Por Cambio16 / Reuters
Abdullah Kurdiya lo ha perdido todo. Su mujer y sus dos hijos -de tres y cinco años- no sobrevivieron. Ya no encuentra razones para luchar. Los motivos que le hicieron dejarlo todo, escapar de Siria y buscar asilo se han esfumado.
Abdullah ha regresado con los féretros de su familia a Kobani, su ciudad de origen en Siria. La imagen de su hijo Aylan de tres años muerto en la playa ha conmocionado al mundo, ha despertado conciencias y ha abierto ojos que no querían ver la realidad de los refugiados, pero esto no le devolverá a este padre y marido a su familia.
«Sólo quiero sentarme junto a la tumba de mis hijos y mi esposa y descansar», asegura Abdullah Kurdi a los periodistas.
En su declaración a la policía, publicada por el diario Hurriyet, Kurdi relató que pagó dos veces a traficantes de personas para que lo llevaran con su familia a Grecia, pero no lo logró. En el último intento se produjo la tragedia. El agua comenzó a entrar en los botes y en su desesperación la gente se puso de pie provocando el naufragio.
«Tenía a mi esposa de la mano. Mis hijos se me soltaron. Tratamos de aferrarnos al bote», dijo en la declaración, según informa Reuters. «Todos gritaban en la oscuridad. No conseguía que mi esposa y mis hijos escucharan mi voz».
Abdullah y su familia intentaban llegar a Canadá. Abdullah ha asegurado que funcionarios canadienses le ofrecieron la ciudadanía tras ver lo que había pasado. Sin embargo, desde del Gobierno canadiense se ha negado que hubiese existido la mencionada oferta.