Dar a luz en algunos países puede ser un proceso de alto riesgo, más allá de la alegría que debería significar traer una nueva vida al mundo. En algunos países las embarazadas y el feto pueden llegar a estar en riego de muerte.
Las mujeres que viven en países en desarrollo tienen 300 veces más posibilidades de morir durante el embarazo o el parto que las de los países industrializados, según las estadísticas del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
La organización también destaca que cada año medio millón de mujeres fallecen en el mundo como resultado de complicaciones derivadas al embarazo, de las cuales 70 mil son jóvenes que oscilan entre 15 y 19 años de edad.
Según cálculos de la organización, desde 1990, año de referencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas, más de 10 millones de mujeres han muerto a consecuencia de complicaciones derivadas del parto o el embarazo.
Es por ello que el 99% de las muertes en el mundo derivadas de la maternidad se producen en los países pobres, donde casualmente carecen de profesionales como los obstetras.
Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) las principales causas de muerte de la mujer durante el embarazo y el parto son cinco:
- Hemorragias graves
- Infecciones
- Abortos peligrosos
- Trastornos hipertensivos (preeclampsia y eclampsia)
- Afecciones médicas que complican el embarazo, como las cardiopatías, la diabetes o la infección por VIH/sida.
De todas las muertes maternas, menos del 1% corresponde a los países de ingresos elevados.
La razón de mortalidad materna en los países en desarrollo es de 239 por 100.000 nacimientos, frente al 12 por 100.000 en los países desarrollados, según datos de la OMS. Esta también es más elevada en las zonas rurales y en las comunidades más pobres y con menor nivel educativo.
Unas 830 mujeres mueren cada día y la distribución geográfica de estas muertes es sumamente desequilibrada. Unas 550 mujeres viven en el África subsahariana y 180 viven en el Sur de Asia.
La falta de atención especializada es el principal obstáculo a la consecución de una mejor salud materna. Esto se ve agravado por la carencia mundial de profesionales sanitarios cualificados.
En los países de ingresos bajos solo el 51% de las mujeres se benefician de una asistencia especializada durante el parto, y eso significa que millones de partos no cuentan con la asistencia de una partera, un médico o un enfermero capacitado.
Una triste realidad
La práctica de la obstetricia no es óptima en muchos casos. En algunos lugares del mundo, las condiciones sanitarias y de los hospitales en general son deplorables, haciendo mucho más destacable la labor de los obstetras.
Tal es el caso de Afganistán, uno de los lugares más peligrosos para ser madre. La tasa de mortalidad materna en el país asiático es una de las más altas del mundo.
Por ello la capacitación de matronas en este país se ha convertido en una prioridad.
La ONG World Vision ha formado a más de 300 matronas en Afganistán, con el objetivo de atender a las mujeres embarazadas y a sus hijos antes de nacer.
Las matronas son las personas que reciben el capacitación mínima necesaria para sustituir al obstetra en lugares de conflicto.
Décadas de conflicto e inestabilidad han interrumpido la infraestructura de salud básica en Afganistán.
El acceso limitado a la atención del obstetra, la falta de información sobre la salud materna y la falta de personal de salud capacitado convierten a Afganistán en uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser madre o bebé.
En este país se registran 400 muertes maternas por cada 100.000 mujeres embarazadas y 97 muertes por cada 1.000 nacimientos vivos de niños menores de 5 años.
Tratamiento y cuidados óptimos
Como es de esperarse, una mujer embarazada necesita de cuidados especiales y de un tratamiento para que la gestación finalice satisfactoriamente.
«Un buen cuidado prenatal incluye una buena alimentación y buenos hábitos de salud antes y durante el embarazo», expresa un comunicado de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Asimismo, es recomendable que tome ácido fólico, ya que ayuda a reducir los riesgos de ciertos defectos congénitos. También durante el embarazo se debe evitar el consumo de alcohol , cigarrillos y cafeína.
La mujer embarazada debe asistir a sus consultas, controles y realizarse todos los exámenes parentales, tales como la ecografía, la prueba de glucosa, ecocardiografía, amniocentesis, entre otros.
Durante el embarazo las mujeres suelen padece de náuseas, dolores de espalda y piernas, problemas para dormir, cambios en la piel y el cabello y sangrado vaginal en las primeras etapas de gestación.
El embarazo se puede complicar cuando la madre sufra de diabetes, hipertensión o problemas con la placenta.
Por todos estas variables es que cobra importancia la atención de los obstetras, quien es el especialista en el cuidado y tratamiento del embarazo.
Día Mundial del obstetra
Dar a luz es uno de los regalos de la naturaleza. Significa que una nueva vida llega al mundo, gracias a una mujer que decidió ser madre con todas las implicaciones que tiene esa decisión: responsabilidad, cuidados, cambios en su cuerpo y sacrificios.
No obstante, todo ese proceso es posible gracias a los profesionales especializados que se dedican al tratamiento y el cuidado de las personas embarazadas: los obstetras.
Todos los 31 de agosto se celebra el Día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada, una fecha que rinde tributo a todos los obstetras quienes cumplen un rol fundamental para llevar a la mujer al término de un embarazo saludable y sin complicaciones.
El día de la obstetricia y la embarazada se conmemora en honor al día en que murió San Ramón Nonato en el año 1240.
Este cardenal nacido en Lérida en el año 1204 fue extraído con vida del vientre de su madre muerta el día anterior.
Por las circunstancias de su nacimiento, en el año 2017 fue elegido patrono de la obstetricia, parturientas y embarazadas.
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