Pocas personas en el mundo tienen percepciones sensoriales que escapan a las del común: visiones o audiciones. Unas veces reales otras inciertas. Producto de trastornos mentales o tal vez sobrehumanas. Experiencias extraterrestres o mundanas. ¿Cómo explicar los fenómenos paranormales? He aquí, el sorprendente caso de Gary Arnold.
Cuando escuchó el ruido por primera vez, él estaba solo en la biblioteca de la universidad local donde enseña literatura. Estaba disfrutando de su almuerzo y leyendo el Cuento de Navidad de Charles Dickens.
Escuchó en su oído derecho, un crujido agudo y estático que le recordó a los viejos módems de acceso telefónico. Era extraño pero también parecía importante. Sacó su teléfono, apretó el botón de nota de voz y durante varios segundos grabó la habitación y lo que estuviera allí con él.
Cuando reprodujo la grabación más tarde, no había evidencia del ruido que recordaba, solo el crujido del micrófono del teléfono y su propia presencia silenciosa. Pero cuando volvió a reproducirlo y amplificó el volumen, escuchó algo que lo asombró. Era una voz que susurraba a través de la estática: “Sr. Arnold «.
También sucedió al día siguiente. Una vez más, comenzó con el zumbido en su oído. De nuevo Arnold tomó la grabadora de voz. Al reproducirlo, escuchó lo que le pareció una respuesta a una pregunta que nadie había hecho: ¿Hay alguien allí? Y la voz en la cinta decía: «Sí, gente».
El desafío del fenómeno paranormal
Durante dos años, Arnold se convenció de que estas experiencias no eran fruto de la imaginación o los sentidos, sino algo de otro mundo. Algo que necesitaba ser compartido. ¿Acaso un fenómeno paranormal? Mientras buscaba en Google a alguien que pudiera verificar sus grabaciones, se encontró con algo llamado Paranormal Challenge. Un concurso que ofrece 250.000 dólares a cualquiera que dé una prueba indiscutible de habilidades sobrenaturales.
El concurso está dirigido por el Center for Inquiry Investigations Group. Es el grupo de investigación paranormal más grande del mundo. Investiga ciencia marginal, fenómenos paranormales y extraordinarias desde un punto de vista racional y científico. Es lo que dicen en su página web. Si bien el CFIIG lleva a cabo experimentos con base científica, su membresía está compuesta principalmente por legos (no profesionales).
A lo largo de los años han ideado experimentos para poner a prueba a las personas que afirman que pueden leer la mente, atenuar las luces con el poder de su mente y mirar a través de la ropa de las personas. Hasta ahora ninguno ha superado la prueba ni ha reclamado el premio.
Arnold presentó la solicitud en línea, en agosto de 2020. El dinero en efectivo estaría bien, pensó, pero aún mejor sería la validación de alguien más que confirme que lo que le sucede es real.
Fenómeno paranormal o superchería
La experiencia de Arnold es inusual, ciertamente. Pero está lejos de ser la única persona en Estados Unidos que ha desarrollado una fascinación por lo que no se puede ver, explicar o respaldar razonablemente. Utilizando los estándares de la ciencia y la evidencia. Suele ocurrir que cuando se produce un cambio importante, ya sea tecnológico, social o cultural, el número de personas que creen en lo paranormal también aumenta.
Los victorianos se obsesionaron con el espiritualismo y las sesiones de espiritismo durante la Revolución Industrial. Igualocurrión en el resto del mundo cuando la introducción de nuevas tecnologías, como la electricidad y los teléfonos, hicieron de lo aparentemente milagroso una parte del tejido de la vida diaria. La leyenda de Bigfoot trascendió a partir de los cuentos populares indígenas y la tradición de los campamentos madereros a fines de la década de los años cincuenta. Entonces la prosperidad económica para muchos estadounidenses (particularmente los suburbanos blancos) significó un cambio del trabajo físico a la monotonía de los trabajos de oficina.
Nuestra era no es diferente. Christopher Bader, profesor de sociología en la Universidad de Chapman, realizó en los años de 2015 a 2018 una encuesta sobre los miedos estadounidenses. En 2015, el 41,4% de las personas creía que era posible que una casa fuera embrujada por espíritus. El 18,1% pensaba que los extraterrestres habían visitado la Tierra y el 11,4% creía que Bigfoot era real. Para 2018, el 57,7% creía en casas encantadas, el 35,1% en aterrizajes extraterrestres y el 20,7% en Bigfoot.
