Por Iñigo Aduriz
04/12/2015
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El camino hacia el 20 de diciembre se presenta marcado por el debate en torno a la reforma de la Constitución o el futuro de Cataluña. La orientación de las estrategias hacia lo audiovisual y las redes sociales marcarán el día a día de los políticos en las próximas jornadas.
1. La reforma de la Constitución
Excepto el PP, el resto de fuerzas políticas estatales que aspiran a gobernar los próximos cuatro años –PSOE, Ciudadanos, Podemos, Izquierda Unida (a través de la plataforma Unidad Popular) y UPyD– consideran que la Constitución esta agotada. La reforma parece inevitable en la nueva legislatura, la decimoprimera, que podría ser más breve de lo habitual. Esto obligaría a la disolución de las cámaras, a la celebración de un referéndum y a la convocatoria de nuevas elecciones, según prevé el texto actual en su artículo 168.
El PSOE lleva preparando su propuesta prácticamente desde que perdió el poder en 2011. Su grupo de expertos plantea blindar la sanidad pública como derecho constitucional y recoger en su articulado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es en el ámbito territorial –otro debate crucial en esta campaña electoral– en el que los socialistas hacen especial hincapié al proponer una España federal que reconozca las singularidades de las distintas comunidades autónomas.
Ciudadanos centra su propuesta en la financiación autonómica y plantea también un modelo federal que iguale los derechos y las obligaciones de todos los territorios. La necesidad de un proceso constituyente forma parte del discurso de Podemos desde su fundación en 2014.
El partido que lidera Pablo Iglesias redactaría un texto de corte federal en el que, asimismo, quedaran garantizados los derechos de los españoles en el acceso a servicios básicos como la alimentación, el agua, la luz o la vivienda. IU comparte la idea de poner en marcha un proceso constituyente para elaborar una nueva Carta Magna que incorpore los derechos ya citados y que, también, establezca un nuevo modelo de Estado republicano y reduzca la brecha entre ricos y pobres. Y UPyD propone un diseño territorial que adjudique las competencias a cada uno de los niveles de poder, aunque reservando las más importantes para el Estado.
2. El futuro de Cataluña
La campaña hacia las elecciones generales llega inevitablemente marcada por los comicios catalanes del 27 de septiembre. Las urnas reflejaron una Cataluña fuertemente dividida entre quienes abogan por la independencia –que ganaron en número de escaños– y los que optan por seguir buscando un encaje dentro de España. El PP deberá defender en las próximas semanas la estrategia seguida por su presidente, Mariano Rajoy, que ha pasado por evitar el diálogo con la Generalitat de Artur Mas y por incitar a la actuación de la Justicia.
El resto de fuerzas políticas estatales reivindican un acercamiento entre La Moncloa y la Generalitat que frene el choque de trenes y desbloquee el viaje de no retorno hacia la independencia emprendido por fuerzas históricamente independentistas como ERC, pero que desde 2012 han encabezado otras tradicionalmente autonomistas como la CDC de Mas o miembros de ICV o PSC. El posible pero complicado acuerdo entre Junts pel Sí –unión de CDC, ERC y plataformas secesionistas– con la CUP decantará el nuevo escenario al que deberá enfrentarse el Gobierno que resulte de las elecciones del 20 de diciembre. La solución federal contemplada por todos los partidos salvo el PP nació precisamente para tratar de sofocar el incendio surgido en Cataluña, que amenaza con poner punto final al modelo de la España de las autonomías.
3. La recuperación económica
Es la bandera que ya agita el PP cuatro años después de llegar al Gobierno. Mariano Rajoy y los suyos hablan de “recuperación” o de que los últimos años han sido una “etapa de progreso y crecimiento”. Alertan de que cualquiera que les suceda en La Moncloa, sobre todo si es el PSOE, supondrá ir “para atrás”. Los populares mantendrán esta estrategia en el camino al 20 de diciembre, mientras las fuerzas de la oposición tratarán de hacer hincapié en el aumento de las desigualdades y en las aún desproporcionadas cifras de desempleo.
Últimas encuestas, como la del CIS de noviembre, demuestran que si esa recuperación ha llegado, la ciudadanía aún no la ha percibido. El 86,6% de los españoles cree que la situación económica es ahora igual o peor que hace un año, y un 68,2% la juzga como mala o muy mala. La oposición tratará de explotar este descontento social con el Gobierno que ya le ha pasado factura en las urnas a Rajoy. El objetivo será cerrar la brecha social ahora existente y encontrar un nuevo modelo productivo que permita crear nuevos empleos.
4. El paro y la reforma laboral
El último Barómetro del CIS desveló que para el 77,5% de los españoles el desempleo sigue siendo la principal preocupación. Aunque desdibujada en el debate diario, la lucha contra el paro ocupará su lugar en la campaña y en los programas de los partidos políticos. Con su reforma laboral de 2012, el PP ha conseguido revertir la tendencia del aumento del desempleo aunque, según los sindicatos, ha sido a costa de crear trabajos precarios. En todo caso no ha logrado que el paro baje del 20%.
Los populares defienden el actual modelo productivo y apuestan por centrar los esfuerzos en respaldar a las pequeñas y medianas empresas. La propuesta del PSOE en esta materia pasa por crear una Agencia Pública de Empleo y recuperar “el sentido original del Estatuto de Trabajadores como carta de derechos”. Ciudadanos defiende un contrato único que supere la dualidad del mercado laboral. Y Podemos reivindica un incremento del salario mínimo profesional, mientras IU plantea un Plan de Empleo para parados de larga duración.
