Por CARLOS DRAKE
Hace sólo unos años eran prácticamente una entelequia. Hoy, cada vez es más habitual que los conductores se planteen la posibilidad de comprarse un coche eléctrico. Estos vehículos son una realidad en nuestras carreteras y representan una alternativa a los motores diésel o de gasolina. El menor impacto sobre el medio ambiente y el ahorro que supone su utilización convence a cada vez más conductores. Sin embargo, estas ventajas no se trasladan a los precios de adquisición.
La tímida entrada de los coches eléctricos no es todavía una competencia preocupante para los coches tradicionales, ya que las 1.076 unidades vendidas en España 2014 representan el 0,1% del mercado. Pero el ahorro que no se hace patente en el momento de la compra sí que se logra durante su vida útil. Además, la conciencia ecológica impulsa a que muchos gobiernos fomenten la compra de estos vehículos con subvenciones y ventajas fiscales.
El conductor que esté planeando comprar un coche eléctrico tiene que pensar que esta tecnología supone un sobrecoste en el precio de adquisición, además de que tendrá que asumir que los modelos tienen una autonomía todavía limitada, de unos 200 kilómetros de media, y que aún no existe una red de recarga suficiente. Una vez aceptados los peros, los dueños de coches eléctricos se benefician de ayudas a la compra recogidas en el Plan Movele promovido por el Gobierno para la adquisición de vehículos eléctricos e híbridos (6.500 euros para turismos), así como de aparcamiento gratis en las zonas de estacionamiento regulado de algunas ciudades como Madrid, descuentos en el impuesto de matriculación y tarifas eléctricas reducidas para la recarga en los hogares.
El mercado también ofrece vehículos de tecnología híbrida. Representan un paso intermedio entre los motores convencionales y los eléctricos. Gracias a la incorporación de unas baterías de mayor tamaño, se consigue que el coche pueda recorrer distancias cortas (rondan los cuatro kilómetros) en modo eléctrico, para posteriormente utilizar el motor de combustión, tanto de gasolina como de gasóleo. Esta fórmula sirve para disfrutar de unos consumos menores y también de una autonomía mayor que la de un eléctrico, pero sin tener que estar enchufando el coche constantemente.
Además, en los últimos tiempos se ha generalizado el lanzamiento de otra variante de coches eléctricos: los híbridos enchufables, que suponen un paso más hacia la electrificación, ya que mejoran la autonomía en eléctrico de los híbridos, con más de 50 kilómetros sin emisiones. También cuentan con un propulsor tradicional, por lo que la autonomía no se ve mermada.
Los países europeos han decidido apostar por estos vehículos que permiten una movilidad sostenible. Las exenciones fiscales por la compra de coches eléctricos son la fórmula más repetida y otorgan subvenciones directas. Entre los estados europeos que más ayudas aportan a la adquisición de eléctricos destacan España, con primas de entre 1.800 euros y 20.000 euros, y Reino Unido, con 6.700 euros para turismos eléctricos o híbridos enchufables. Estos vehículos permiten evitar las fluctuaciones del petróleo, pero su precio hace que sea necesario sacar la calculadora antes de tomar la decisión de pasarse a un eléctrico.
¿Dónde recargo mi coche?
En España, según datos de la web Electromaps, que permite consultar los puntos de recarga para motos y coches eléctricos, existen en la actualidad 1.080 puntos de recarga tanto públicos como privados. Dichos postes cuentan con 3.000 conectores para recargar automóviles, motocicletas o vehículos comerciales impulsados con energía eléctrica. La falta de infraestructura es uno de los problemas que lastra el desarrollo de esta tecnología respetuosa con el medio ambiente.