“Una vez que esas creencias están ahí, es realmente difícil deshacerse de ellas. Nuestros cerebros son excepcionalmente buenos para descartar la evidencia que no encaja con lo que ya creemos. Y para priorizar la información que confirma nuestras percepciones preexistentes”, dijo Chris French, profesor emérito de Psicología y jefe de la Unidad de Investigación de Psicología Anomalística en Goldsmiths, Universidad de Londres.
Extraterrestres en mi casa
Tres años después de que Arnold escuchó las voces por primera vez, siete adultos se reunieron en un teatro sin ventanas en Los Ángeles. Revisaron sus teléfonos y ajustaron sus máscaras faciales mientras esperaban por él para la fase de prueba inicial del fenómeno paranormal. A instancias de su esposa, Arnold había llenado la solicitud en línea. “Me comunico con entidades invisibles a diario”, escribió en la sección en la que le pedían describiera su fenómeno paranormal.
«Estos seres me conocen a mí y a mi familia por nuestro nombre y afirman en sus propias palabras que son ‘extraterrestres’ y ‘de otro mundo’”, indicó el profesor de Literatura. Mientras tanto, sus revisores vieron un cortometraje que Arnold publicó en línea. Una colección de clips de audio subtitulados con los mensajes que percibe en el ruido.
Para Arnold, las palabras en las ampliaciones eran claras. Para los otros oyentes no eran inteligibles. Cuando el revisor escuchó los clips de su documental casero, Subterranean Seance, con la computadora portátil tapó los subtítulos de Arnold para no dejarse influir. Pero en su opinión, sonaban indistintos, similares al ruido de la palma de la mano golpeando la parte superior de un micrófono en vivo.
El teatro donde estaba programada la prueba de Arnold se encuentra un piso debajo de las oficinas del Center for Inquiry Los Ángeles. CFI es el recinto de una serie de programas y organizaciones con una inclinación humanista o escéptica.
Cuando comenzó el desafío, dijo Jim Underdown, director de CFI Los Ángeles, estaban preparados para una avalancha de solicitudes de personas que buscaban obtener el premio a través de engaño. Magos seguros de que sus habilidades podrían resistir el escrutinio de investigadores. O personas que inventan fraudes para llevarse el dinero. «Sin embargo, el cien por cien de las personas que hemos probado cree completamente en su propia capacidad», dijo Underdown.
Sin pruebas y a otra audiencia
Esas voces, esos ruidos eran ciertos para Arnold. Después de sus primeras experiencias en 2017, el intercambio se volvió más frecuente, con Arnold tocando su confiable grabadora de voz. Mientras reproducía los clips de audio, comenzó a reconstruir la comprensión de la entidad o entidades que se comunicaban con él de esta manera novedosa.
Arnold tiene 53 años de edad, reside en el sureste de Pensilvania, felizmente casado y padre de dos adolescentes. Él sabe lo que estás pensando: suena loco. Hubo un tiempo en que él habría pensado lo mismo. Se crió en un hogar cristiano y tenía poco interés en los fenómenos paranormales.
Dice comprender la pareidolia auditiva (el deseo del cerebro de buscar palabras y sonidos comprensibles en la confusión del ruido aleatorio) y las alucinaciones. Y todas las formas en que la mente puede alterar la percepción de la realidad. Eso no es lo que él cree que le está pasando.
Arnold ha hablado con su médico de cabecera sobre esto y que no le encontró nada médicamente malo. El portal OneZero, difusor de este relato, no pudo confirmarlo de forma independiente.
La prueba de Arnold para el Desafío Paranormal nunca sucedió. Él abandonó la prueba, invalidó su solicitud por un año. En lugar de someter sus habilidades a preguntas de incrédulos, Arnold ha decidido centrarse en compartir su mensaje con una audiencia más receptiva. Ha realizado un documental de media hora que consta principalmente de clips de sus grabaciones y tomas de él mismo hablando con una cámara de mano.
«Lo que voy a hacer público es que no estamos solos», insiste. Sabe que esto es difícil de aceptar. Él también se sintió así una vez. «Pero a veces necesitas ajustar tu forma de pensar cuando te enfrentas a la evidencia de que tu forma de pensar es incorrecta», insiste.
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