Al menos, un discreto capítulo, reserva la historia del hombre a los silentes y utilísimos compañeros de vida: los árboles. Desde los paseos escolares para celebrar el Día Mundial del Árbol, como hoy, hasta convertirse en medios naturales de sobrevivencia. Pero sus páginas, se ensombrecen, al recoger los maltratos de gobiernos y empresas por acabar con ellos. Solo en 2020, se destruyeron más de 4,2 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios, entre incendios y la tala de árboles.
Esta gigantesca cifra es superior en 12% respecto a 2019, según el informe anual Global Forest Watch, divulgado por el World Resources Institute (WRI).
Los árboles han servido de musa a poetas y pintores. A culturas y religiones que los han escogido como protagonistas de hechos trascendentes. Proveen flores, frutos, alimentos, medicinas, belleza. Son los fijadores naturales de la tierra, oxigenan el aire y retiran CO2 de la atmósfera de manera continua. Son albergue de miles de otras especies, conformando ellos mismos pequeños ecosistemas. Contienen y filtran el agua.
Los bosques son los pulmones del hombre y de la vida en el planeta. Garantizan el equilibrio ambiental y la biodiversidad. Hay millones que están claros de sus bondades y exaltan sus beneficios. Unos pocos le generan grandes daños, incluso, durante la pandemia. Mientras las mayorías se resguardaban en casa, otros activaron sus planes de deforestación, aniquilando árboles y bosques.
Tala incendios destruyen bosques primarios
Dicen organismos especializados que no hay un registro exacto de la primera celebración del Día del Árbol. Pero se instituyó a partir de 1840, cuando Suecia dispuso del 28 de junio, para rendirle tributo al árbol y generar conciencia sobre la importancia de los recursos forestales. Aunque cada país tiene su fecha y su árbol nacional.
Los árboles crecen y se reproducen donde son amados y respetados. En cada vez más ocasiones, lamentablemente, pagan con su vida y con su extinción como especie, por la soberbia de un grupo de individuos.
El año de inicio de la pandemia, los trópicos perdieron 12,2 millones de hectáreas de cobertura arbórea, de acuerdo con datos de la Universidad de Maryland. Disponibles en Global Forest Watch.
De ese total, 4,2 millones de hectáreas, un área del tamaño de los Países Bajos, se encuentran dentro de bosques primarios tropicales húmedos. Son especialmente importantes para el almacenamiento de carbono y la biodiversidad. Las emisiones de carbono resultantes de esta pérdida de bosque primario (2,64 Gt CO2) son equivalentes a las emisiones anuales de 570 millones de automóviles. Más del doble de la cantidad de automóviles en la carretera en Estados Unidos.
2020 estaba destinado a ser un año histórico en la lucha contra la deforestación. Un año en el que muchas empresas, países y organizaciones internacionales se habían comprometido a reducir a la mitad o detener por completo la pérdida de bosques. Las pérdidas continuas de bosques tropicales primarios dejan en claro que la humanidad se ha quedado corta en el cumplimiento de estos objetivos.
La pandemia y la pérdida de bosques
La pandemia y los bloqueos asociados han remodelado el mundo de muchas formas que probablemente afectarán a los bosques tropicales primarios. Tal vez más de lo que han sido amenazados y destruidos.
Más directamente, ha habido informes de un aumento de la extracción ilegal en áreas protegidas. Muchas de las cuales fueron cerradas temporalmente al público y tenían restricciones en las actividades de los guardabosques. Queda por ver, dice Global Forest Watch, cómo otras tendencias relacionadas con la pandemia impactan las arboledas. Es el caso de un gran número de personas que regresan a las zonas rurales o las interrupciones en las cadenas de suministro y su afectación a los bosques.
Quizás incluso más importante que el impacto inmediato de los bloqueos y las restricciones de viaje es cómo los países eligen reconstruir sus economías después de la pandemia. Algunas naciones han debilitado las protecciones ambientales en nombre de la recuperación económica. Ya sea que los países aprovechen la oportunidad para reconstruir de una manera que proteja mejor sus bosques. O, en cambio, recurran a talarlos para recuperar sus economías, tendrá un impacto en la pérdida de bosques primarios en los próximos años.
Oxígeno, biodiversidad, ecosistemas ¡cuántos frutos!
En la destrucción de estos bosques tropicales primarios, América Latina jugó un papel importante. Un tercio de toda la pérdida global en 2019 tuvo lugar en Brasil. Y otro caso destacado por el informe es la pérdida “masiva” de bosque en Bolivia.
El reporte de Global Forest Watch señala que la pérdida de bosque primario en 2019 representa un aumento de 2,8% en relación al año anterior. Y aunque fue menor que la de los años record de 2016 y 2017, es la tercera peor tasa de pérdida en los últimos 20 años.
¿Qué son los bosques tropicales primarios? “Nos referimos a un bosque maduro, que ha estado allí durante muchas décadas. Y en los que no ha habido intervención humana en el pasado reciente”, explicó a BBC Mundo Mikaela Weisse, analista de Global Forest Watch.
Estos bosques nativos no solo son importantes por el oxígeno que brindan y por su rica biodiversidad. Son además sumideros de carbono naturales con gran capacidad de absorber CO2 de la atmósfera y mitigar el cambio climático. «Sabemos que los bosques primarios almacenan el doble de carbono que los bosques no primarios. Y la flora y fauna que están adaptadas a los bosques primarios, como los jaguares, o los orangutanes, no pueden vivir en otro tipo de ecosistemas», añadió.
Los países que incurren en estas prácticas terribles que dañan estos bosques son: Brasil, en primer lugar y con mucha ventaja. Seguido de la República del Congo, Indonesia, Bolivia, Perú, Malasia, Colombia, Laos, México y Camboya.
Conciencia, acción y protección a los árboles en su Día.
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