Con solo adoptar una de estas sencillas estrategias puede marcar una diferencia significativa en cómo una persona se siente y funciona.
No solo se trata de estar dispuesto a enfrentar el año 2025 con mejores resultados que en los anteriores. Existen hábitos y fáciles que ayudan a sentirse alerta y vivo. No se trata de mantenerse optimista y con todas sus habilidades cognitivas las 24 horas del día y los 7 días de la semana. No sería realista ni sano, pero ayudan a encontrar el equilibrio y priorizar las cosas que más aprecia.
1. Mueve tu cuerpo
La actividad física es lo mejor para el cerebro. Después de hacer ejercicio, las personas se sienten mejor emocionalmente y su desempeño en pruebas de memoria, solución de problemas, razonamiento verbal y otras funciones cognitivas mejora. Pero los beneficios se logran haciendo ejercicio de manera constante a lo largo del tiempo. Además, disminuye el riesgo de desarrollar depresión y demencia.
Mover el cuerpo aumenta el flujo sanguíneo y la liberación de sustancias químicas en el cerebro que ayuda a crear nuevas conexiones entre las neuronas. Un cerebro fortalecido por el ejercicio es un excelente amortiguador contra el deterioro.
2. Afronta tu ansiedad
Existen formas de controlar la tendencia a preocuparse:
Enfrenta tus miedos. Asumir directamente las cosas que nos generan ansiedad ayuda a romper un patrón de miedo y evasión. Puedes hacerlo con un terapeuta (terapia de exposición ) o puedes hacerlo por tu cuenta.
Concéntrate en tus valores, no en tu ansiedad. Piensa en los rasgos personales que admiras y haz algo significativo para emularlos. Por ejemplo, si ser generoso es importante, considera la posibilidad de realizar trabajo voluntario en su comunidad, en ayudar a un amigo o tenderle la mano a un desconocido.
Trata de no imaginar catástrofes. Pregúntate: ¿Valió la pena la cantidad de preocupación que dediqué al último problema en particular? ¿Cómo manejé las preocupaciones y qué fue lo más importante que aprendí? Escribe tus observaciones para consultarlas si resurgieran la preocupación o el temor excesivo
3. Desafía tu cerebro
Todavía se debate si los crucigramas y los juegos de entrenamiento cerebral pueden realmente hacernos más inteligentes o reducir significativamente el riesgo de padecer demencia. Lo esencial es que no hacen daño, como ocurre con otras actividades que estimulan la cognición, como jugar a juegos de mesa, leer libros o aprender otro idioma. Si algo implica un desafío mental, “lo más probable es que sea bastante bueno para el cerebro”, afirma Lesley Ross, profesora de psicología en la Universidad de Clemson.
4. Duerme bien toda la noche
Los residentes en sitios muy poblados, en general, padecen de privación crónica de sueño: un tercio de los adultos duerme menos de siete horas por noche. Y cuando las personas tienen problemas para dormir, esto puede afectar la forma en que experimentan el estrés y las emociones negativas. También pueden ser más propensas a rumiar, enojarse rápidamente, tener más pensamientos negativos y resultarle difícil para lidiar con el estrés.
La terapia cognitivo conductual para el insomnio es más eficaz que los medicamentos para dormir a largo plazo: hasta el 80% de las personas que la practican ven mejoras en su sueño. Si desea probarla, consulte el libro de ejercicios “Quiet Your Mind and Get to Sleep” de Colleen E. Carney y Rachel Manber. O descargue la aplicación Insomnia Coach, creada por el Departamento de Asuntos de Veteranos de EE UU.
5. No atascarse
Todos nos sentimos estancados en el trabajo o en nuestras relaciones en algún momento, pero hay pequeñas cosas que puedes hacer para reactivar tu vida:
Haz una «auditoría de fricciones». Identifica lo que crea obstáculos y añade complicaciones o estrés a tu día a día e intenta eliminarlas. Para empezar, pregúntate: ¿Estoy repitiendo patrones que no son útiles? ¿Hay cosas que hago y no las disfruto?
Haga una «previsión del futuro». Piense en cómo sería «desbloquearse» y luego en los pasos específicos que lo ayudarían a lograrlo. Escriba esos pasos y trate de realizar uno cada día.
6. Manténgase fresco
Aunque parezca muy prematuro, tenga en mente que el verano será caliente y el calor afecta dramáticamente el cerebro. Los días calurosos perjudican la cognición y las personas se vuelven irritables, impulsivos y agresivos. Con calor, la tendencia es a actuar sin pensar o no poder evitar actuar de cierta manera. Cuando lleguen julio y agosto, hay que tomar el calor en serio y mantenerse fresco y la hidratación debida. El aire acondicionado, sentarse cerca de un ventilador mientras te rocías agua fría, tomar una ducha o encontrar un centro de enfriamiento ayudan a que el cerebro siga funcionando de la mejor manera.
7. Silencia al cuestionador interno
Si siente que nunca está a la altura de las expectativas, tal vez sea hora de aceptar lo que es “suficientemente bueno”. Los expertos sugieren dejar de lado esa sensación persistente de que podrías o debería haber hecho más. En cambio, dese crédito por lo que logra cada día.
También es útil distanciarse de los propios pensamientos. Ethan Kross, profesor de psicología de la Universidad de Michigan, dice que cuando las personas utilizan la palabra “tú” o su propio nombre en el diálogo interno en lugar de decir “yo”, la sensación es más constructiva y positiva. En lugar de decir: “No puedo creer que haya cometido ese error. Fue una estupidez de mi parte”, dígase: “Cometiste un error. Pero tu error es algo que también le ha sucedido a muchas otras personas y no te sentirás mal por ello para siempre”.
8. Cuida tu salud física
Sabemos que el cerebro y el cuerpo están conectados, pero olvidamos cuánto puede uno influir en el otro. Los investigadores del Centro McCance para la Salud Cerebral del Hospital General de Massachusetts señalan que la importancia de la salud física para el bienestar mental y cognitivo. Cuanto más saludable esté su cuerpo, más saludable estará su mente.
9. Haz un nuevo amigo
Sentirse solo y aislado puede dañar la salud mental y también puede cambiar nuestro cerebro. Existe un vínculo entre la soledad y la enfermedad de Alzheimer. Los expertos creen que puede deberse a que la soledad desencadena la respuesta del cuerpo al estrés, lo que aumenta la inflamación. Con el tiempo, el estrés crónico y la inflamación pueden dañar las células cerebrales y las conexiones entre ellas, lo que puede contribuir a la demencia.
Para combatir la soledad , acércate a un amigo o familiar: incluso una breve llamada telefónica puede tener un gran beneficio. Si quieres hacer nuevos amigos, unirte a un club o grupo de apoyo es un buen punto de partida. Busca aquellos que aprovechen una identidad compartida.
10. Disculparse, pero no tanto
El perdonar es bueno, pero no siempre es la mejor vía. La terapeuta de trauma Amanda Gregory define el perdón como un proceso emocional, más que como un punto final. El proceso puede ayudarte a experimentar menos emociones o pensamientos negativos sobre la persona que te hizo daño, pero no significa que tengas que simpatizar con esa persona. Además, si prefieres no perdonar o no estás preparado, también está bien. Recuerde, caminar mejora el estado de ánimo y calma los nervios.