Por Iñigo Aduriz
02/04/2016
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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, buscará este sábado un nuevo aval del Comité Federal de su partido –máximo órgano de decisión entre congresos– a su política de pactos y a su estrategia para mantener su candidatura a la Presidencia del Gobierno. Tratará una vez más de salir airoso de los conflictos internos que coexisten en el seno de la formación socialista y de quienes cuestionan su liderazgo.
El aval que busca Sánchez y que es el principal objetivo de la reunión es el retraso de la convocatoria del 39 Congreso Federal Ordinario del partido, que el Comité Federal del 30 de enero fijó para el mes de mayo pero que Ferraz considera necesario aplazar dadas las negociaciones para formar Gobierno que se mantienen abiertas tres meses después de las elecciones generales. Precisamente esas conversaciones que el líder del PSOE tiene previsto retomar la próxima semana marcarán un cónclave que se produce tras semanas de ruido interno.
Ya prácticamente nadie duda dentro del partido en que la decisión de aplazar el Congreso es la correcta. Pero en los últimos días ha vuelto a resurgir el cuestionamiento del liderazgo de Sánchez ante los constantes rumores sobre la posibilidad de que la presidenta de la Junta de Andalucía y líder de los socialistas de esa comunidad, Susana Díaz, estuviera decidida a luchar con el actual líder del PSOE por la Secretaría General de la formación en el mencionado cónclave.
Apurando plazos
Ferraz trató de evitar cualquier cisma interno en plenas negociaciones para hacer a Sánchez presidente. Y es que en el caso de que el Congreso se hubiera celebrado como estaba previsto, en mayo, la batalla habría empezado mucho antes, a mediados de abril, ya que sería este mismo mes cuando los candidatos tendrían que empezar a recoger los avales para poder presentarse. Por eso desde la dirección federal decidieron llevar a la Ejecutiva del lunes el aplazamiento del cónclave que esperan respalde la mayoría del partido.
Cualquier cuestionamiento público o privado del secretario general durante la reunión de este sábado podría resultar letal para la negociación que Sánchez pretende retomar ya desde el lunes. Y eso que tras el fracaso de la primera sesión de investidura, no ha sido hasta esta pasada semana cuando los socialistas han visto un haz de luz de cara a ese hipotético nombramiento del líder del PSOE como presidente.
«Fácil no va a ser»
El optimismo caló tras la reunión del miércoles entre el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, y el presidente de Podemos, Pablo Iglesias. Sobre todo después de que el líder de la formación morada mostrara su disposición a negociar a tres con Ciudadanos y se declarara dispuesto a dar un paso atrás y no exigir su entrada en el Gobierno como condición para investir al dirigente socialista. Además, este último también se mostró favorable a que miembros tanto del partido naranja como de Podemos entraran en su hipotético Ejecutivo.
Los plazos siguen corriendo y ya sólo falta un mes para que el desacuerdo suponga inevitablemente la convocatoria de unas nuevas elecciones generales que, oficialmente, nadie dice querer. “Hemos ido superando los distintos imposibles y estoy convencido de que en las reuniones a tres los equipos de negociación vamos a ser capaces también de superar las dificultades y las diferencias que hay”, aseguraba este viernes con optimismo el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, en el Congreso. “Fácil no va a ser, pero estoy convencido de que vamos a poder llegar a acuerdos”, subrayó.