Por Óscar Abou-Kassem / Fotografía: Jorge Fuembuena / Vídeo: Claudia C. Pedraza y Luis Mengs / Música: Pedro Fainguersch
El paso del tiempo mitifica lo vivido. Pero también permite analizar el pasado con perspectiva. La Transición que vivió España tras la dictadura fue creando mitos. Algunos fueron denostados en su tiempo y ahora son recordados como padres de nuestra democracia. La liberación que supuso salir de la larga noche del franquismo hacia la libertad se alcanzó gracias al sacrificio de ideales y reivindicaciones. Pero el gran acuerdo que se alcanzó entonces sigue sometido a debate. Los políticos de entonces mostraron altura de miras por encima de sus intereses partidistas. Cuarenta años después la sociedad ha mostrado con todo tipo de señales que quiere una mejora del sistema.
Cambio16 reúne a Fernando Ónega (Pol, Lugo, 1947), voz autorizada de la Transición y actual colaborador de Onda Cero, y al periodista Antonio García Ferreras (León, 1966), relator del convulso tiempo político que vivimos, para que comparen los dos periodos y respondan, entre otras cuestiones, si estamos viviendo una segunda transición. García Ferreras, como buen anfitrión recibe a Ónega en su plató de Al rojo vivo en La Sexta cediéndole su silla de presentador.
Ferreras. No sé si hay una segunda transición. Lo que sí creo es que hay una reflexión profunda sobre la primera y sobre lo que significó. Yo, que no soy especialmente crítico con la primera, sí que creo que hay cosas que quedaron y que no fue tan mítica y perfecta como nos han vendido. Fue un éxito para España y nos permitió vivir los mejores años para este país. Yo era muy joven en la primera, estaba en la EGB, pero sí creo que hay carencias sobre las que tendríamos que reflexionar y no entiendo por qué hay tanto miedo. O al menos esa sensación de que hay miedo.
Ónega. Yo sí que creo que hay miedo. Y creo que se trata de un miedo generacional. Cuanto mayor eres, más miedo tienes a la revisión del pasado. ¿Por qué? Pues no lo sé muy bien. De los que vivimos la Transición desde dentro, y desde antes, yo sí me considero de los que la adoran. Me pareció un ejercicio de generosidad por parte de todos. Especialmente, aunque no se lleva casi nunca los méritos, por parte de la izquierda. La izquierda estuvo 40 años exiliada. Muchos de sus integrantes estuvieron encarcelados más de 20 años y se reincorporaron a la vida pública sin rencor y sin ánimo de revancha. Eso es la primera vez que ha pasado en la historia de España.
Ferreras. ¿Pero me estás diciendo que el miedo también influyó en la izquierda?
Ónega. Lo dices tú pero yo lo suscribo. El factor miedo ha sido fundamental para el éxito de la Transición. El miedo a repetir la historia porque los 40 años estaban más recientes que ahora. Lo que ha pasado ahora es que se han incorporado a la vida pública, pero no a la actividad, una serie de generaciones que no han vivido aquello y que no tienen la obligación de valorarla. Porque para ellos es un hecho histórico que estuvo mejor o peor, pero reclaman su derecho a hacer un modelo de país ajustado a sus necesidades y eso merece un respeto y merece ser escuchado.
Ferreras. Pero es que no es sólo la gente nacida después del 78. Es que los que nacimos en el 66 tampoco pudimos votar aquello.
Ónega. Ahí tropezamos con lo de siempre. Si hay que hacer una nueva Constitución para cada generación que se va incorporando estaríamos en un baile constitucional constante.
Ferreras. Pero hay carencias en la Constitución.
Ónega. Hay carencias, pero sí entiendo el miedo que hay a abrir el melón de monarquía o república. Si hay una reforma es evidente que hay que hablar de eso.
Ferreras. ¿No crees que ese debate va a resurgir?
Ónega. Surge periódicamente. Pero el segundo factor de miedo es el territorial. Para que haya un consenso igual que en el 78, si es a lo que se aspira, hay que contar con los nacionalistas y para eso tienes que conceder el derecho de autodeterminación. La España centralista, PP, PSOE, de alguna forma IU, ¿está dispuesta a tratar ese tema? Esos son los dos factores de miedo: sistema y nacionalismo.
Ferreras. Se requiere, como entonces, consenso, audacia y coraje. Pero hay que afrontarlo.
Ónega. Y diálogo. Pero hace falta un motor.
