"La transición requiere tres pilares: justicia, reconciliación e inclusión"
De profesión ingeniera industrial, hace cinco años fue la diputada más votada en los comicios parlamentarios de 2010, pero el entonces presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, la destituyó e inhabilitó para ser candidata de nuevo en los siguientes comicios. Pero ella no abandonó la lucha por un cambio político y social en su país. Hoy recorre en campaña los pueblos más olvidados de Venezuela, llevando la palabra del cambio y de la reconciliación nacional.
En entrevista María Corina Machado para Cambio16 desde Caracas, la dirigente ofreció su postura sobre el actual proceso constituyente que impulsa el gobierno, la situación dentro de las fuerzas armadas, el devenir del Gobierno y de la oposición, así como las que, a su juicio, son las necesidades de la gente en las calles venezolanas
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POR CAMBIO16| FOTOS Y VÍDEOS: VERÓNICA UZCATEGUI
20/6/2017
En el escenario venezolano actual, son muchas las visiones dentro de la oposición que apuestan por un cambio político. ¿Cuál es la propuesta de María Corina Machado para superar la crisis?
Una sola palabra: Libertad. Más que una propuesta es una necesidad que cohesiona hoy a toda la sociedad venezolana. Conscientes de lo que ha vivido, una tragedia por más de dos décadas, hoy sabemos que sólo con un cambio de gobierno se podrá lograr abrir espacios para que entren las propuestas que brinden mejores oportunidades a todos. Y aunque algunos puedan pensar que los principios en los que basamos esta lucha sean abstractos, pues resulta que es todo lo contrario. Lo que he encontrado en las calles de Venezuela, en todos los lugares que he recorrido, es hambre, pero no sólo de alimentos sino de dignidad, de justicia. Son esos valores trascendentes los que han hecho que hoy Venezuela esté tan cohesionada, como nunca antes en su historia, sobre una línea de acción.
¿Intenta decir que los motivos de la lucha son más que motivos humanitarios?
Totalmente. Y quien no lo entienda así, quizá es porque no lo está viviendo en carne propia. Yo fui muy criticada hace unos cuatro años cuando advertí la severa crisis humanitaria que se estaba gestando. Decían que era una exageración, que eso no iba a ocurrir… y creo que nos quedamos cortos. Porque una crisis como ésta es el único desenlace que podría tener un régimen con un corte profundamente populista, pero que escondía una visión clara de totalitarismo, de despojar a todos de todos sus derechos, y que necesita una sociedad en la ruina para hacerla dependiente de ellos. La destrucción de nuestra economía, de las reservas, de la industria petrolera del país y la complicidad institucional ha sido planificada, calculada. Y avanzó haciendo uso de una cortina gigantesca que aprovechó durante muchos años, la gran entrada de dinero que tuvo en los tiempos de la bonanza petrolera.
Pero, en términos fácticos, ahora la lucha es en contra de la Constituyente que plantea el gobierno de Maduro. La oposición ha advertido de sus peligros para el país. ¿Cuáles son esos peligros?
Yo pienso más bien que los mayores peligros son para el propio régimen. Durante estos años, Maduro y sus aliados han decidido “saltar adelante” en radicalizar cualquier acción que permita mantenerlos en el poder, pero no esperaban la firmeza de la sociedad en la calle manifestándose en contra. Mucha gente se ha visto tan mermada en sus medios de subsistencia, que ya en este punto llegan a afirmar sobre qué más pueden perder. A mayor represión, el gobierno ha encontrado mayor fuerza en la calle. Y con la Constituyente pasa lo mismo: a mayor radicalización, mayor fuerza, pero esta vez la resistencia también la han encontrado dentro del propio gobierno. Funcionarios, fiscales, jueces y un importante núcleo de las fuerzas armadas han amenazado con voltearse.
Entonces, si es así, ¿por qué entonces el Gobierno se muestra tan decidido en avanzar en esa propuesta?
Hace tiempo, miembros de las fuerzas militares emplazaron a Maduro a reconsiderar esa iniciativa. Pero, en un régimen que está tan fracturado internamente, retroceder significa mostrar una profunda debilidad. Y hay gente dentro del Gobierno que sabe de esa debilidad y que pretende taparla a toda costa. Así que si retroceden con la Constituyente sería mostrar públicamente el signo inequívoco de la debilidad de Maduro, y de su propuesta. Porque, hoy por hoy, la Constituyente es una propuesta no del gobierno, sino de Maduro. Ahora, ¿te imaginas unos comicios en la calle, con funcionarios militares en la calle de los cuales más del 80% no está de acuerdo con esa propuesta?¿Crees que la sociedad venezolana se va a quedar indiferente el día de los comicios? Lo que viene es un escenario muy complejo para la dictadura.
¿Ruido de sables?
Los militares tienen una gran responsabilidad de lo que esta sucediendo en el país, tanto por acción como por omisión. Pero si hay una institución que ha sido atacada, humillada, vejada en sus principios, principalmente por (Hugo) Chávez y ahora Nicolás Maduro, ha sido precisamente la Fuerza Armada. La creación de las milicias, un componente totalmente inconstitucional, la forma como se ha destruido el mérito para los ascensos, el propio apresto operacional y las remuneraciones y la infiltración del narcotráfico. Todo ha sido un plan para destruir la moral institucional del componente. Hugo Chávez sabía que una fuerza armada con una moral y una institucionalidad sólidas jamás hubiese permitido entregar su accionar a un gobierno extranjero, o permitir la entrada de guerrilleros o narcotraficantes al corazón del país. Hay regiones donde el comandante del Ejército o de la Guardia Nacional, para hacer un reconocimiento, debe pedir permiso a funcionarios extranjeros. ¿Cómo se llama eso?
Las «dos» fuerzas armadas
Entonces, ¿vaticina una posible insurrección militar?
Nuestra petición al componente militar ha sido que bajen las armas contra el pueblo, y que dejen de acatar órdenes que saben que son inconstitucionales y que, en muchos casos, representan violaciones a los derechos humanos y delitos de lesa humanidad, que todos sabemos que no prescriben. Hay muchos militares que están conscientes de ello y han abogado a lo interno por lo mismo.
¿Hay “dos fuerzas armadas” en Venezuela?
Sólo una fuerza armada institucional, que respeta la Constitución, se puede llamar Fuerza Armada. Lo otro son facciones que han infiltrado la institucionalidad, las milicias por ejemplo. Yo confío en la reserva moral de la Fuerza Armada. Quizá es difícil decir eso cuando en los últimos días hemos sido testigos de la incursión de miembros de la Guardia Nacional en hogares, atacando, amedrentando, aterrorizando a familias venezolanas, y muchos podrían preguntarse de cuál reserva moral estoy hablando, porque no es sólo quien aprieta el gatillo, sino también quien da la orden. Ciertamente es un momento en que la actuación de la Fuerza Armada está siendo juzgada no sólo en Venezuela, sino en todo el mundo, pero cuando digo que confío en su reserva moral es porque conozco numerosos casos de militares que han pedido la baja, que están siendo investigados y otros juzgados. A muchos de ellos les he dicho que éste no es el momento para salir por la puerta de atrás.
Volvamos al tema de la Constituyente. ¿Cuáles son los peligros que ustedes advierten de concretarse el proceso?
Sencillamente la aniquilación del único poder con legitimidad que hoy queda en el país, que hoy por hoy es el Parlamento. No sólo lo han intentado por la vía legal, con la utilización del Supremo, ahora quieren “legitimarlo” en la Constitución. Y ellos saben el rechazo que genera, incluso dentro de sectores afectos a ellos, la pretensión de desaparecer de un plumazo un poder público. Por eso lo están haciendo de la forma que lo están haciendo, sin consultarle al pueblo. Maduro sabe que cualquier elección que haga la perdería 9-1, por eso han decidido inventarse su propio proceso electoral a espaldas del pueblo para que, luego que “legitimen” sus pretensiones en una Constitución, ir en contra de lo que quieran: gobernaciones, alcaldías e incluso la propia Fuerza Armada. Es constitucionalizar el “Estado mafioso” y es importante insistir en ello. Digamos que afortunadamente, el mundo ha sido testigo de la violación de los derechos humanos en el país, de las torturas, de la aniquilación a la prensa libre, ya sea con cierres abruptos o la compra de medios. El mundo ha sido testigo de la crisis humanitaria en el país, con el dolor de que la gente reconozca el país en la foto de un niño hurgando en la basura. Pero hay una tercera dimensión de los abusos del régimen que no debe olvidarse y que hace falta insistir más en ella, que es la dimensión criminal de esta organización, porque el Gobierno de Maduro de ser una organización política y pasó a ser una organización criminal, con complicadas conexiones con el narcotráfico, con el paramilitarismo y con el crimen organizado internacional.
