Por Gorka Landaburu
27/11/2015
El asesinato de Luis Manuel Díaz, jefe del partido Acción Democrática (AD) en Altagracia de Orituco, en pleno mitin electoral y cuando se encontraba al lado de Lilian Tintori, esposa del líder de la oposición Leopoldo López, ha tensado la cuerda de una campaña electoral que muchos critican por su falta de transparencia.
Entradas anteriores:
- ‘Liberté et sécurité’
- París tocada, París en alerta
- Stop a la violencia machista
- Euskadi no es España
- El suicidio de Mas
- A las urnas
- Cuatro años sin ETA
- Arantza Quiroga, se va a su casa
- Y ahora qué
- La recta final
- La foto de la conciencia
- ‘Agur’, Txiki Benegas
- El éxodo de la inmigración
- El órdago de Tsipras
- La lacra de la violencia
- El peligro de los populismos
- Ondean las banderas en la Habana y Washington
- El órdago soberanista
- Ante la crisis, más Europa
- Hay que seguir negociando
- Zapata, entre el odio y la hipocresía
- De la euforia a la crispación
- Perdonarse a uno mismo
- Pactar no es pastelear
- Amarga victoria
- A pactar y a gobernar
- Confusión electoral
- El Mediterráneo, una gran fosa común
- La impunidad de Boko Haram
- El último órdago de Rosa Díez
- Vencedores y vencidos
- Pistoletazo al año electoral
- El debate está en la calle
- El pecado europeo
- Aquí mando yo
- Se rompe el bipartidismo
- Syriza, más que una victoria
- Mariano, se fuerte
- Tiempo de reflexión
- Todos somos Charlie
- Cuba y EEUU, acuerdo histórico