Ferreras. ¿Y quién fue el motor entonces? ¿La ciudadanía?
Ónega. Fue la ciudadanía pero empezó siendo la prensa. Hay una prensa heroica de aquel momento entre la que estaba Cambio16. Hay un hombre que tiene la llave que es el Rey que dice ‘vamos a una democracia normalizada, occidental, con todos los derechos’, hay un diseñador que es Torcuato Fernández-Miranda y hay un ejecutor/seductor sin principios acrisolados, tipo Fraga, que es Adolfo Suárez y que es capaz de seducir a dios bendito, llámense Carrillo, o Felipe González o los nacionalistas. Que entonces los nacionalistas no estaban tan lanzados como hoy.
Ferreras. ¿No tenemos ahora personajes similares?
Ónega. Tendría que haberlos. Porque sería un fracaso. A primera vista no parece que haya los mismos que entonces.
Ferreras. ¿La percepción era la misma entonces? ¿Se tenía al Rey en tanta estima? Se despreciaba a Suárez…
Ónega. Los políticos como, los demás ciudadanos, ganan con la muerte. Los engrandece. Pero también hay una mejor perspectiva para ver su trayectoria, sus aportes y sus renuncias. En estos momentos en la clase política hay una que está en el ejercicio del poder que causa los rechazos que causa. Dentro de unos años habrá más neutralidad para valorarla. En la oposición hay un joven que es Pedro Sánchez, que todavía no tiene biografía para ver si es un buen estadista o se queda en buen hombre de partido. Nos queda Felipe González, que pertenece a los grandes. Pero es la perspectiva próxima la que no deja ver la grandeza ni la pequeñez de los políticos actuales. Falta perspectiva histórica. Con los datos que tenemos, la clase política de la Transición era muy grande y muy generosa y la percepción que tenemos de la actual es que se trata de una más pequeña y muy poco generosa.
Ferreras. En la Transición se logró cauterizar el desencanto. Ahora vivimos ese riesgo para la gente joven…
Ónega. No hay desencanto pero hay una sociedad desencantada con la clase política. Estamos en un momento muy difícil. Se nos ha juntado una crisis económica que ha provocado una crisis social muy grave y una crisis institucional. Las instituciones no dan señales… Los partidos políticos se han hecho con este país. Lo dominan todo y tienen sus dedos metidos en todos los platos y eso no es normal. No se ha dejado desarrollar a la sociedad. La clase política no tiene los sensores para detectar a la sociedad. Aznar, como hombre de partido, sí sabe detectar a los sensores de su electorado.
Ferreras. Podemos si ha sabido detectar la situación. Y es el resto de partidos el que tiene que ver cómo se reengancha con esa ciudadanía.
Ónega. Podemos aparece en el momento oportuno en el lugar adecuado. Si hubiera aparecido hace cuatro años o antes de la crisis no hubiera tenido nada que hacer. Ahora da el discurso que encandila. Y no ha sido sólo por aparecer en pantalla, es por lo que dice cuando sale en televisión. Si tú tienes un mensaje vacío da igual que te saquen en televisión. Nadie tiene más televisión que el Gobierno. Podemos supo conectar, hacer discurso y acertar con las palabras. El hallazgo de la palabra ‘casta’ es dar en la diana.
Ferreras. El problema de la palabra ‘casta’ es que rezuma verdad, no toda la verdad, pero sí mucha de lo que ha pasado en este país. Cuando Esperanza Aguirre dice que si aquí gana Podemos se acaba la democracia, me parece una sobreactuación, un exceso brutal. Sin estar de acuerdo con muchos de sus planteamientos, también me parece mucho más estimulante para la democracia que estén haciendo política que barricadas frente al Congreso. Valoro mucho lo que hicieron los líderes políticos de la Transición. Hicieron una labor heroica pero no perfecta, no mitificada, pero creo que quedaron muchas cosas pendientes. Un país donde hay miles de personas enterradas en las cunetas no es un país decente y hablo de los dos bandos, más de unos que de otros. Y no lo hemos sabido resolver. Y Zapatero fue el primero que lo intentó con la Memoria Histórica y se le revolvió medio país.
Ónega. Estoy de acuerdo. Eso conecta con la gente que dice que no se ha hecho justicia con el periodo anterior. Hay personas de mi generación que lo ven de otra manera por el miedo y las ganas de concordia y el “vamos a llevarnos bien y nos olvidamos de lo que ha pasado”. Hubo una especie de cambalache.
