Por Jorge Zavaleta
17/11/2016
El presidente ruso, Vladímir Putin, podría mantener un encuentro con su colega estadounidense, Barack Obama, en el marco de la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) que comienza este viernes en Lima, según anunció el Kremlin.
Aunque no se ha programado una reunión bilateral, que en cualquier caso sería la última entre los dos líderes, “es obvio que se cruzarán de una u otra forma en los pasillos” de la cumbre, dijo a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Los Andes y la Amazonía representan la cara ausente de esta cumbre de noviembre 2016, la cita latinoamericana que será recordada como el banquete de los mendigos por la ausencia en la misma de la población indígena andina.
La fiesta de las economías de Asia Pacífico que se reúnen en el Perú, por segunda vez en esta década, cuenta con la participación de los países socios de altos ingresos per cápita y de elevados índices de desarrollo humano, en tanto el anfitrión –Perú– tiene mucho que aprender y muchos cambios estructurales que afrontar, sobre todo a la hora de implementar la inclusión social de los grandes olvidados que pueblan los Andes y la Amazonía.
La apertura de los mercados, por medio de los tratados comerciales firmados, ha creado una serie de oportunidades para los exportadores agrarios de la costa. Y los resultados no se han hecho esperar. Las exportaciones agrícolas peruanas a Japón, China, Estados Unidos, y Europas se han duplicado entre 2010-2015.
Los beneficios de la agricultura empresarial, con pleno empleo de trabajadores locales, se traducen en una fotografía parcial. Por ejemplo, en Perú solo las principales urbes de Trujillo, Chiclayo y Piura, al norte, y Lima, Ica, Arequipa al sur, los campesinos beneficiarios de la Reforma Agraria peruana de los años 1968-1975 han podido aprovechar sus propiedades para incorporarse a la agricultura de mercado con tecnologías modernas.
Los organizadores de APEC en Lima, en sucesivos conversatorios, han mostrado su entusiasmo, pero han confesado en entrevistas en prensa que no disponen de fondos públicos para investigar Indices de Desarrollo Humano (IDH), ni trazar una curva de Gini (que mide la desigualdad) más allá de la reconversión de las antiguas haciendas en empresas mixtas con capitales del exterior y un creciente mercado de exportación.
Pues ese mercado de tierras que en la costa se denomina “agricultura empresarial” no es fácil desarrollarlo en la sierra y la selva. La Banca Multilateral ha facilitado recursos al Perú, Colombia, México como lo hizo para la titulación en Costa y Sierra, con el fin de propiciar la seguridad legal de este universo. El Censo Agropecuario regional registra también propiedades de 1/1 y ¼ de hectárea, realidad que dificulta los objetivos del desarrollo de una economía, con base agrícola.
Es imprescindible que exista una política de Estado que impulse en serio instituciones como el Instituto de Investigación Agraria (INIA), y que contribuya a formar un mercado de tierras sobre la base de tres segmentos: comercialmente viable, potencialmente viable y no viable. Sin duda a este último sector cabe una política integral de un Estado responsable del desarrollo integral de la nación.
Hoy en día el comercio internacional es una preocupación principal en el planeta, empezando por los EEUU, cuyo presidente Obama, cuyo mandato vence en enero 2017, asistirá a la cita de APEC. De Latinoamérica forman parte México, Chile, Perú, países que, a su vez, son fundadores de la Alianza del Pacífico. Un tema que concita mayor interés es el Tratado de Libre Comercio del Norte conocido como NAFTA, pues el presidente electo de EEUU, Donald Trump, ha cuestionado el acuerdo y tiene pensado establecer impuestos a los productos que ingresan a los Estados Unidos provenientes de México. América Latina, nuevamente, en el ojo de la tormenta.