Por María Jesús Hernández | Foto: Cristina Díaz
27/12/2015
«Lo descubrí una noche de verano frente al espejo. Lo palpé y en ese mismo instante supe que ese bulto no tenía que estar ahí. Supe que tenía cáncer”. Blanca Madrid Gómez Cano no pudo elegir sus cartas, pero sí cómo jugarlas. Llevaba 20 años preparándose para ello; su madre lo había sufrido en tres ocasiones y ahora le tocaba a ella. “Perdí muchas cosas: el pelo, el pecho, la seguridad, la frescura… pero gané muchas más”.
Durante este tiempo, esta publicista que trabajaba de sol a sol descubrió lo que era pasar la mayor parte del día junto a sus hijos -de 5 y 2 años-, una situación reducida a fines de semana y vacaciones hasta ese momento. No tardó en darse cuenta de que no quería renunciar a eso. Tomó la decisión de abandonar el empleo (no era la primera vez que pensaba que su tiempo en el mundo de la publicidad y las multinacionales estaba llegando a su fin) y se lanzó al emprendimiento junto a una amiga. Juntas montaron una tienda online de decoración y accesorios enfocada a los más pequeños: “¡Tipi-Too nació en una sala de quimioterapia!”, confiesa sonriendo. Hoy su empresa no deja de crecer y aunque reconoce que le pesa un miedo a volver a enfermar, no echa de menos su vida anterior, “ahora soy mucho más feliz”.
Contaba 38 años cuando el médico confirmó sus certezas: tenía un tumor en la mama derecha. No flaqueó. “Me sentí preparada desde el primer momento. Hay mucha gente que no sabe cuál va a ser su reacción, yo sí. Jamás pensé que me iba a morir, aunque los tiempos muertos en los que te hacen una prueba y otra y otra hasta que te dan los resultados y el tratamiento definitivo a seguir son angustiosos”.
Lo que realmente le quitó el sueño a Blanca fueron sus hijos. Cómo enfrentar la enfermedad con ellos. “Mi preocupación no era el cáncer sino el impacto que éste podría llegar a tener en niños tan pequeños”. Recuerda que fue al psicólogo para saber cómo contarles lo que le estaba pasando. “¿Cómo le explicas a un niño de dos años o de cinco que su madre tiene cáncer? ¿Qué le dices? Yo quería hablar con ellos, pero no darles más o menos información de la que podían asimilar”. Aún se asombra de la capacidad de sus hijos para intentar entender las cosas. “Fui consciente de que era el momento de educar con el ejemplo, de enseñarles que valiente no es el que no tiene miedo, sino el que se enfrenta a su miedo sin negarlo, el que lo mira de frente”.
Poco más de un mes después de confirmarse su diagnóstico ya había pasado por dos operaciones y comenzaban seis meses de quimioterapia, uno de radioterapia, una braquiterapia, una doble mastectomía, una ooforectomía y cinco años de tratamiento hormonal. “Lo que más respeto me daba era la quimio. Recordaba a mi madre y me echaba a temblar, pero hay mucho desconocimiento sobre el tema. No tiene nada que ver lo que es ahora con lo que era hace dos décadas”.
Blanca denuncia la distorsión de la información. “La gente se queda en la parte más física, no me gusta que se hable de cáncer de pecho y que inmediatamente después se hable del pelo y de mastectomía. Es algo que me da rabia. Este cáncer no es una enfermedad sexual ni femenina, que sea de pecho es el apellido, lo importante es que es cáncer. Mi feminidad no está en mis pechos. No siento que me hayan quitado mi feminidad ni me sexualidad, me siento muy femenina”.
También denuncia la creencia de que durante el tratamiento, sólo hay tratamiento. “Eso es otra mentira. Hay muchísima vida y además, cuando te enfrentas a una situación extrema lo vives todo con una intensidad mucho mayor. Yo he podido estar con mis hijos y disfrutar de ellos, algo que antes no podía hacer. Mi forma de ver la maternidad ha cambiado, ahora los veo en el parque y les miro de otra manera”.
Tres años después de aquel momento frente al espejo, la enfermedad la ha transformado. “Me ha dado tiempo a mirarme despacio, conocerme mejor, valorarme más y juzgarme menos; he podido analizar qué cosas cambiar y cambiarlas”.
Tipi-Too y el Proyecto Luna
Blanca, que ha querido compartir su experiencia en el blog Mi.punto.y.seguido…, montó su empresa con la mirada puesta en los más pequeños.
Dentro de Tipi-Too también se puede encontrar el Proyecto Luna, que apoya diferentes causas sociales.