Por CAMBIO 16
La mayoría de los ciudadanos asumen la necesidad y la importancia de las normas. La Dirección General de Tráfico impone un estricto código de circulación con el fin de evitar accidentes y problemas en las carreteras. Sin embargo, hay ocasiones que no cuadran mucho con la realidad. Por ejemplo, esta semana se conocía que Tráfico había multado por exceso de velocidad a un coche que iba sobre una grúa. Un radar de carretera detectó un vehículo que circulaba a 83 kilómetros hora en un tramo en el que la velocidad límite era 70. La propietaria del coche recibió la multa porque la grúa, que se ve perfectamente en la fotografía, tiene matrícula de Andorra.
Pero este no es el único caso en el que las normas se han interpuesto a la lógica.
-Por recibir un beso. «Mantener relaciones cariñosas» es un motivo de multa mientras se conduce. La cifra que tuvo que pagar la joven fue 80 euros. Ella aseguró que no apartó la vista de la carretera, pero para la Guardia Civil que el copiloto, su novio, se acercara y le diera un beso en la mejilla, limitó su capacidad de movimientos. Sucedió en Galicia en enero.
-Por hacer running. Ser sano también tiene sus problemas. Un hombre fue multado con 100 euros por correr a pie de la calzada en Galicia el pasado 5 de enero. Puede que la autoridad llevara algo de razón pero lo más ilógico fue que le retiraron 4 puntos del carnet.
-Por jugar al parchís. Ocho jóvenes fueron multados por jugar al parchís y consumir bebidas sin alcohol en una plaza de Málaga de madrugada en septiembre de 2014. La multa asciendía a 101 euros cada uno. Los motivos a los que aludió la Policía Local fueron hacer ruido «con los dados y el cubilete y que no se puede consumir nada en la calle».
-Por comer un croissant mientras se va en bici. Un vecino del barrio barcelonés de Sabadell fue sancionado en noviembre de 2013 con 100 euros por comer un croissant mientras iba montado en bicicleta. La policía municipal lo paró y le puso la multa por «conducción temeraria».
-Por rascarse la oreja. Un abogado canario fue parado por la Guardia Civil acusado de ir hablando por el móvil en noviembre de 2013. El hombre demostró que la última llamada que había recibido era del día anterior, argumento que no convenció a los agentes que le multaron por «sujetarse la oreja con su mano derecha de forma permanente». La sanción era de 60 euros.
-Por llevar un tirachinas. En el espejo retrovisor de sus coche. Una joven coruñesa fue multada con 300 euros en junio de 2010 por la Policía Local por llevar colgado de su espejo retrovisor un tirachinas, que se trataba de un regalo sentimental de un familiar.
-Por conducir un triciclo. «De manera temeraria». Esto fue suficiente motivo para que la Guardia Civil pusiera una multa entre 300 y 400 euros a un hombre que bajaba «de noche y a toda velocidad por una cuesta en un polígono industrial». El triciclo está considerado como un vehículo no catalogado -y de juguete- y además no llevaba ningún tipo de iluminación. Sucedió en Sevilla en febrero de 2010.
-Y… por andar demasiado deprisa. Sí, la DGT también quiere limitar la velocidad de los peatones. El nuevo proyecto de Reglamento de Circulación tiene que ser todavía aprobado por el Consejo de Estado, pero en éste se quiere imponer una serie de normas a los viandantes. Por ejemplo, los guardias de seguridad podrán realizar test de alcoholemia a pie de calle y prohibir que los peatones corran por las aceras.