Ferreras. Pero por la fragilidad de todas las partes. Especialmente de la izquierda.
Ónega. Y de la derecha. Podía aparentar ser muy fuerte en sus poderes civiles pero intelectualmente y políticamente era una derecha acomplejada. El término ‘franquista’ una vez muerto Franco pasa a ser una ofensa. Lo arrastró Suárez, que nunca lo ha confesado pero tenía una envidia íntima por Felipe González, que estaba legitimado por un partido de izquierda. Entonces todo era débil. Pero se llegó a la meta de las elecciones del 15J de 1977. Quedan cosas sin resolver. Hay gente que pide una revisión del franquismo, que se paguen las responsabilidades. Y eso no se borra con una amnistía.
Ferreras. La amnistía formó parte del cambalache para exonerar a los cómplices de la dictadura franquista. Pero “amnistía y libertad” era el grito de la gente de izquierda.
Ónega. Hubo dos amnistías: una inicial que no resolvió los problemas y otra más amplia. No fue un cambalache porque hay que echarle un par para hacer una amnistía para delitos políticos con un ejercito franquista que amenazaba con un golpe todos los días. Fue una decisión heroica que casi provoca un golpe de Estado.
RELACIÓN CON LA PRENSA
Ferreras. También había una complicidad entre políticos y periodistas. Iban en el mismo rumbo en busca de la democracia. ¿Se han perdido esos objetivos comunes?
Ónega. El motor de la democracia fue la prensa. Ni Rey ni leches. Había una complicidad de políticos con unos 20 periodistas. Era un grupo muy selecto. La complicidad ahora es más complicada y parecen cuotas de partidos en las tertulias. Ahora se hace periodismo de opinión previsible.
Ferreras. Ahora hay críticas desde la prensa escrita a que la televisión esté siendo protagonista del debate político. Entonces lo fuisteis vosotros y también os metíais en líos.
Ónega. Que los periodistas pretendamos el monopolio de la opinión es un exceso. Lo que lamento es que no puedan opinar jueces y militares. Lo que no puede ser es que la televisión, la radio o internet sustituyan al debate político que se debe dar en el parlamento.
Ferreras. Aquí llegan las elecciones y los candidatos se permiten el lujo de no debatir. Algo inconcebible en la mayoría de las democracias que tanto admiramos. Algo no estamos haciendo bien cuando los ciudadanos no castigan eso.
Ónega. Es que los ciudadanos no castigan ni la corrupción.
Ferreras. ¿Por qué?
Ónega. Ya me gustaría saberlo, Antonio. Si el PP hubiera sacado mayoría absoluta en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid, habría sido un aviso muy serio a las fuerzas emergentes y a la izquierda. Y habría sido el resultado de una sociedad que vota sólo por la economía. Y eso no me gusta. Porque si la economía hubiera, al menos, devuelto la justicia a la gente que se ha empobrecido pero es que aquí no se ha devuelto nada a nadie. Los más ricos han subido su patrimonio un 7% mientras el ciudadano normal sufre para pagar la luz.
FUTURO DEL BIPARTIDISMO
Ferreras. Nada volverá a ser como antes y eso será apasionante en lo político. El bipartidismo ha contribuido a dar estabilidad a la democracia, pero ha pecado de sed de poder. Ha llegado un nuevo tiempo, el tiempo de los pactos. Puede ser muy saludable.
Ónega. Soy bastante partidario del bipartidismo bien entendido. Que no sea reparto entre dos. Dio estabilidad pero el problema es cuando hay mayoría absoluta, que es fantástico para gobernar pero es origen de unos abusos tremendos. Que es lo que tiene harta a la sociedad española. Me gustaría que los partidos emergentes subieran más para poder tener más influencia. Para que sus condiciones para pactar se conviertan en medidas de gobierno. Podemos, por el hecho de existir, ya gobierna. Ya metió doctrina suya en los programas del resto de partidos. Incluso el PP ya no habla igual de Podemos, que más que un partido ha pasado a ser una actitud social que responde a una sensibilidad que los instalados no habían sabido ver.
Ferreras. Las mayorías absolutas están en conflicto con lo que debería ser una democracia auténtica.
Ónega. Donde ha habido mayorías absolutas ha habido corrupción absoluta, véase Valencia y Andalucía. Cuando Aznar no tuvo votos suficientes en su primer gobierno hizo un gobierno razonable. Le dieron la mayoría absoluta y se jodió. Ahora al revés, si Rajoy gana sin mayoría absoluta, como no tiene costumbre ni cultura de pacto, veremos lo que hace. Hoy la moda es decir un pacto con los ciudadanos. Yo me apunto también a eso ¿Me da mi cuota?
