por JESÚS OSSORIO | 93 Metros
¿Qué estaría creando Depero si estuviera vivo en 2014? «Sería un artista muy activo en todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías y redes sociales. Estaría disfrutando y aprovechando al máximo el incremento de soportes para expresarse. Sus poesías futuristas y experimentos tipográficos se han hecho realidad en tendencias como los microrrelatos de Twitter, por ejemplo». Manuel Martín Fontán, director de exposiciones de la Fundación Juan March, responde sin dudar sobre el creador italiano. «Era un visionario, un artista contemporáneo que sigue estando vivo sin necesidad de que su obra sea recuperada para que vuelva a estar de actualidad». Así resume la figura de Fortunato Depero (Fondo, Italia, 1892), uno de los referentes del futurismo italiano.
Una exhaustiva selección de 300 obras —cuadros, imágenes, diseños publicitarios, tapices, esculturas, libros, revistas o poesías audiovisuales— podrán ser visitadas en las galerías de la fundación madrileña hasta el 18 de enero. Los organizadores subrayan que se trata de una de las muestras monográficas «más ambiciosas» sobre el Futurismo fuera de Italia. Tras tres años de gestiones y un «exhaustivo trabajo de recuperación», orquestado por un equipo de 12 expertos en arte, el visitante puede comprobar que el futurismo es «la vanguardia de las vanguardias» y que las creaciones del artista italiano siguen estando de actualidad. Su obra no necesita ser reivindicada pero «queremos convencer al gran público de su modernidad y contextualizar el encaje de la obra de Depero en la corriente futurista», defiende el comisario de la exposición.
Romper con las convenciones tradicionales del arte del pasado y explorar nuevos formatos y fronteras son algunas de las máximas del Futurismo. Estas reglas intentó seguir e incluso trascender Depero en proyectos como New York, film vissuto (Nueva York, una película vivida). Un libro inacabado que pretendía recoger su visión de la ciudad de los rascacielos a través de textos, imágenes e incluso poesías sonoras. Explicar cómo alguien nacido a finales del siglo XIX pudo llegar a imaginar proyectos que se podrían calificar como multimedia es una incógnita que muchos historiadores del arte intentan aún hoy despejar.
Maurizio Scudiero, experto en Historia del Arte y estudioso de la carrera de Depero, achaca su «obsesión» innovadora a la alianza con Giacomo Balla y a su etapa en Roma, ciudad en la que inició definitivamente «su nueva vida futurista». Scudiero tampoco deja pasar la oportunidad de analizar los orígenes del artista italiano para explicar sus polémicos trabajos de propaganda para el régimen de Mussolini. Depero nació en Trento, una región italiana que estuvo bajo control austriaco durante buena parte del siglo XIX. «Creció en una zona fronteriza en la que sintió influencias artísticas de Austria e Italia. El Futurismo tenía en sus inicios un componente ideológico nacionalista marcado por la reivindicación de la italianidad de Trento».
Scudiero sostiene que el creador se sintió al principio atraído por el Futurismo debido a «cuestiones emocionales más que artísticas» —Depero quería que su tierra volviera a estar bajo dominio de Italia—. El historiador clarifica su punto de vista sobre la relación de Depero con el régimen de Mussolini. «Para vivir y comer tenía que trabajar para las instituciones de un gobierno fascista, pero sólo por razones de supervivencia». Al contrario, Marinetti —considerado fundador del movimiento futurista— «sí que fue durante algún tiempo un artista cercano al gobierno del dictador», recuerda.
Aperitivo futurista
«La publicidad es un arte alegre, audaz, divertido y optimista». La frase es de Fortunato Depero y resume a la perfección el matrimonio del artista con Campari, la bebida roja que acompaña el aperitivo de los italianos desde 1860. Una marca que siempre ha apostado por los diseños del artista futurista. La colaboración creativa no se quedó en carteles publicitarios y abarca desde pósteres hasta bandejas o lámparas customizadas. Otro de las creaciones estrella de Depero para Campari es la icónica botella de soda de 1928 y cuyo formato ha permanecido invariable hasta la actualidad. Representa una de las piezas más famosas del diseño industrial italiano e internacional.
Esa necesidad de Depero por «sobrevivir» y ser reconocido tiene que ver también con cierta mala fortuna en su carrera. Fontán señala que el creador italiano fue una «víctima ilustre» de la separación del movimiento futurista en dos etapas. La primera fase era más «jóven y auténtico» mientras que la segunda fue menos aclamada por algunos críticos. «Depero tuvo la mala suerte de ser etiquetado en esta última etapa». Pero estos obstáculos no le frenaron y siguió apostando por abrazar e impulsar la vanguardia del Futurismo. Como prueba queda su Ricostruzione futurista dell´universo, un manifiesto firmado junto con su socio Balla que muchos historiadores coinciden en describir como un importante hito en la evolución de la estética futurista.
El creador italiano «siempre comprendió muy bien que los artistas tenían la necesidad de reivindicarse y autopromocionarse», recuerda Manuel Martín Fontán. «Fue un pionero en ver el potencial de la publicidad y su estrecha relación con el diseño gráfico». De hecho, la exposición de la Fundación Juan March tiene una prolija selección de sus diseños de cartelería publicitaria, propaganda o portadas de revistas tan prestigiosas como Vanity Fair. El carácter innovador y visionario de Depero no termina con su destreza con la publicidad. Maurizio Scudiero no duda en ubicar al creador como precursor prehistórico del arte pop. «¡Por supuesto!, aunque es mucho más fácil hacer esta conexión a día de hoy. Revistas como The New Yorker ya destacaron en su día los elementos de Pop Art en la obra del italiano y su validez innata para la publicidad».
CUÁNDO: Hasta el 18 de enero | DÓNDE: Fundación Juan March | PRECIO: Entrada gratuita