Las deudas de la oposición y el «pacto» republicano
Y ante todo eso, ¿qué está haciendo la oposición?
Lo más importante es que está acompañando al movimiento de calle. Ciertamente, en Venezuela han existido momentos importantes de protestas, pero nada como el actual. Es un proceso completamente inédito en nuestro país, que no tiene precedentes y con todos los componentes de una rebelión popular, incluyendo la convergencia de sectores sociales en la misma lucha. En ese sentido, la oposición no solo ha acompañado al movimiento, sino que tiene la responsabilidad de entender su naturaleza. De estar consciente que el objetivo es sacar al Gobierno y comenzar a sentar las bases para la reconstrucción política, social e institucional del país. Esto no se resuelve dándole comida a la gente o echando hacia atrás la Constituyente. Quien piense que puede apaciguarse con prebendas políticas, no ha entendido nada. Aquí no se trata de repartirse cargos o beneficios. Los venezolanos están en la calle porque han entendido que necesitan un país en libertad y que el gobierno está dispuesto a todo.
Volviendo a tu planteamiento, creo que la oposición está en deuda con el país en dos cosas. La primera, en las iniciativas que debe tomar el Parlamento para la designación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral y de los magistrados del Supremo. Han pasado 18 meses y muchos venezolanos nos hemos preguntado por qué, y entre las muchas discusiones con nuestros pares, aún no hemos encontrado respuestas convincentes. Así como la presión ciudadana ha servido, por ejemplo, para que la Fiscal General actúe, también ha servido para que algunos factores dentro del Parlamento que tenían dudas en actuar lo hagan. La segunda deuda es con el planteamiento de un nuevo acuerdo político, yo lo llamo un “pacto republicano”, que debe producirse luego de la salida de Maduro. Que responda no solo a los sectores que han estado en la calle, sino inclusive a los que creyeron en el chavismo, a los que han invertido en Venezuela, a los que necesitamos que vengan a invertir en Venezuela. Muchos hemos hablado de eso, y cada uno de los dirigentes tiene su visión, pero es ineludible que debe producirse un acuerdo político que permita la confluencia de los sectores.
Dice que cada uno de los dirigentes tiene una visión. ¿Cuál es la de María Corina Machado?
En mi caso, lo principal en lo que yo he insistido es que la transición no puede convertirse en transacción. El régimen no es Maduro nada más. El cambio no es estético, sino ético. Es la salida de las mafias, de los que reciben concesiones, de los que hacen grandes negocios con el erario público. Lo segundo es crear los mecanismos de justicia, no sólo para los perseguidos y los torturados, sino a los que tuvieron que dejar el país, a los que perdieron sus ahorros de toda la vida. En torno a todo esto deben configurarse lo que considero son los tres pilares para la transición democrática: Ni venganza ni impunidad, la convocatoria de todos los sectores que creen en los principios democráticos; y cuando digo todos me refiero a todos, incluyendo a los que han estado cercanos al chavismo pero que tengan verdadera vocación democrática, y en tercero la inclusión en los aportes. Todo debe llevar a un punto en común, generar confianza y mostrar que somos capaces de garantizar los derechos de todos, incluso de los que difieren de nuestros planteamientos. Esos son los pilares para la reconstrucción.
¿Reconstrucción implica reconciliación?
Absolutamente. Pero para que exista reconciliación debe haber justicia, arrepentimiento y perdón.
Un cambio ético
A su juicio. ¿Cuál será el desenlace de lo que actualmente está sucediendo en el país?
La libertad. No hay otro destino para los pueblos que han decidido ser libres. Sabemos que no es un proceso fácil. Cuando salgo a la calle, o cuando hablo con mis hijos, siempre lo hago de la forma más enérgica, porque sé el camino que estoy recorriendo y no sé si mañana habrá otra oportunidad. Pero para el país, el destino es irremediablemente ser libre. Aquí no sólo están asesinando a gente que está protestando en la calle por un cambio político, sino a muchos otros tantos por la falta de alimentos o por la delincuencia. A esos yo los llamo los “héroes anónimos”. Eso, junto al deterioro de nuestro modo de vida, nuestros espacios, nuestras calles, siempre me hace pensar qué país le están gestando a las generaciones que vienen. La urgencia es ética.
Detengámonos en el planteamiento de lo ético. Además de esos males sociales que apunta, otro de los problemas existentes es la corrupción, no solo a la escala gubernamental, sino esa “micro-corrupción” en algunos sectores sociales. Por ejemplo, el que se aprovecha de la situación de crisis para generar beneficios, del que participa en algunos vicios, o el que espera que un Estado le resuelva su modo de vida. ¿La sociedad venezolana no está también en una urgencia ética?
Eso que planteas es medular. Pero considero que la propia crisis generada por el Gobierno también ha llevado a ello. Cuando tienes un padre que se ve obligado a pagar una comisión para conseguir la medicina de un hijo en emergencia, o cuando tienes que pagar en los subterfugios para conseguir algún documento, o cuando un comerciante que se ha esforzado por levantar su negocio es afectado por un Estado que le exige el pago de prebendas para mantener su negocio en pie, para recibir la mercancía o para cualquier cosa que implique la estabilidad del medio de subsistencia de su familia, muchos no tienen más remedio que ceder. Están creando intencionalmente una sociedad de cómplices, porque es en la moral donde está la mayor fuerza de la sociedad venezolana. Eso que dices es central. La reconstrucción pasa por la creación de instituciones, movidas por el cumplimiento de las reglas, el comportamiento decente y la gestión transparente. Cuando tú ves al muchacho que estudia, se esfuerza, tiene un gran rendimiento académico y que incluso hasta trabaja y se está muriendo de hambre, y ves a otro que ha hecho mucho menos, que se ha “enchufado” o, en el peor de los casos, ha estado en actividades ilícitas y lo ves con una gran coche y mucho dinero, estás dando un gravísimo mensaje a la sociedad. Ese es el daño más grande que se le ha hecho al país. Nosotros tenemos un gran referente en la historia venezolana, que es el 23 de Enero de 1958, cuando Venezuela salió de su última dictadura. En ese momento todos los sectores sociales se pusieron de pie. La ciudadanía, los partidos políticos de todos las corrientes, la Iglesia, la Academia, el campesinado. Todos se pusieron de pie no sólo para salir de un dirigente, sino de una sociedad que había cercenado las libertades y el reconocimiento a todos los sectores. Y eso es lo que está sucediendo ahora, otra vez. Y estoy segura que así seguirán, y seguiremos haciendo mucha más presión, hasta que Maduro entienda que debe detenerse y entre en un proceso de negociación de los mecanismos para su salida.
En tres platos
1. ¿Cuál será el futuro inmediato de María Corina Machado, de concretarse un cambio político?: Mucho trabajo. Son muchas las propuestas por aportar y mucho el acompañamiento que hay que hacer
2. ¿Aspira al cargo político más alto del país?: En esa Venezuela, ¿quién no?
3. Su partido, Vente Venezuela. ¿Cómo lo define?: Es el partido de la libertad. de hecho dicen que es el único partido no socialista que hay en Venezuela. Nosotros creemos en las libertades y en las oportunidades para el progreso, en abrir a la gente al mundo, a las nuevas tecnologías, a las nuevas inversiones, que todos los jóvenes que están en Venezuela puedan hacer sus sueños realidad. ¿Y para ello, qué necesitan? reglas de juego claras, oportunidades y respeto a sus ideas y a su propiedad. Yo creo en una sociedad, de conocimiento, de innovación, de propietarios.
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