- Cuando todos ceden
- Borrando el franquismo
- ‘Más que un consenso, un gran pacto social’. Por Soledad Becerril, Defensora del Pueblo
- Alfonso Guerra: «Su influencia durará cien años»
- Los fantasmas de la dictadura
- La imperturbable tumba de franco
- 40 hitos en 40 años
ochevieja de 1974. Cientos de miles de familias siguieron el último discurso del dictador y vieron a Lola Flores en el mítico especial de fin de año de TVE. Todos eran conscientes de “las señales que anunciaban el fin de la siesta” y sabían que “tenía que llover”, como decía el cantautor Pablo Guerrero en A cántaros. Aquel 1975, cuando el Seat 133 desbancaba al 600, había esperanza, ilusión, ganas de cambio, pero también miedo e incertidumbre.
Cuarenta años después, el que pronuncia el discurso es el rey Felipe VI (su padre, Juan Carlos I, decidió pasarlo al día de Nochebuena para distanciarse de Franco), el número de cadenas para disfrutar del especial de la última noche del año es infinito y gran parte de la sociedad española espera el inicio de una Segunda Transición el próximo 20 de diciembre.
Entonces, España soñaba con la libertad y la modernidad europea; con tener una vida digna y progresar. El salario mínimo estaba en 8.400 pesetas (unos 50 euros) y el sueldo medio anual era de 264.264 pesetas (1.588 euros). El paro también pasaba factura. Aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE) lo situara en un 3,2%, existía un desempleo encubierto incrementado con el regreso de miles de personas que habían perdido su trabajo en Europa (a tener en cuenta también que muy pocas mujeres accedían al mercado laboral).
En 2015, el salario mínimo son 648,60 euros (125.954 pesetas), el sueldo anual medio 22.606 (3.761.322 pesetas) y el paro asciende al 22,2%. Crisis económica, paro… no puede faltar la corrupción. Ahora se habla del caso Gürtel, el caso Bárcenas, el de los ERE, las tarjetas ‘black’… A finales del régimen despuntó el escándalo de Sofico.
Conservadoras, tradicionales y patriarcales en su gran mayoría. Así eran las familias de principios de los 70. Las mujeres dependían de su padre hasta que se casaban y pasaban a depender de su marido, su nuevo tutor. Para muestra, un anuncio: “Pórtese como una mujer, haga que su marido le compre una Kelvinator. Kelvinator, la máquina de lavar”.
En 1975 se batió el récord de matrimonios en España, concretamente 271.347. Todos por la iglesia. Las parejas tenían una media de 2,8 hijos y sólo el 25% de las mujeres trabajaba fuera del hogar. Actualmente las mujeres están integradas en el mercado laboral y los datos de 2014 revelaron 158.425 matrimonios -los civiles superaron a los religiosos- y una media de 1,3 hijos.
Los movimientos feministas llevaban años luchando, pero los logros estaban por llegar. Hasta la reforma del Código Civil del 2 de mayo de 1975 las mujeres necesitaban la licencia del marido para poder trabajar, abrir una cuenta en un banco, obtener el pasaporte, recibir una herencia… Si se casaban con un extranjero perdían la nacionalidad y si vivían en España se les extendía una carta de residente (perdían validez sus estudios, no podían ser funcionarias y para trabajar necesitaban, como cualquier extranjero, permiso de trabajo). Eran consideradas menores y en caso de separación -no existía el divorcio- no tenían la patria potestad sobre sus hijos.
Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas desde los años 70, cuenta su experencia: “Yo me separé de mi marido y en cuanto me puse a trabajar apareció un abogado pidiéndome la licencia marital. Luego tuvieron que pasar nueve largos años de pleito para que, finalmente, la Iglesia me declarara inocente ‘en el nombre de Dios, amén’, como era todo antes”. érez del Campo también recuerda cuando estaba penalizado el uso de anticonceptivos y el adulterio y el amancebamiento eran delito -se despenalizaron en el 78-.
Mucho han cambiado las cosas desde entonces, Ana María reflexiona: “Las leyes están ahí, la igualdad de derechos… fueron grandes batallas ganadas, pero la práctica es otra cosa. ¿Cuántas mujeres están en estos momentos a la cabeza en partidos políticos, grandes empresas, entidades financieras, medios… ? ¿Cuántos hombres se cogen una reducción de jornada o una baja para cuidar de sus hijos? Y lo más grave: ¿Cuántas mujeres mueren a manos de sus parejas cada año?”.
Entonces, “también se asesinaban mujeres a diestro y siniestro. Se llamaban ‘crímenes pasionales’ y si el crimen tenía lugar tras haberla ‘pillado’ cometiendo adulterio el agresor ni siquiera iba a la cárcel. Lo expulsaban del lugar y ya”. Desde 2003 han muerto casi 800 mujeres a manos de sus parejas en España.
El 15 de julio de 1954 el régimen modificó la Ley de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad para incluir en ella a los homosexuales. Los gays y lesbianas fueron perseguidos, reprimidos, aislados, encerrados en manicomios y prisiones, para evitar el contagio hasta confirmar su curación. No podían beneficiarse de indultos, amnistías, redención de penas o de la libertad condicional. Los últimos años de la dictadura trabajaron en la clandestinidad por sus derechos. Fue en 1979 cuando se despenalizó la homosexualidad en España.
Hoy las personas del mismo sexo se casan en igualdad de condiciones tras la reforma del Código Civil realizada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que entró en vigor en julio de 2005. Les otorgó derechos como el de la adopción conjunta, la herencia y la pensión.
La Ley de Prensa e Imprenta de 1966 eliminó la censura previa, pero se pasó a la censura represiva. De hecho en el tardofranquismo aumentó exponencialmente el número de multas y sanciones administrativas. En ese momento, entre otros, tuvieron problemas el diario Informaciones, que perdió como accionista de referencia al Santander, asustado por la línea aperturista hasta entonces; el Sábado Gráfico, por un artículo de Antonio Gala, ya en el 76, o el programa de TVE Paisaje con figuras”, cuenta el historiador Ángel Bahamonde.
Desde el mundo de la cultura, José María Pou recuerda una convulsión constante: “Todo estaba en ebullición”. En febrero de 1975 los teatros cerraron durante nueve días y hasta Sara Montiel y Lola Flores se sumaron a las protestas. Y es que “el teatro funcionaba como una tribuna política donde la gente leía entre líneas, traducía los mensajes”. El actor recuerda largas colas, “porque allí se podía interpretar lo que se censuraba en la prensa y los libros”.
No obstante, ellos también tenían su tribunal. “Unas 48 horas antes del estreno llegaban una, dos o incluso tres personas para las que tenías que actuar. Luego decidían si estrenabas o no, o si cambiabas algo”. Si bien señala que los últimos años se había abierto un poco la mano, revela alguno de los trucos que se empleaban: “Marsillach, por ejemplo -con quien trabajó en Canta, gallo acorralado-, tendía a exagerar todo aquello de la obra que podía llamar la atención del régimen para, luego, negociar y llegar a un término medio”.
También vienen a su mente las reuniones clandestinas y las de la Junta Democrática de España. “Te convocaban en iglesias de suburbios y cuando llegabas te encontrabas con un montón de gente como tú. Todos teníamos la convicción de que todo iba a cambiar”. Un cambio que también espera que se dé ahora. “Salvando las distancias, estamos en el fin de una época. Las cosas tienen que evolucionar también ahora. Pero en el caso del teatro no se vive igual. El 21% de IVA ha destruido el tejido empresarial. Ahora, aunque tengas un lleno absoluto durante meses -como está siendo su caso con Sócrates- , te quedas en lo comido por lo servido”.
Con respecto al cine, la película que arrasó en taquilla fue El coloso en llamas. A destacar que, aunque aún había que cruzar la frontera para ver cientos de filmes, Nadiuska se convirtió en reina del destape del cine ‘erótico-cómico’. Polvo eres y Zorrita Martínez, ambas dirigidas por Vicente Escrivá, fueron grandes éxitos.
El 8 de febrero de 1975 el régimen anunciaba el cierre hasta el siguiente curso de las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias, Derecho y Medicina de Valladolid haciendo perder el curso a 8.000 estudiantes. “Alteraciones académicas” alegaban en la orden que fue leída en el parte del mediodía. Aquella decisión pretendía ser ejemplarizante para el resto de universidades, pero las consecuencias fueron muy diferentes. Distintos colectivos sociales se unieron para protestar contra esta decisión.
En los últimos años del franquismo las universidades vivieron en constante tensión. Los grises -ahora azules- hicieron gala de una brutal violencia para detener unas protestas que no cesaban. No fueron el único colectivo. Junto a ellos, el Movimiento Obrero fue decisivo en la lucha contra el régimen.
El historiador Ángel Bahamonde cuenta que “la crisis del franquismo es un conglomerado de factores, pero sin duda la labor clandestina del Movimiento Obrero fue decisiva, al menos en dos planos: uno estrictamente económico -referido a las mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores y alguna suerte de redistribución de la renta-; y el otro, desde el punto de vista político, porque colaboró, de forma también decisiva, en la toma de conciencia de multitud de campesinos huérfanos de ideología que se incorporaron a los mercados laborales urbanos”.
Hoy, la imagen de los sindicatos se ha deteriorado mucho entre los trabajadores. Los jóvenes, por su parte, fueron importantes protagonistas del 15M. Con el aumento de las manifestaciones también se vio un uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y, actualmente, la represión viene con forma de ley: la ley de Seguridad Ciudadana, conocida como la ley Mordaza.
De todas las protestas de 1975, mención especial merecen las que tuvieron lugar tras las últimas condenas a muerte a miembros del FRAP y ETA (se cumplen cuatro años del cese definitivo de la actividad armada).
Ilusión, esperanza y cambio definen 1975, pero también 2015. Hace cuarenta años llegó la primera Transición, está por ver si ahora llegará la Segunda.