‘LOST IN TRANSLATION’
Por Marta Jurado
2/11/2015
Curiosidades, malentendidos históricos o el origen de determinadas expresiones que rara vez aparecen en los libros de texto…
La lista de fiestas otoñales en el mundo anglosajón es interminable. En plena resaca de Halloween, el inicio de noviembre ha traído a mi memoria el día con que los británicos recuerdan el complot urdido en 1605 para volar por los aires su Parlamento, conocido como Bornfire Night o Guy Fawkes Nigth. Pero, ¿qué se celebra exactamente y qué relación tiene con el personaje que inspiró V de Vendetta?
La procesión de antorchas, muñecos de trapo y hogueras con los que se festeja la noche del 4 al 5 de noviembre no emula una Cámara de los Lores en llamas, como se podría extraer de la simbología actual que rodea la figura de Guy Fawkes asociada a los movimientos antisistema, sino más bien el castigo ejemplar que se le dió a los trece responsables de la fallida Conspiración de la Pólvora. Este grupo de católicos, liderados por Robert Catesby, fueron condenados a muerte por intentar sin éxito atentar contra el gobierno del entonces rey Jacobo I, ante el descontento por las medidas penales adoptadas contra ellos en pleno auge del protestantismo.
El cántico popular, “Recuerda, recuerda, el 5 de noviembre… conspiración, pólvora y traición…”, criminaliza el acto y sobre todo la figura de Guy Fawkes, considerado como uno de los “traidores” al régimen. A pesar de no ser el líder de la trama, Fawkes era el encargado de detonar los 36 kilos de pólvora situados en los túneles subterráneos del Parlamento y cuya captura y tortura, «no se debe olvidar”, alerta el refrán en un tono algo tétrico, pero que remarca el mensaje moralizante creado por los gobernantes protestantes.
Su legado ha sido tal que el nombre de este conspirador católico, que luchó como soldado del ejército español en Flandes, es el origen de la palabra ‘guy’, que significa ‘chico’ en español. Empezó por utilizarse para designar la efigie de trapo que los niños quemaban cada 5 de noviembre, luego a designar a “personas de apariencia grotesca” y derivó en su significado actual, utilizado sobre todo en inglés americano, según Oxford Dictionaries.
Actualmente, la imagen de Guy Fawkes ha resurgido de sus cenizas con una connotación muy distinta. La recreación de este personaje en el cómic de Alan Moore, V de Vendetta, ha reinventado su figura como un justiciero en busca de venganza en un Reino Unido futurista. Esta idea se ha popularizado fundamentalmente tras su adaptación al cine en 2006 en una cinta protagonizada por Natalie Portman y Hugo Weaving, por suerte o por desgracia para su autor.
La máscara de perilla y sombrero creada por el ilustrador Daniel Lloyd se ha convertido además en el símbolo de protesta contra el orden establecido e icono oficial de varios movimientos como Anonymous, que abogan por la libertad de expresión e independencia en Internet.
De villano a héroe, con riesgo de convertirse en un producto de masas incluido, el personaje de V nos ha dejado declaraciones de principios dignas de recordar y que, dicho sea de paso, muestran la potente técnica literaria de la aliteración o repetición de sonidos que los anglófonos dominan a la perfección. Atención al discurso de presentación del personaje, que encadena más de 50 palabras que empiezan con la letra que le da nombre, ‘V’ : “This visage, no mere veneer of vanity, is a vestige of the “vox populi” now vacant, vanished….”. Impresionante.
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