Por LUCÍA MARTÍN / Fotografía: MIGUEL MORENATTI
¿Se acuerdan de la loción de afeitado Floyd? ¿O de la colonia Chispas? ¿Y del vino Kina San Clemente? Productos que, aquellos que tienen alrededor de 40 años o más, guardan a buen recaudo en su memoria. Podríamos pensar que estas marcas españolas centenarias están extintas, que dejaron de fabricarse y que es imposible encontrarlas en ningún supermercado. Cierto: no las encontrará en su supermercado de referencia, pero se siguen fabricando y ahora cuentan con un nuevo punto de venta.
Rocío Muñoz ha dedicado los últimos años a localizarlas, una a una, a través de la geografía española para ofrecerlas al consumidor a través de un particular colmado: Real Fábrica Española, una tienda online (www.realfabrica.com) que da una segunda vida y que supone un balón de oxígeno para todos estos productos. «El nombre viene de las reales fábricas fundadas por los Borbones en el siglo XVIII, que defendían la riqueza de lo producido en España. Que había que consumir productos de aquí», explica esta emprendedora andaluza. Tras 12 años trabajando en distintas empresas (se formó en Ciencias de la Información con un postgrado en Investigación de Mercado), se tomó un año sabático. «Siempre había viajado mucho fuera de España, además había estudiado en Francia y EEUU. Al viajar por otros países me percataba de que en las tiendas mas trendy de capitales cosmopolitas como Londres, París, Milán o Nueva York, se valorizaban los productos con historia, identidad y calidad, mientras que en España los dejábamos morir», comenta.
Durante su año de descanso empezó a viajar por España y así se percató de que los productos nacionales de antaño estaban abocados a la extinción. Así surgió la idea: «Llevamos dos años online y actualmente contamos con 300 referencias. Lo difícil fue hacer la selección entre los productos que fui localizando, unos 3.000, algunos con más de cien años de antigüedad».
La primera fábrica que visitó fue la de Chocolates Amatller, en Barcelona, que lleva dos siglos produciendo dulces. Les siguió Maderas de Oriente, muy conocidos en el sector de la perfumería. «No nos cuesta convencerles porque, al fin y al cabo, somos un punto de venta más. La última que hemos incorporado son los mantecados de Estepa de La Colchonera, firma que data de 1850, la más antigua de dulces navideños en España». En esta deliciosa mantequería virtual puede encontrarse todo tipo de tesoros: caramelos Las Violetas, que el rey Alfonso XIII regalaba a sus amantes; el agua de azahar producida en Sevilla por los herederos del marqués, escritor y periodista español Torcuato Luca de Tena; botijos, gomas Milán, cuadernos Rubio, incluso, orinales, que los compradores suelen utilizar como maceteros. Las teteras y cafeteras de peltre, como las que usaban las abuelas, tienen buena acogida. «O las babuchas mallorquinas de piel de borreguito, los packs gourmet, los juegos tradicionales como los recortables, los chocolates y caramelos», dice, están entre los más vendidos.
«Esto no es un Cuéntame del pasado»
Rocío empezó el negocio con fondos propios: «Fueron 3.000 euros, al ser un negocio online no necesitas mucha inversión. Vas comprando stock y, según van llegando las demandas de productos, ves qué tiene más salida y qué no, y así vas organizando tu almacén». