Por Cambio16
15/09/2017
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El independentismo catalán ha vuelto a demostrar este jueves que piensa desobedecer a las instituciones del Estado todas las veces que sean necesarias hasta que llegue el 1 de octubre. La última prueba de ello ha sido el acto para abrir la campaña electoral del referéndum, celebrado en el Tarraco Arena de Tarragona pese a la advertencia del Gobierno central de que puede incurrirse en un delito.
Tal contundente mensaje ha sido desoído y los independentistas catalanes, encabezados por el presidente regional, Carles Puigdemont, quien ha aprovechado su intervención, que no duró más de 10 minutos, para ironizar sobre el hecho de que se haya asegurado que este acto de campaña es un delito.
«Dijeron que este acto no lo haríamos y no solo lo hemos hecho, sino que con la gente que hay fuera —del recinto que no ha podido entrar— lo podríamos hacer dos veces. O tres, o las que hagan falta» ha dicho.
Puigdemont ha insistido una y otra vez en que el 1-O habrá colegios, urnas y papeletas pese a todas las trabas en contra e incluso sobrará material «que se tendrá que subastar» porque no se utilizará todo.
«¿Alguien cree sinceramente que el 1 de octubre no votaremos? ¿Qué país piensan que somos? ¿Qué gente piensan que somos los catalanes?«, ha zanjado Puigdemont, y ha asegurado que el referéndum ya es un tema que está en la agenda del Departamento de Estado de EEUU y del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Incluso ha buscado el diálogo con el público a quien a preguntado: «¿Que creéis que pasará el 1 de octubre», a lo que ha recibido un ‘¡votaremos!’ largamente aplaudido por los miles de asistentes al acto.
Contra la ley, los independentistas arrancan su campaña
Los partidos independentistas PDECat (Partido Demócrata Europeo Catalán), ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) y la CUP (Candidatura de Unidad Popular) arrancaron en conjunto con la campaña por el sí en el referéndum soberanista previsto para el 1 de octubre.
Y lo hicieron en Tarragona, la segunda capital de provincia más poblada de la región y con un fuerte rechazo al independentismo, gobernada por el socialista Josep Félix Ballesteros, que declinó colaborar en la participación del referéndum.
Los separatistas, que disponen de dos semanas para movilizar a los suyos y también a sus críticos recelosos de participar en este escrutinio, prometen declarar una “república independiente” en Cataluña de lograr el “Si” en las urnas, pese a que no hay establecido un un mínimo de participación para considerar válido el resultado y sólo se basen en “una alta movilización” para justificar su credibilidad.