Por Cambio16
07/09/2017
El respeto a las normas consensuadas por mayorías soberanas distingue las democracias de los sistemas autoritarios. En democracia, todo es posible. Al menos todo lo que se enmarque dentro de los principios de igualdad, equidad y respeto a los derechos humanos y a la ley. Incluso es posible defender la independencia y, por supuesto, la convocatoria de un referéndum para consultar a la ciudadanía sobre esa independencia.
En el caso de España, también es posible. Las fuerzas políticas favorables a un referéndum de autodeterminación pueden incluir esa propuesta en sus programas políticos. Pero, para que vea la luz, requerirán de una modificación de la Constitución, que actualmente no contempla esa posibilidad.
Está en sus manos presentar esa proposición de modificación de la Carta Magna, llevarla al Parlamento, tratar de convencer y persuadir a otras fuerzas políticas para que la respalden. Y, en su caso, culminar con una votación que permita ese cambio constitucional. Sería con la creación de unas Cortes constituyentes, con el refrendo del pueblo del nuevo texto y, en última instancia, convocando ese referéndum con plenas garantías legales. Esa sería la vía democrática.
La opción antidemocrática
Pero la adoptada ayer por las fuerzas independentistas con una mayoría pírrica en el Parlament de Cataluña es la opción antidemocrática. Porque la aprobación de la ley de referéndum se ha hecho al margen de la normativa. En contra los dictámenes de los letrados de la Cámara así como en contra del propio consejo catalán de garantías estatutarias. Y vulnerando los derechos parlamentarios de las minorías y de la oposición que representa a la mitad de los catalanes.
Los ciudadanos no tienen por qué asistir al espectáculo bochornoso que protagonizaron Junts pel Sí y la CUP en el Parlament. Vieron pisoteados sus más básicos derechos y se puso en tela de juicio la soberanía del pueblo.
Es todo un golpe de Estado contra la democracia que no puede quedar impune. El Estado de Derecho debe hacer frente al desafío soberanista solo con la ley pero con toda la ley y lo debe hacer de forma urgente. En ese sentido, el Gobierno ya ha anunciado acertadamente la presentación de sendos recursos ante el Tribunal Constitucional para que frene la huida hacia las formas más autoritarias de Puigdemont y los suyos.
En busca de la unidad
Pero, además, ante la afrenta independentista hoy es más necesaria que nunca la unidad. España reclama unidad. Como la que durante unas horas se escenificó en contra del terrorismo yihadista tras los atentados de agosto. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha tomado las riendas del conflicto y ha decidido actuar de inmediato. También debería redoblar sus esfuerzos por lograr el mayor consenso posible de las fuerzas políticas en esa misma línea.
Según un informe del Expat Insider 2017, España, junto a Portugal y Taiwán, tiene la mejor calidad de vida en el mundo para los extranjeros. Es uno de los mejores países del planeta. No dejemos que las aspiraciones antidemocráticas e incendiarias de unos pocos hagan cambiar esa tendencia. Impidamos que frenen el crecimiento de un territorio considerado ejemplar en la Tierra. Porque lo que está en juego es el desarrollo económico y social de los catalanes y del conjunto de los españoles. Siempre dentro del proyecto común llamado España.