5. La lucha contra la corrupción
La regeneración de la política se ha convertido en uno de los ejes centrales de los programas electorales de los partidos que concurren a las generales. En los últimos cuatro años han aflorado con especial relevancia mediática dos casos de corrupción que han agitado los cimientos de las grandes formaciones políticas españolas. El caso Bárcenas investiga la supuesta financiación ilegal del PP durante la etapa en la que el hoy imputado Luis Bárcenas era su tesorero.
El escándalo de los ERE en Andalucía descubrió una presunta trama corrupta que, a través de la Junta gobernada por el PSOE, concedía ayudas irregulares a empresas y particulares por supuestos despidos. Los llamados partidos emergentes utilizarán el reiterado “son lo mismo” para atacar a las dos formaciones que históricamente se han sucedido en La Moncloa. Y PP y PSOE tratarán de presentar una imagen de regeneración y de ruptura con su pasado más reciente. Ambos han reforzado sus códigos éticos para incorporar esa lucha contra los corruptos a sus objetivos.
6. La derogación de leyes
El empleo de la mayoría absoluta por parte del PP hizo reaccionar a los partidos de la oposición. Normas como la Ley de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) –la conocida como ley Wert–, la Ley de Seguridad Ciudadana –también llamada ley mordaza– o la reforma laboral de 2012 vieron la luz con la promesa de toda o casi toda la bancada de la oposición de que serían derogadas en cuanto los populares salieran del poder. La anulación de las dos primeras sigue logrando consenso.
Sobre la reforma laboral existen más matices que saldrán a la luz a lo largo de la campaña. El PSOE descafeinó su promesa de derogación al no contemplar el cambio de la indemnización por despido. Con su modificación de 2012 el PP facilitó que las empresas echaran a sus trabajadores con una compensación de 20 días por año trabajado al ampliar las causas por las que pueden hacerlo con esa recompensa mínima. Para conseguir los 33 días son los trabajadores los que deben demostrar que su despido no está justificado.
7. La convergencia de la izquierda
Para las generales no se vislumbra un gran pacto de la izquierda española como el que se ha reivindicado en tantas ocasiones a lo largo de la legislatura. Pero el debate se prolongará durante la campaña. A principios de octubre, Podemos rompía sus negociaciones con Izquierda Unida para tratar de integrar en sus listas al cabeza de lista de esta última, Alberto Garzón. Y la federación no ha conseguido que la formación de Pablo Iglesias se sume a la “plataforma de unidad popular” llamada Ahora en Común. Equo, por su parte, celebró una consulta a la militancia que decantó su preferencia por alinearse con Podemos. Dirigentes de unos y otros partidos no dan todo por perdido y confían en que finalmente la tan reivindicada “confluencia” se materialice en una alianza con opciones de gobierno.
8. La batalla ideológica
En una escala del 1 al 10 en la que el 1 es izquierda y el 10 es derecha, más de la mitad de los españoles –el 50,5%, según el CIS de noviembre– se sitúa entre el 3 y el 5. El esquema muestra, por tanto, una España que principalmente se considera de centroizquierda. Pero la definición ideológica no está de moda en la política española. Podemos se niega a ser concebido como un partido de izquierda y se limita a defender que lucha por “los de abajo”. Ciudadanos se presenta como formación “progresista” pero, como UPyD, no quiere decantarse entre izquierda y derecha. En este contexto tratan de buscar su sitio las dos grandes fuerzas políticas, el PP y el PSOE. Ambos se debatirán entre los guiños a sus tradicionales electorados y la conquista del centro y la moderación.
10. Los pactos postelectorales
Las encuestas vaticinan un nuevo Parlamento más plural, en el que la fuerza del bipartidismo se verá mermada por la irrupción de nuevas fuerzas políticas como Ciudadanos y Podemos. En este nuevo contexto la búsqueda de acuerdos y pactos entre partidos resultará decisiva en la conformación del nuevo Gobierno.
El PP aspirará durante la campaña a revalidar su mayoría absoluta, a pesar de los estudios demoscópicos y los resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales que les sitúan lejos de ese objetivo. El PSOE insiste en que sale “a ganar” y en que, en principio, Pedro Sánchez aspira también a gobernar en solitario. Pero las conversaciones con otras formaciones políticas existen y se prolongarán durante la campaña que se inicia el 4 de diciembre. Se presentan múltiples escenarios posibles, e incluso hay quien baraja una gran coalición entre socialistas y populares descartada, en cambio, por los dirigentes de ambas formaciones. El PSOE se debate entre acercarse a Podemos, partido en el que se apoyó para gobernar varias comunidades y que podría suponer una deriva izquierdista en sus políticas, o por girar al centro abrazando a Ciudadanos.
Los socialistas andaluces, que forman la federación más importante del partido, reconocen abiertamente que prefieren a la formación de Albert Rivera que respaldó la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta. Sánchez tampoco cierra la puerta a otras opciones, como el PNV. Por cuestiones ideológicas y programáticas al PP tan sólo le quedaría la opción de Ciudadanos, formación que, llegado el caso, debería decidir si respalda al candidato Mariano Rajoy al que tanto ha criticado en los últimos años, o si opta por la opción socialista.