Por Gorka Landaburu
11/09/2017
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España se ha convertido en uno de los mejores países del mundo, reconocido por su capacidad de recuperación y crecimiento tras la crisis, pero tiene que hacer frente a algunos de los retos más importantes de su historia para no truncar tan brillante trayectoria. Plantar cara al terror para acabar con la amenaza yihadista no es suficiente.
La unidad de acción es necesaria para que todos los esfuerzos converjan en el empeño de garantizar la libertad, la paz y la convivencia. Están en juego, asimismo, la cohesión social, el crecimiento y el progreso, en peligro por la inestabilidad política. La sociedad lo ha manifestado tras los atentados de Barcelona y con una consigna que se ha convertido en un clamor entre el dolor y la rabia: “No tenemos miedo”.
El burdo intento de manipular groseramente este sentimiento para obtener réditos políticos es miserable y, además, ensucia la memoria de las víctimas. Estos ataques, no obstante, suponen un punto de inflexión en el desafío soberanista catalán. El nacionalismo es un sentimiento y no hay que confundirlo con el Estado. Dura lex, sed lex (la ley es dura, pero es la ley).
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La unidad se hace necesaria para afrontar el terrorismo que nos acosa y para encontrar una solución a la cuestión catalana a través de la negociación, el diálogo, el consenso y el pacto. Nos va en ello el futuro. Abordamos también la guerra empresarial por controlar el nuevo mercado de las casas inteligentes, indagamos el itinerario de la huella ecológica y desvelamos en qué consiste CRISPR, el futuro de la biogenética.
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La polifacética actriz Naomi Wats nos habla de su nuevo proyecto con David Lynch. Durante la crisis, las fundaciones se han hecho imprescindibles, sobre todo para atender las necesidades de los más desamparados y desfavorecidos. Son impulsoras del cambio y de la inclusión social. Repasamos en el ámbito del arte las odaliscas de Matisse y presentamos las novedades de un otoño cargado de moda y tendencias.