Por María Jesús Hernández
05/12/2015
6 de diciembre de 1998. Hugo Chávez se convierte en presidente de Venezuela y pone fin a los gobiernos de la llamada Cuarta República. Diecisiete años después, un 6 de diciembre también, el país podría empezar a escribir el último capítulo de casi dos décadas de poder absoluto del chavismo. Las elecciones a la Asamblea Nacional (AN), compuesta por 165 parlamentarios, serán un punto de inflexión en el destino de este país que agoniza económica, política y socialmente.
Gracias a 99 diputados afines, en los últimos años todo el poder de la AN ha recaído en el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y su presidente, Diosdado Cabello. Ahora los sondeos apuntan a que esta situación cambiará. Una de las últimas encuestas, realizada por Datanálisis, pronostica que un 63% de los electores votará a la oposición –Mesa de la Unidad Democrática (MUD)-, mientras que sólo un 28,2% lo hará por el oficialismo. No obstante, otros sondeos apuntan a unas cifras más ajustadas. Dependiendo de los resultados electorales, se dibujan tres escenarios:
En caso de que la oposición consiga dos tercios de los escaños, Venezuela entraría en un proceso de cambio acelerado, ya que la Asamblea Nacional designa puestos clave como los magistrados del Tribunal Supremo y del Consejo Nacional Electoral, entre otros.
Si, por otro lado, la victoria fuera más ajustada, la oposición podría, a partir de 2017, convocar un referéndum revocatorio con el que aspirar a ganar la presidencia del país. En el último escenario, en el caso de una victoria oficialista, el chavismo conseguiría oxígeno para agotar el mandato de Nicolás Maduro.
Ante el optimismo de la oposición, el presidente venezolano ha tirado del discurso del miedo. Ha asegurado que la revolución “seguirá pase lo que pase” y que está preparado “política y militarmente” si la derecha ganara la Asamblea Nacional. “Me lanzaría a las calles”, ha sentenciado.
La situación en Venezuela es de colapso social. La economía se contraerá un 10% este año y la inflación estará cercana al 200%. Traducido a la calle: la pobreza alcanza ya a un 73% de los hogares, según un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello, la Central de Venezuela y la Simón Bolívar. En el día a día, colas y más colas ante los supermercados debido a la escasez de alimentos y productos básicos como los medicamentos. También hay miedo. Venezuela es el segundo país, tras Honduras, con mayor índice de criminalidad, según un informe de Naciones Unidas.
A esto hay que sumarle las violaciones de los derechos humanos, denunciadas incluso por la ONU. Muy presentes están las declaraciones del fiscal Franklin Nieves, quien huyó a EEUU “porque no quería defender la farsa contra Leopoldo López”. Este fiscal ha afirmado que las pruebas contra el opositor eran falsas. El exalcalde de Chacao, que lleva preso desde el 18 de febrero de 2014 en la cárcel militar de Ramo Verde, se ha convertido en el principal rostro de la oposición -según un sondeo de Datanálisis, su popularidad superaría el 40%.
En el Diario de Leopoldo López (escrito en la clandestinidad y publicado por sus allegados), revela que durante todo el largo tiempo de la audiencia, los fiscales no le miraron a los ojos. “Al final, uno de ellos, Franklin Nieves, se acercó y me dijo: ‘Lo siento mucho’. Me ofreció un chocolate y unos caramelos de menta. Los recibí y me dije, este hombre sabe que lo que está haciendo está mal, pero es prisionero del sistema, de la dictadura, tanto como lo puedo ser yo”.
Tras ser acusado por Maduro de “terrorista” por encabezar una manifestación contra el régimen, un tribunal le ha condenado a 13 años. Todo ello, basándose en las pruebas que el fiscal asegura que son falsas. A su caso hay que sumarle el de otros opositores como el del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y Daniel Ceballos.
La importancia de las bases
Hay que tener en cuenta el gran aparato con el que cuenta el chavismo a su alrededor. Además de tener controlados a la mayoría de los medios de comunicación, “ha reactivado los mecanismos para monitorizar al electorado. La militancia está muy organizada en las ‘misiones’. Saben dónde trabaja cada persona, dónde estudia, si es adepto o no al régimen, si ha firmado o no en contra del presidente en la lista Tascón -documento que pedía la renuncia del entonces presidente Chávez y que acabó en el referéndum presidencial de 2004. Lleva ese nombre porque fue publicada por el diputado Luis Tascón-”, explica el consultor político Marcos Gómez Medina, exanalista judicial en el Tribunal Supremo de Venezuela, afincado ahora en España.
Además, “el gobierno tiene absolutamente controlados los circuitos electorales, que pueden agrupar a varios municipios. Este proceso lo hace el Consejo Nacional Electoral y a la hora de otorgar escaños no sólo toman en cuenta el aumento de la población, también si participan activamente en las misiones, si son simpatizantes…”, añade.
No obstante, si la oposición se alzara con la victoria con mayoría simple, “el oficialismo va a seguir controlando el resto de órganos del Estado. El MUD sólo tendría la posibilidad de modificar leyes ordinarias, no orgánicas, y las decisiones que tomaran podrían ser anuladas por el Tribunal de Justicia (controlado por el chavismo). Incluso el presidente puede disolver el Parlamento y convocar elecciones”, concluye Gómez.
En este contexto, la campaña se abrió con la detención del sobrino y el ahijado de Maduro en Estados Unidos (acusados de narcotráfico); continuó con la puesta en marcha de una serie de medidas sociales -como subir el salario mínimo o la reforma de la ley Orgánica de Precios Justos- para recuperar votos y, lamentablemente, no faltó, la violencia. La caravana del opositor Henrique Capriles fue tiroteada y Lilian Tintori (esposa de Leopoldo López) fue atacada.
Sean cuales sean los resultados, la crisis política continuará ante la carencia de canales de diálogo y Venezuela seguirá en el punto de mira internacional. De fuera de sus fronteras ha llegado el último revés para Maduro. Tras la derrota del peronismo en Argentina, se queda más solo en un continente que gira a la derecha.