Por Carlos Martínez*
5/7/2017
*Presidente de IMF Business School
Como siempre, el verano nos trae buenos datos para el empleo y este año no ha sido una excepción. De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Ministerio de Trabajo observamos que ha disminuido la cantidad de desempleados en casi 100.000 personas, fijando el total en 3,36 millones, el mejor dato de los últimos ocho años. Como aspecto más importante, se consiguieron 87.692 nuevos cotizantes a la Seguridad Social, sumando en el último año más de 670.000 cotizantes, alcanzando un total de 18,4 millones.
También es importante destacar que el empleo no se ha creado sólo en el sector servicios, sino que la construcción y la industria han mejorado también sus cifras, creando un empleo más estable y de mayor calidad.
Conforme va avanzado el año vemos algo que, quizás en su momento, no éramos capaces de atisbar y es el impacto que estaba teniendo la inestabilidad política en nuestro crecimiento económico. En el año 2016, la economía y el empleo se comportaban de manera más que aceptable y eso hacía que muchos analistas no le diesen la importancia que realmente tenía, ya que durante el 2017, sobre unas previsiones de crecimiento a primeros de año, que las más optimistas situaban nuestro crecimiento en torno al 2,5% y la creación de empleo no superior a los 300.000 empleos, la realidad es que, si nada se tuerce, superaremos un crecimiento del 3% y crearemos medio millón de puestos de trabajo. Y toda esta mejora ha sido previsiblemente proporcionada por la estabilidad política, con todo lo que ello supone, aprobación de presupuesto, próximamente aprobación del techo del gasto, etc.
Si analizamos con mayor profundidad los datos, observamos que uno de los principales problemas de nuestro mercado laboral es la temporalidad (se han firmado más de dos millones de contratos en un solo mes) y aunque las cifras van confirmando gradualmente la recuperación, en el mes de junio el paro juvenil mejoró en un 6,4%, los principales perjudicados por esta dinámica de nuestro mercado laboral son los jóvenes; un paro que afecta al 40% del colectivo y que sitúa el número de desempleados en más de 600.000, o lo que es lo mismo, casi un 20% del total de nuestros desempleados.
Además, es importante destacar que el 56% de los menores de 30 años tiene un contrato de trabajo temporal y este porcentaje se eleva a un 73% en los menores de 25 años. Por tanto, no es sólo un problema de tasa de desempleo, sino también de la calidad del mismo.
Si bien es verdad que hemos mejorado los datos en los tres últimos años , en 2013 superamos el 50% de desempleo en el colectivo, todavía nos queda mucho camino por recorrer.
El verano está maquillando un poco los datos y muchos de nuestros jóvenes están encontrando empleo porque los sueldos que se le pagan suelen ser inferiores a los profesionales experimentados. En verano se demandan muchos puestos de trabajo poco cualificados para momentos puntuales donde el valor fundamental a la hora de contratar es el salario. Además, no debemos olvidar que en el sector turístico el dominio de idiomas es importante y, en general, los jóvenes suelen tener esta competencia mucho más desarrollada.
Tenemos que actuar urgentemente frente a este colectivo con medidas tendentes a reducir el abandono escolar (somos el segundo país europeo con una tasa del 19%), debemos mejorar las políticas activas de empleo, evitar la polarización del mercado de trabajo, cada año se va acentuando la reducción de los empleos considerados de remuneración media en favor de trabajos muy cualificados con alta remuneración y trabajos poco cualificados con sueldos bajos, y paliar la ya tradicional desconexión entre el sistema educativo y el mundo empresarial, por lo que debemos fomentar mucho más la formación profesional y la formación dual.
Estamos justo a mitad del año y como decíamos las perspectivas son bastante halagüeñas en lo que a creación de empleo se refiere. El momento crítico vendrá en el mes de septiembre una vez que la temporada turística llegue a su fin y con ello la destrucción de decenas de miles de contratos (sólo el 31 de agosto de 2016 se destruyeron más de 236.000 contratos en un solo día). ¿Volverá a pasar este año lo de siempre? Desgraciadamente todo indica que así será, que seremos incapaces de detener el diente de sierra que, año tras año, castiga a nuestro mercado laboral y que por extensión, lastra nuestra productividad y nuestra competitividad.