Siguiendo la huella del año 2020, profunda e imborrable, saltan experiencias dolorosas y desoladoras, marcadas por la pandemia. En este inédito tránsito, sin duda, también se han observado cambios a favor del medio ambiente y la biodiversidad. Muchos animales han regresado a sus hábitats y han recobrado espacios que les fueron arrebatados. Buenas noticias en este difícil año, ¡enhorabuena!
A inicios de esta crisis sanitaria, cuando el confinamiento fue masivo, los medios reseñaron la vuelta de los patos a los bulevares de París. Jabalíes merodeando en las calles de Barcelona. Delfines saltando en las costas de Cagliari, en Italia. Algunos de estos grandes eventos fueron lamentablemente puntuales. Otros han permanecido en el tiempo.
El coronavirus, vinculado al mercado de Wuhan, puso en el centro de atención el comercio internacional de especies silvestres. Muchos se replantean la forma de interactuar con los animales, en especial en China.
Pekín otorgó a los pangolines, los mamíferos más traficados del mundo, el máximo nivel de protección en la ley de especies silvestres del país. Esta inclusión prohíbe casi todo su comercio y uso. También retiró al animal de su lista de ingredientes aprobados para la medicina tradicional. Aunque quedan lagunas, las partes del cuerpo de los pangolines ya no pueden emplearse como ingredientes crudos.
En 2020 también hay buenas noticias
Los demonios de Tasmania regresan a Australia continental por primera vez en milenios. Estos marsupiales desaparecieron del continente hace 3000 años, probablemente porque los cazadores indígenas asesinaron a la mayor parte de los grandes mamíferos, de cuyos restos se alimentaban. Entre marzo y septiembre, poco más de dos docenas fueron trasladados a un refugio de fauna salvaje de 400 hectáreas en Australia oriental. Ahora viven en el medio natural, adaptándose a su hogar ancestral.
Otra buena noticia en 2020, dentro del terrible tráfico de especies silvestres, fue la Operación Trueno. La Interpol y la Organización Mundial de Aduanas se unieron para combatir hechos ilegales y delictivos contra la fauna y flora silvestres en más de 100 países. Entre los objetos había escamas que representaban a unos 1700 pangolines y el equivalente a 87 camiones cargados de madera. También confiscaron animales vivos, entre ellos más de 30 chimpancés y 1800 reptiles.
Los elefantes de circo retirados de Ringling Bros and Barnum & Bailey comienzan una nueva vida. En septiembre, los conservacionistas anunciaron que los paquidermos serán trasladados a un centro de conservación de más de 1000 hectáreas en Florida, en 2021.
Está reciente la triste historia con final feliz del elefante Kaavan que permaneció por treinta años expuesto en un zoológico en Pakistán, para distraer al público. Bajo malos tratos y condiciones crueles. La cantante y actriz Cher supo del elefante y emprendió una campaña para sacarlo de esa situación. Lo logró y ahora Kavaan recobra su libertad en Camboya.
Hechos positivos en este difícil año
Este año complicado, el ser humano se ha volcado a la naturaleza y ha rescatado su conexión directa. Organizaciones y gobiernos se han dado cuenta de la relación directa del ambiente y el cambio climático. Se han comprometido son metas más ambiciosas para disminuir esos riesgos.
Para regocijo de todos hay otras buenas noticias en este menguado 2020. Las tortugas marinas de Túnez están superando las expectativas que se tenían debido al calentamiento global, la contaminación causada por los plásticos y la pesca excesiva. Están aumentando su número en la zona y realizando aportaciones cruciales para el ecosistema.
Unas 55 ballenas azules, en peligro de extinción, fueron vistas por investigadores en la región antártica a lo largo de un período de 23 días, en comparación con la única que vieron en el mismo período de 2018.
Asimismo, los lobos de Colorado, que estaban prácticamente extintos, están de vuelta y han mejorado la biodiversidad gracias a sus exitosos programas de reintroducción.
Igualmente las colonias de abejas de Notre Dame, que se alojaron el techo de la catedral en 2013 para promover la biodiversidad, se siguen desarrollando después de que se pensara que no habrían sobrevivido al incendio de la catedral en 2019.
Logros de la ciencia, el come plástico
Durante la pandemia, que aún persiste y arremete con una nueva cepa, la ciencia se lleva los honores, al desplegar conocimientos, tiempo y esfuerzo por lograr las vacunas. Asimismo se ha destacado en otros flancos.
Un equipo de investigadores estadounidenses diseñó una super enzima que descompone el plástico llamada PETase. Desarrollada a partir de un insecto comedor de plástico descubierto en un vertedero japonés en 2016. Es capaz de descomponer el termoplástico más común -un proceso que normalmente supone cientos de años- en cuestión de días. Son buenas noticias para los ecologistas, ambientalistas y para todos en este 2020.
La contaminación plástica ha alcanzado a todo el planeta, desde el Ártico hasta los océanos más profundos, y ahora se sabe que las personas consumen y respiran partículas microplásticas. Esta superenzima es un avance en esa lucha por mejorar el medio ambiente.
En 2018, desarrollaron la enzima PETasa, a partir del insecto come plástico encontrado en un centro de reciclaje de desechos en Japón. Esta primera enzima es capaz de descomponer el Tereftalato de Polietileno (PET) en sus componentes básicos en un periodo de apenas días.
Dos años más tarde, el mismo equipo consiguió una especie de “coctel” al combinar la PETasa con una segunda enzima, MHETasa, que se encuentra en la misma bacteria que habita en la basura y que sobrevive a base de una dieta de botellas de plástico.
Esta super enzima degrada el plástico seis veces más rápido que su predecesora, lo que abre una ventana de implicaciones importantes para el reciclaje de PET y otros plásticos altamente utilizados en botellas de bebidas, alfombras y ropa.
Mayor conciencia ambiental, todos a la descarbonización
La compañía eléctrica Stockholm Exergi anunció el cierre permanente de la planta de cogeneración de carbón KVV6 en Hjorthagen, al este de Estocolmo. El país escandinavo había planeado prescindir del carbón para 2022, pero ha desmantelado sus instalaciones dos años antes.
Su director ejecutivo Anders Egelrud, dijo que “los científicos están de acuerdo en este punto. No solo necesitamos reducir nuestras emisiones a cero, sino también desarrollar técnicas para reducir activamente el dióxido de carbono en la atmósfera”.
La clausura de la planta KVV6 se anunció en abril, casi una semana después del cierre de la última planta de carbón de Austria, la planta del distrito de Mellach. Entretanto, Bélgica fue la primera nación europea en salir del carbón, en 2016.
En el ocaso del 2020 estas buenas noticias podrían elevarse, si los compromisos por alcanzar una vida mejor, se hacen realidad.
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