Por Iñigo Aduriz
04/11/2016
Hombres y mujeres de su confianza con un perfil más técnico que político y manteniendo el equilibro de familias del PP. Así es el nuevo Gobierno de Rajoy cuyos ministros han tomado posesión de sus cargos este viernes ante el Rey.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ve refrendada su labor al frente de Presidencia en los últimos cinco años y consigue mantener a los llamados sorayos dentro del Ejecutivo. Así, además, de sus más cercanos colaboradores como son la titular de Empleo, Fátima Báñez, y el de Hacienda, Cristóbal Montoro, consigue que entre en el Gabinete Álvaro Nadal, que ocupó la dirección de la Oficina Económica de la Moncloa.
La gran rival de la vicepresidenta dentro del PP, María Dolores de Cospedal, ve, por su parte, cómo se cumple uno de sus principales objetivos políticos al convertirse en ministra de Defensa aunque no se trate de un cargo de primer orden del nuevo Gobierno.
El juego de equilibrios realizado por Rajoy se completa con un reparto territorial meditado. Así, por ejemplo, tras la salida de Jorge Fernández Díaz, el presidente del Gobierno incorpora a Dolors Montserrat como ministra de Sanidad. Ambos son catalanes. Incluye además a una de las figuras más respetadas en uno de los feudos tradicionales del PP, Cantabria, con la entrada en el Ejecutivo del alcalde de Santander, Íñigo de la Serna.
Un rostro más amable
Otro de los intentos más palpables es el de dar una imagen más amable del Gobierno. Sólo así se explica que Sáenz de Santamaría deje la Portavocía del gabinete en busca de un perfil más abierto y con experiencia en negociaciones como es el del ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo.
Los trece ministros del recién escogido Gobierno ya han tomado posesión de sus cargos este viernes y mantienen su primera reunión del Consejo de Ministros después de que el jueves el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, anunciara oficialmente al Rey la composición de su equipo y lo hiciera público a última hora de la tarde.
Por primera vez, los titulares de las distintas carteras tenían la opción de escoger si en la mesa en la que se realiza la promesa o el juramento se mantenía el crucifijo o si se retiraba. Se trata de una modificación que introdujo el Rey Felipe VI para los altos cargos, nada más tomar posesión de su cargo en 2014 con el objetivo de cumplir con la aconfesionalidad del Estado recogida en la Constitución. No obstante, todos los ministros han optado por mantener ese símbolo religioso durante el acto.
Sólo prometen Santamaría y Cospedal
El primero en jurar su puesto ha sido el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ya que posteriormente debía ejercer su labor como Notario Mayor del Reino en la promesa o jura del resto de titulares de las distintas carteras.
Tras él ha sido el turno, en este orden, del ministro de Exteriores, Alfonso Dastis; de la vicepresidenta y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría; la de Defensa, María Dolores de Cospedal; el de Hacienda, Cristóbal Montoro; el de Fomento, Íñigo de la Serna; el de Interior, Juan Ignacio Zoido; la de Empleo, Fátima Báñez; el de Educación, Íñigo Méndez de Vigo; la de Agricultura, Isabel García Tejerina; el de Energía, Álvaro Nadal; el de Economía, Luis de Guindos y, finalmente, la de Sanidad, Dolors Montserrat.
Sólo Cospedal y Sáenz de Santamaría han optado por la promesa, mientras el resto de ministros han decidido jurar sus cargos.
En el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela se han congregado la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el presidente del Senado, Pío García-Escudero, así como los del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes.