Corea del Norte se derrumba internamente
Varios analistas han asegurado que Pionyang es muy consciente del resultado desastroso de la posible guerra y no está interesado en una escalada de las tensiones. Si algún sector político reaccionara en contra del gobierno de Kim Jong Un, seguramente conoceríamos de una debacle interna, siendo conocido además las formas del mandatario para aleccionar a quienes lo traicionan. Pero pongamos que esas «lecciones» no surtan efectos en quienes adversan a ir a una guerra de escala mundial. Tendríamos facciones armadas que luchan entre sí por el poder, trayendo consigo un retorno de las cosas terribles que se conocieron en los años 90, con el hambre y la enfermedad extendiéndose por el país. Este es el escenario menos probable, pero nada es imposible en un régimen tan inestable.