Por Juan Emilio Ballesteros / Fotografía: Lucia Pino
El aventurero Sergi R. Basolí es un hombre rico: ha invertido todo lo que tenía en comprar tiempo y ahora es dueño de su destino. En cada principio hay una razón y en el comienzo de su viaje iniciático está la necesidad de encontrar un sentido a su vida, lograr que sus actos cotidianos se eleven más allá de los hábitos. Se trata de convertir la rutina en un reto permanente, el desafío de sobrevivir en condiciones ante las que cualquiera en su lugar renunciaría sin dudarlo, sublimar las penalidades y sinsabores en una naturaleza que se renueva con cada amanecer. Tenía una inquietud existencial y sólo en la inmensidad del mar ha encontrado la armonía necesaria para identificarse con el mundo que le rodea, sin aspavientos ni poses, con la conciencia inquieta de quien está convencido de que otra realidad es posible, sin prisas, a sabiendas de que cada singladura es una hazaña cuya recompensa es el conocimiento y la paz interior.
Dicen que su fuente de inspiración fue el film Into the wild (Hacia rutas salvajes), escrito y dirigido por Sean Penn en 2007, una adaptación del best seller de Jon Krakauer basado en las notas del diario del idealista Christopher McCandless, que abandona el mundo civilizado para adentrarse en el corazón salvaje de Alaska y descubrir el alma misma de la naturaleza. Este canto a la supervivencia en absoluto determina el rumbo de la aventura de Sergi, quien sigue su propio camino, sin renunciar en ningún momento ni al afecto de sus seres queridos ni a la hospitalidad de la gente que se va encontrando en su periplo, precisamente porque entiende que no es posible la felicidad si no se comparten los sentimientos.
Las canciones de la película, compuestas e interpretadas por Eddie Vedder, le acompañan a menudo cuando arriba a todos esos puertos que sus ojos ignoraban, como diría Kavafis, versionado por Lluís Llach en Viatge a Ítaca, otra de las sintonías que conforman la banda sonora de su carta de navegación, la hoja de ruta de un empeño marinero y romántico en el que la riqueza se mide en la dimensión inesperada de las cosas pequeñas, en ocasiones tan prosaicas y perentorias como pescar para comer, o tan sorprendentes como encontrar una cerveza en medio de las olas.
Todo surgió a raíz de un viaje a Cuba, donde se había desplazado por motivos de trabajo y tuvo oportunidad de perderse junto a un buen cubano en los rincones más recónditos de la isla. En realidad, la idea ya le rondaba por la cabeza antes de acabar los estudios de Ingeniería Mecánica, que completó en Reino Unido y Alemania, especializándose en energías renovables y medio ambiente. Del Caribe vuelve con el firme propósito de circunnavegar España y sobrevivir con lo que pueda pescar.
El 11 de junio de 2011 comienza a remar en la localidad francesa de Argelès sur Mer. Tres días después, en medio de un eclipse total de luna, un inesperado encuentro en la playa de Portlligat, en el Cabo de Creus, cambiaría por completo sus planes. Esa noche, mientras descansaba junto a la caseta de la empresa Kayaking Costa Brava, comprendió que la embarcación que había elegido -un kayak descubierto– no era la adecuada para el mar. Cuando se le acabó el litoral catalán, continuó bajando y, al doblar Tarifa y encarar el Atlántico, supo que ya no había retorno y que ni siquiera las recomendaciones de su familia lograrían apartarlo de su propósito. Seis meses después, el 8 de diciembre, llegó a la playa donostiarra de La Concha, agotado pero feliz.
“Envidio a los animales porque no necesitan ningún material para sus migraciones. Van ligeros de equipaje, al contrario que nosotros, que precisamos muchas cosas que son superfluas. He aprendido de mis errores porque he sufrido mucho con el equipamiento hasta ajustarme a lo que realmente hace falta. También he vivido momentos de peligro, cuando tienes que navegar lejos de la costa porque las olas no te permiten acercarte a la playa. La última vez que volqué fue hace un año. Ahora prefiero no arriesgar”, explica Sergi, que surca el mismo mar en el que la desesperación empuja a cientos de seres humanos a la muerte en busca de una oportunidad. Una tragedia en la que piensa a menudo.
Allí donde recala hace entrega de un carta dirigida a los responsables públicos de medio ambiente. Un testimonio de activismo contra la sobrepesca y la contaminación en el Mediterráneo. No existe una voluntad cierta de sostenibilidad. “Los gobiernos se mueven por otros intereres”, concluye Sergi mientras resuenan los ecos de los versos de Kavafis: “Más lejos, siempre id más lejos, más lejos del presente que ahora os encadena”.
Cuaderno de bitácora
En el blog rumbo-mediterraneo.com Sergi R. Basolí va anotando periódicamente las incidencias más relevantes de su travesía, un viaje que inició en Barcelona en julio de 2013 y que le llevará a conocer los 25 países situados a orillas del Mediterráneo, recorriendo una distancia superior al perímetro de la Tierra. Una aventura que vive con la única compañía de su mascota Nirvana, un perro callejero que ya no sabe caminar en tierra firme.