Estados Unidos y la Unión Europea suscribieron en septiembre, un acuerdo para reducir las emisiones de gas metano en un 30% para 2030, como anticipo a la cumbre de la COP26. A esta iniciativa se han sumado más de cien naciones en la cita climática de Glasgow. Un apoyo abrumador que Joe Biden valora y espera complementar, al anunciar nuevas normas para limitar las emisiones de metano en su país.
El pacto, denominado ‘Global Methane Pledge’, contaba hasta la semana pasada con la adhesión de 60 naciones, en medio de la ofensiva diplomática de EE UU y la UE que lideran el propósito. En medio del foro más importante para dirimir la crisis climática del planeta, la cifra de países que se suman al reto de bajar las emisiones de estos gases supera los 100.
«Juntos nos comprometemos a reducir colectivamente nuestro metano en un 30% para 2030. Y creo que probablemente podamos ir más allá. Va a impulsar nuestras economías, ahorrando dinero a las empresas, reduciendo las fugas de metano, capturando metano para convertirlo en nuevas fuentes de ingresos. Así como para crear empleos sindicales bien pagados para nuestros trabajadores», afirmó Biden. EE UU es uno de los países que más ha bombeado gases de efecto invernadero a la atmósfera.
La adhesión abarca a países que representan casi la mitad de las emisiones globales de metano y el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. El compromiso incluye a seis de los 10 mayores emisores de metano del mundo: EE UU, Indonesia, Nigeria, Pakistán, México y Brasil, nuevo signatario. Sin embargo, China, Rusia, India e Irán, que también forman parte de los mayores emisores de metano, no se han sumado al plan.
Cobra fuerza plan de EE UU y UE para reducir metano
La sumatoria al plan de EE UU y la UE por reducir las emisiones de metano no estaba incluida en el programa de negociaciones formales del encuentro. Pero este considerable compromiso se vislumbra desde ya como uno de los resultados más importantes obtenidos en el marco de la cumbre. Debido, entre otros, a su impacto potencial para contener el desastroso cambio climático.
El metano es un potente gas de efecto invernadero que sale de las operaciones de petróleo y gas natural. Y puede calentar la atmósfera 80 veces más rápido que el dióxido de carbono en el corto plazo. Pero también se degrada más rápidamente en la atmósfera que el CO2. Por tanto, la reducción de las emisiones de metano podría tener un efecto rápido en la lucha contra el calentamiento global.
Un informe de la ONU publicado en mayo, observa que una clara disminución de las emisiones de metano podría evitar 0,3º C de calentamiento global para la década de 2040.
El plan alcanzó el respaldo de una centena de naciones en la COP26, el mismo día que el Gobierno de Biden lanzaba un programa para alcanzar esa meta en su territorio. Dentro de EE UU, los nuevos lineamientos por primera vez apuntan a reducir los pozos de petróleo y gas existentes en todo el país. En lugar de solo enfocarse en pozos nuevos como lo han hecho las regulaciones de varios gobiernos anteriores, incluidos los de los expresidentes Barack Obama y Donald Trump.
Las reglas propuestas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA en inglés) podrían establecer estándares para pozos viejos e imponer un monitoreo de fugas más frecuente y estricto. Incluso, requerir la captura de gas natural que se encuentra junto con el petróleo que a menudo se libera a la atmósfera.
Apoyo internacional pero trabas internas
Tras la aceptación y seguimiento del plan de EE UU y la UE para disminuir las emisiones de gas metano, la EPA por primera vez, tiene la intención de limitar ese gas proveniente de aproximadamente un millón de plataformas de petróleo y gas existentes en Estados Unidos.
Anteriormente, el gobierno federal tenía reglas que tenían como objetivo prevenir las fugas de metano de los pozos de petróleo y gas construidos desde 2015. Pero fueron anuladas por la administración Trump. Biden tiene la intención de restaurarlos y fortalecerlos. Las plataformas de petróleo y gas más antiguas tienden a perder más metano que los sistemas nuevos.
Biden calificó el acuerdo como un «compromiso de cambio de juego». E insistió en que los nuevos esfuerzos ayudarán a crear puestos de trabajo para fabricar tecnologías para la detección de metano. Al tiempo que se emplean montadores de tuberías y soldadores para tapar los pozos abandonados y taponar las tuberías con fugas, reseñó Nytimes.
«Va a impulsar nuestras economías», dijo.
Biden está en Glasgow tratando de persuadir a otros países para que reduzcan las emisiones de combustibles fósiles que están calentando el planeta a niveles peligrosos.
Esta respuesta favorable por parte del centenar de naciones se produce cuando Biden enfrenta una intensa presión tanto a nivel internacional como interna. Por demostrar que EE UU, se toma en serio la mitigación del cambio climático. El presidente se ha fijado un objetivo agresivo de reducir las emisiones producidas por su país en esta década alrededor de un 50% por debajo de los niveles de 2005. Pero la legislación para ayudarlo a cumplir ese objetivo está estancada en el Congreso. Eso deja que la administración dependa de las regulaciones y otras acciones ejecutivas.
Barrera en el Congreso
La Casa Blanca también anunció otras nuevas iniciativas climáticas, incluido un plan para proteger los bosques tropicales y un impulso para acelerar la tecnología limpia. Además de la regla propuesta por la EPA, el Departamento de Transporte introdujo una regulación para reducir las fugas de metano de las tuberías de gas natural. Mientras el Departamento de Agricultura anunció que trabajará con los agricultores y ganaderos en formas de reducir el metano del ganado.
La iniciativa de EE UU y la UE ha captado el interés y la solidaridad de muchos países dispuestos a reducir las emisiones de metano. Según la EPA la regulación, una vez finalizada, reducirá 41 millones de toneladas de emisiones de metano de 2023 a 2035. El equivalente a 920 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. Eso es más que la cantidad de dióxido de carbono emitido por todos los automóviles de pasajeros y aviones comerciales de EE UU en 2019.
Pero los republicanos en el Congreso dijeron que las promesas de Biden en Glasgow dañarían a los estadounidenses en casa. “El presidente quiere acabar con las fuentes de energía estadounidenses abundantes y asequibles como el petróleo, el gas natural y el carbón de los que dependen los estadounidenses”, dijo el senador John Barrasso, republicano de Wyoming. Llamó a los planes de la Casa Blanca «una receta para el desastre» que conduciría a una escasez de energía asequible.
Entretanto, la senadora Shelley Moore Capito, republicana de Virginia Occidental, criticó las regulaciones del metano diciendo que «demonizan una industria que es parte del alma de nuestra economía».