Los países menos favorecidos económicamente son los que menos generan emisiones de gases, pero paradójicamente, son los más afectados por la emergencia climática. El expresidente de las Maldivas, Mohamad Nasheed, levantó su voz ante los organismos financieros internacionales. Y en nombre de veinte países vulnerables al cambio climático, dijo que están considerando suspender el pago de deuda.
El endeudamiento grupal asciende a unos 685.000 millones de dólares. Una gruesa cantidad que, según el líder político, “deberían simplemente abandonarse. Dada la injusticia del problema, debemos negarnos colectivamente a realizar pagos”.
Las Maldivas es un país de Asia del Sur, situado en el Océano Índico, al sur-suroeste de la India. Se compone de aproximadamente 1.190 islas coralinas repartidas en aproximadamente 90.000 kilómetros cuadrados. Pero, lo que más inquieta, son los augurios del Panel Intergubernamental del Cambio Climático. El IPCC advierte que además de las amenazas de tsunamis, sus islas son muy sensibles al aumento del nivel del mar y se teme que podrían estar bajo el agua para 2050 o 2100 y desaparecer.
Cuando el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional concluyan sus reuniones anuales en Washington este domingo, Nasheed comentó que les diría a los funcionarios que las naciones estaban sopesando suspender los pagos de sus deudas. En cambio, los ministros de finanzas piden un canje de deuda por naturaleza, en el que parte de la deuda de una nación se perdone e invierta en conservación.
“Vivimos no solo con dinero prestado, sino también con tiempo prestado”, sostuvo Nasheed. “Estamos bajo amenaza y deberían encontrar colectivamente una salida” agregó el político que en 2009, atrajo la atención mundial al celebrar una reunión de gabinete bajo el agua.
Solicitud de los países vulnerables al cambio climático
El expresidente de las Maldivas señaló que las naciones pobres estaban ensartadas en una trampa de Sísifo. Estos países vulnerables deben pedir dinero prestado para protegerse del aumento del nivel del mar y las tormentas, solo para ver cómo los desastres empeorados por el cambio climático destruyen las mejoras que han logrado. Pero la deuda permanece y, a menudo, los países se ven obligados a endeudarse más.
David Theis, portavoz del Grupo del Banco Mundial, dijo en un comunicado reseñado por The New York Times, que el banco reconoció que el cambio climático está teniendo un impacto desproporcionado en las naciones en desarrollo pobres y pequeñas islas.
Señaló además, que los bancos estaban «comprometidos con soluciones integrales de deuda. Que brinden beneficios reales a las personas en los países pobres. Particularmente a los países con altas vulnerabilidades de deuda que carecen de los recursos financieros para enfrentar los desafíos».
Enfrentando fenómenos climáticos como la sequía. La historia de las largas luchas de los Países Bajos contra el exceso de agua está escrita en su paisaje pantanoso. Ahora que el cambio climático lo está secando, los holandeses esperan diseñar una vez más su camino hacia la seguridad. Solo que esta vez, descubriendo cómo retener el agua en lugar de eliminarla.
Un monzón más extremo. El monzón anual del sur de Asia está inextricablemente vinculado, cultural y económicamente, a gran parte de ese continente. Proporcionando agua vital a casi una cuarta parte de la población mundial. Pero el cambio climático está haciendo que el monzón sea más errático, menos confiable e incluso peligroso, con lluvias más violentas y empeoramiento de los períodos secos.
En busca de soluciones entre los grandes y los pequeños
Las discusiones sobre la deuda en el FMI y las reuniones del Banco Mundial se producen cuando diplomáticos de casi 200 países se preparan para las negociaciones sobre el cambio climático en noviembre. Esa cumbre de las Naciones Unidas, tendrá lugar en Sharm el Sheikh, Egipto. Y se centrará en gran medida en si las naciones ricas, las más responsables de las emisiones de dióxido de carbono y el cambio climático, deberían compensar a los países más vulnerables que están sufriendo los peores impactos.
Muchos países en desarrollo y naciones insulares bajas están presionando para que se cree un fondo internacional que los compense por las pérdidas y los daños causados por el cambio climático. Estados Unidos, Europa y otros países ricos que históricamente han emitido la mayor parte de los gases de efecto invernadero se han opuesto a la creación de un fondo de este tipo. En parte porque temen ser legalmente responsables por los costos exorbitantes del desastre.
“Con toda honestidad, lo más importante que podemos hacer es detenernos. Mitigar lo suficiente como para evitar pérdidas y daños”, dijo John Kerry, enviado especial de EE UU para el cambio climático. En un evento de The New York Times el mes pasado. “Lo siguiente más importante que podemos hacer es ayudar a las personas a adaptarse al daño que ya existe. Y tenemos un límite, ya sabes… dime el gobierno en el mundo que tiene billones de dólares, porque eso es lo que cuesta”.
No pagar deudas, invertir dineros en preservar la vida del planeta
Mohamad Nasheed sugirió que centrarse en un canje de deuda podría evitar los debates polémicos sobre la creación de un nuevo fondo internacional para las reparaciones. También señaló que muchos fondos que se han creado no se han utilizado.
Si las deudas de los países se redujeran en un 30% y ese dinero se invirtiera en proyectos como mejorar los sistemas de agua. O preservar los bosques de manglares que protegen las costas de los huracanes, “tendría un gran impacto”, añadió.
Una portavoz de V20, una coalición de ministros de finanzas que representan a naciones vulnerables, se negó a comentar la propuesta. Pero reconoció que los países estaban discutiendo detener los pagos de la deuda hasta que los bancos abordaran el cambio climático.
Kristalina Georgieva, directora del FMI, indicó el año pasado que tales canjes de deuda podrían ayudar a los países vulnerables y en desarrollo a abordar el cambio climático. Y se comprometió a trabajar con el Banco Mundial para «avanzar en esa opción» en la reunión climática de las Naciones Unidas en Egipto.
Según el Banco Mundial, el 58% de los países más pobres del mundo están en riesgo o en “sobreendeudamiento”. Al mismo tiempo, las necesidades de pérdidas y daños para los países vulnerables se proyectan en un estudio en 290.000 millones de dólares a 580.000 millones de dólares anuales para 2030.