CRISIS INSTITUCIONAL
Ónega. Yo tengo dos formas de contemplar las instituciones y su capacidad de reacción. Mi impresión personal y lo que dice el CIS, que en algunos aspectos es la Biblia para mí, es que la institución que mejor ha reaccionado ha sido la Corona. Hace un año estaba en suspenso y con la abdicación del Rey y el nuevo monarca cuenta con un nivel de apoyo muy superior a todos los demás. La Justicia está mal valorada en el CIS pero si no fuera por sus lentitud sería mucho más estimada. Soy muy crítico con el parlamento y la rigidez de los debates, además de la lealtad de voto, que es algo inconstitucional. Al final, el sistema hace que todo el poder caiga en una persona.
Ferreras. En eso echamos de menos a los congresistas de Estados Unidos. La catarsis del momento se detecta en que todas las instituciones están tocadas. La monarquía está afectada. Los partidos están muy dañados por la corrupción. Los sindicatos están tocados. La justicia con su lentitud. Los empresarios, tenemos a su anterior presidente en la cárcel por corrupción. Tenemos a diputados que no aclaran sus actividades extraparlamentarias… Éste debería ser un proceso de catarsis y regeneración de todo eso. El primero en darlo ha sido la monarquía, y lo ha dado por supervivencia. Yo soy republicano pero los primeros pasos dados por el Rey parecen acertados.
Ónega. Si no han sido aciertos, al menos no ha cometido errores.
Ferreras. La prensa también está tocada. Quizás por la influencia de los partidos que tú dices.
Ónega. El dominio de los partidos y su ansia por lograrlo es terrible. Tienen que estar en todo. No se puede mover un papel en este país sin pasar por el filtro de los partidos, directo o indirecto. Casi prefiero el filtro directo porque sabes a qué atenerte. Es la contaminación de la vida pública y a veces de la privada también. Has hecho un buen diagnóstico de la crisis. Una vez hecho el diagnóstico: ¿Qué hacemos? ¿Nos volcamos en el voto a Podemos para que ellos, sin complejos históricos, hagan la revolución? ¿Se lo encomendamos a los que están instalados? ¿Les sientas tú a los dos?
Ferreras. Sentar hay que sentarse. Pero no para hacer un cambalache. Esto requiere profundidad y generosidad. Pero esto conlleva un riesgo y puede haber aprendices de brujo que digan: “Lo vamos a hacer pero dejamos fuera a Podemos”. Y esa tentación existe.
Ónega. Tus datos tendrás y eso me alarma. No se puede marginar a nadie. La clave del éxito de la Transición fue que no se excluyó a nadie salvo a los que tenían las manos manchadas de sangre y no a todos.
EL PAPEL DE LAS MUJERES
Ferreras. Creo que la gran marginada de la historia es la mujer. Algo se ha avanzado pero tú analizas el IBEX35 o los medios de comunicación y ves que al frente hay las que hay y se cuentan con los dedos de una mano. No sé si la solución es la imposición de cuotas, pero no está al nivel de poder de los hombres. Es una deficiencia de nuestra democracia con respecto a otras como las nórdicas. Tenemos carencias enormes sobre cómo deben compatibilizar las mujeres la maternidad y sus carreras profesionales.
Ónega. Estoy de acuerdo. La igualdad plena llegará cuando sea normal que estén en los cargos del IBEX35 y que no sea por sucesión como la señora Botín. Si no hay más es porque alguien les corta el camino y eso responde a una resistencia del coco a la capacidad de las mujeres que han demostrado que están mejor preparadas. Cuando el Rey entrega cada año los despachos nuevos de la escuela judicial en Barcelona, de los 50 nuevos jueces, al menos 40 son mujeres. Si miras la lista de aprobados por oposiciones, la mayoría de los primeros puestos son nombres de mujeres. Hay todavía una resistencia del macho para no dejarlas ascender y eso es un problema cultural profundísimo de nuestra sociedad. Se está corrigendo, se está avanzando, pero le queda, por lo menos, un cuarto de siglo para que eso sea normal. Y a lo mejor tarda 50 años, pese a todas las campañas. Nunca entenderé la diferencia de salario del 24% haciendo el mismo trabajo.