Por Marta Hurtado | Efe
27/09/2016
- Especial | C16ALERTA
El 92% de la población mundial vive en lugares donde los niveles de calidad del aire exceden los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que provoca 6,5 millones de muertes al año, ha alertado este martes el organismo.
«Sólo una de cada diez personas respira un aire que está en los límites establecidos por la OMS. Los otros nueve respiran aire que es nocivo para su salud», afirmó en rueda de prensa María Neira, directora del departamento de Medioambiente y Salud.
La OMS ha presentado un informe en el que evalúa la calidad del aire a la que está expuesta la población mundial y cuantifica las enfermedades y muertes derivadas de esta contaminación.
Los datos son los más detallados jamás publicados por la OMS, que usa cifras procedentes de mediciones por satélite, modelos de transporte aéreo, y de monitores de estaciones terrestres en relación con más de 3.000 ubicaciones en 103 países, tanto rurales como urbanas.
El informe confirma el dato revelado en estudios anteriores de que 3 millones de muertes al año ocurridas en 2012 -las cifras disponibles más recientes- estuvieron relacionadas con la exposición a la contaminación exterior.
No obstante, rebaja la cifra de muertes globales por contaminación -tanto exterior como interior- y la deja en 6,5 millones, cuando en informes anteriores la situaba en 7 millones.
Entre las principales fuentes de contaminación del aire figuran los modelos ineficaces de transporte, la quema de combustible en los hogares y la quema de desechos, las centrales eléctricas y las actividades industriales.
Los principales contaminantes son las micropartículas -de un diámetro inferior a 2,5 micrometros-, del sulfato, de los nitratos y del hollín.
El informe no hace un ránking de los países más contaminados ni de los que menos, se limita a decir que las regiones donde la calidad del aire es peor son las del Sudeste Asiático, el Mediterráneo oriental y el Pacífico occidental.
«No queríamos hacer un ránking para señalar con el dedo este o aquel país, sino mostrar la realidad e incitar a todas las naciones a que reaccionen, a que tomen medidas ante un tema que es muy grave», explicó Neira.
La directora recordó los miles de millones de dólares que los países gastan anualmente en sus sistemas de salud para tratar las enfermedades consecuencia de la contaminación, y les invitó a hacer un cálculo de lo que se ahorrarían si aplicarán políticas públicas de mejora de la calidad del aire.
«Invertir en energías limpias, en transporte ecológico son inversiones que tienen un coste-beneficio enorme y que ahorrarían no solo dinero a medio plazo sino que reduciría el número de enfermos y muertos», agregó.
Con respecto a las zonas menos contaminadas, el texto indica que tres cuartas partes de la población de los países con altos ingresos de las Américas, así como un 20 por ciento de la población que vive en naciones de ingresos medios y bajos de la misma región, viven en lugares con la calidad del aire considerada correcta.
Una situación que también se da en menos del 20% de los países europeos y los países ricos del Pacífico occidental.
Por ejemplo, el informe indica que en España en 2012 hubo 6.860 muertes atribuidas a la mala calidad del aire, lo que representa 7 muertes por 100.000 habitantes, una proporción igual a la de Estados Unidos, pero mucho mayor al 0,2 registrado en Suecia o al 0,3 en Nueva Zelanda.
Los países con más muertes relacionadas con la contaminación del aire son Turkmekistán con 108 decesos por cada 100.000 habitantes; Afganistán, con 81 muertes por cada 100.000 habitantes; Egipto con 77; China con 70; o India con 68.
Por su parte, en Latinoamérica, Chile contabilizó en 2012 13 muertes por 100.000 habitantes, mientras que Honduras registró 32; México y Perú 17; pero Venezuela 27.
Casi el 90% de las muertes relacionadas con la contaminación del aire se producen en países de ingresos bajos y medianos, y casi dos de cada tres tienen lugar en las regiones del Asia sudoriental y del Pacífico occidental.
El 94% de las muertes se deben a enfermedades no transmisibles, sobre todo a enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, neumopatía obstructiva crónica y el cáncer de pulmón.
La contaminación del aire también aumenta el riesgo de infecciones respiratorias agudas.