Por Cambio16
02/01/2017
Un motín en la cárcel Anísio Jobim de Manaos dejó «entre 50 y 60 muertos», según fuentes del Gobierno del Estado de Amazonas. En varios medios y a través de las redes se han distribuido imagenes del sangriento suceso, en donde se ven montañas de cadáveres uno sobre el otro.
El motín empezó el 1 de enero por la tarde después de que se produjera una pelea entre dos facciones rivales presentes en el centro penitenciario. Este 2 de enero, los amotinados han liberado a siete rehenes.
El secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Amazonas, Sérgio Fontes, aseguró que la facción de narcotraficantes conocida como Familia do Norte (FDN) atacó a miembros del Primeiro Comando da Capital (PCC).
«El recuento inicial indica que fueron encontrados entre 50 y 60 cuerpos como máximo«, explicó el responsable de la seguridad del estado, que aseguró que en las negociaciones los presos no exigían prácticamente nada.
«Sólo pedían que no hubiera excesos cuando entrara la Policía Militar (…) Creemos que ya habían hecho lo que querían, que era matar a esa cantidad de miembros de la organización rival y querían la garantía de que no serían agredidos por la policía», dijo a una radio local. En un principio el grupo que inició el motín hizo rehenes a 12 personas, que fueron liberadas a lo largo de la madrugada de este 2 de enero.
A primera hora de la mañana ya habían sido liberado todos y tan solo uno de ellos fue herido leve por el roce del disparo de una bala y está hospitalizado.
Antes de que se iniciara el motín en la cárcel Anísio Jobim hubo una fuga de presos en otra cárcel del estado, el Instituto Penal Antonio Trindade. La Orden de los Abogados de Brasil en el Amazonas informó de que 15 presos pudieron ser recapturados, pero no informó del número total de fugitivos. La organización cree que la fuga se organizó como una cortina de humo para desviar la atención de las autoridades y poder realizar la matanza en la otra cárcel.
El secretario de seguridad evitó asumir responsabilidades por la matanza y remarcó que el problema no es único del estado de Amazonas, sino que está generalizado en todas las cárceles del país, sobre todo en el norte y el noreste. La sangrienta masacre volvió a poner de manifiesto el brutal enfrentamiento de las organizaciones criminales de Brasil, que luchan por el control de las instalaciones y el manejo de las actividades delictivas.
Brasil tiene la cuarta mayor población penal del mundo, detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según el documento. Organizaciones defensoras de los derechos humanos han alertado varias veces sobre las deplorables condiciones de los presidios en el país suramericano.