Por Valeria Saccone
20/02/2016
“Hay una casa abandonada al lado de la mía. El techo se ha caído y hay mucha agua acumulada. Se ha convertido en un criadero de mosquitos”. Maurício Moraes es un vecino de Tijuca, un barrio de Río de Janeiro próximo al estadio Maracaná. Acaba de descubrir que efectivos del Ejército están patrullando su calle en busca del Aedes Aegypti, el peligroso mosquito responsable de la transmisión del virus Zika. “Antiguamente esta casa era una granja de pollos. Cuando murió el propietario, hubo problemas de herencia y se ha quedado vacía durante años. Pero desde que se ha derrumbado el techo, el agua de la lluvia se queda estancada. Y no es la única casa abandonada que hay en esta calle. En esta de enfrente han encontrado todo tipo de bicho. Estoy muy preocupado”, admite Maurício.
Desde el 13 de febrero, las Fuerzas Armadas brasileñas han empezado una ofensiva nacional contra el mosquito responsable del Zika y del dengue. En total, 220.000 efectivos del Ejército, la Marina y la Aeronáutica, es decir, el 60% de integrantes de estos tres cuerpos militares. 71.000 soldados están destinados a Río de Janeiro, donde el próximo mes de agosto se celebrarán los primeros Juegos Olímpicos de América Latina entre la preocupación general de una pandemia de Zika.
“Yo creo que la intervención de las Fuerzas Armadas es muy importante porque con su uniforme transmiten mucha credibilidad. Imponen más respecto y las personas abren las puertas de sus casas para permitir las inspecciones. Creo que eso puede ser una gran ayuda en el combate del Zika”, señala Carlos Nascimento, vecino de este barrio. Para el Coronel Isaías Martins Junior, comandante del Primer Batallón de Policía del Ejército, las Fuerzas Armadas poseen una capacidad de movilización muy grande. “Tenemos una gran estructura preparada para una situación de combate”, asegura.
Cuatro fases
La ofensiva contra el Zika está organizada en cuatro fases: entrenamiento de los soldados para el combate mecánico, como la limpieza de los focos donde se reproduce el mosquito; la sensibilización de la población; las inspecciones de las residencias, palmo a palmo por toda la geografía de este inmenso país de 200 millones de habitantes; y charlas y conferencia en escuelas. “El Ejército en muy importante para movilizar el mayor número de personas contra el Aedes Aegypti. Solo podremos ganar esta guerra si estamos unidos”, afirma el Coronel Isaías Martins Junior.
La situación es tan delicada, que al principio de la campaña la presidenta de Brasil Dilma Rousseff ha visitado Río de Janeiro para demostrar el compromiso del Gobierno brasileño contra esta enfermedad, que podría ser responsable de los más de 4.000 casos de microcefalia en bebés registrados en el país tropical. “Esta situación no compromete los JJ OO. La contaminación del mosquito es extremamente peligrosa para las mujeres grávidas que están en una fase inicial de la gestación. Al mismo tiempo, hasta los JJ OO conseguiremos tener un éxito bastante considerable en el exterminio de los mosquitos”, ha declarado Rousseff durante su visita a la ciudad olímpica, el pasado 13 de febrero.
Ha sido un acto mediático que difícilmente contribuirá a mejorar las condiciones de la precaria sanidad pública de Río de Janeiro, sumida en una crisis financiera sin precedentes, que ha causado incluso el cierre de varios servicios de Urgencias. La situación es tan crítica que el gobernador de Río Luiz Fernando Pezão se ha visto obligado a decretar una situación de emergencia durante seis meses. “Esta campaña de las Fuerzas Armadas es una pantomima. No va a servir de nada mientras no se desarrolle una vacuna y un larvicida en condiciones. Como decimos aquí en Brasil, ‘é para gringo ver’. Es una medida para tranquilizar a los países que participan en los JJ OO. Pero dudo que sea efectiva”, señala Alberto da Silva, también vecino de Tijuca.
Inspecciones diarias en las sedes olímpicas
El Comité de Rio 2016 está especialmente interesado en demostrar su competencia en la lucha de esta pandemia. Por eso ha anunciado que hasta septiembre se harán inspecciones diarias en las sedes olímpicas con el objetivo de eliminar los focos del Aedes aegypti. Por su parte, el médico jefe del Comité olímpico, João Grangeiro, asegura que la incidencia del mosquito diminuye sensiblemente a partir de junio y que en agosto, que es una época seca, no debería haber riesgo de contagio.
Por lo pronto, la preocupación ha empezado a cundir en todo Brasil después de conocerse la muerte en enero de un paciente en Río de Janeiro por encefalitis, una enfermedad también conocida como síndrome de Guillan-Barré. Los médicos todavía no han podido establecer una correlación directa entre este fallecimiento y el virus Zika. Sin embargo, hay una veintena de pacientes que han desarrollado distintas síndromes neurológicas relacionadas con el Guillan-Barré y, en muchas casos, se ha encontrado el peligroso virus en las orinas y en los tejidos de estos pacientes.
Tanto los investigadores brasileños como los de la Organización Mundial de la Salud están alertando hace semanas de que todavía no existe una evidencia científica que relacione el virus Zika con los casos de microcefalia en bebés. No obstante, frente al aumento de casos de Guillain-Barré en Brasil, los investigadores del Instituto Oswaldo Cruz y de la Universidad Federal Fluminense (UFF) han decidido aunar sus esfuerzos para obtener más información sobre este síndrome.
«Falta inversión y equipamientos»
La notificación de los casos de Guillain-Barré todavía no es obligatoria en Brasil, lo que dificulta obtener datos a nivel nacional. A pesar de eso, los números aislados divulgados hasta la fecha dan una idea de la gravedad del problema. El Hospital Universitario Antônio Pedro de la UFF, en Niterói (Río de Janeiro), no solía recibir más de cinco casos de esta enfermedad por año. Solo en enero ya ha contabilizado 16 casos. En el Estado de Bahía, la Secretaría de Sanidad ha publicado a finales de 2015 un boletín con 35 casos entre julio y noviembre del año pasado.
Según el neurólogo Osvaldo Nascimento, responsable de la atención a los pacientes con Guillain-Barré en el Hospital Universitario Antônio Pedro de la UFF, este proyecto aspira a “reunir un verdadero ejército de investigadores en un esfuerzo inédito de investigación sobre este síndrome en Brasil”. El problema, como siempre, es la falta de fondos. “En los Estados Unidos se invierten miles de millones. Aquí falta inversión y equipamientos. Tendremos que contar con fondos suficientes para hacer del Antônio Pedro, que es el centro de referencia en neuropatías periféricas, un hospital centinela capaz de atender esta nueva demanda”, explica Nascimento.
Mientras políticos, médicos y Comité Olímpico se devanan los sesos en busca de una solución a una crisis sanitaria sin precedentes, los brasileños con su proverbial sentido del humor hacen guasa del virus Zika y del mosquito con marchinhas, las canciones típicas del Carnaval, y hasta a ritmo de samba. En Youtube hay decenas de versiones, una más graciosa que la otra, e incluso parodias de famosos cantantes como Wesley Safadão.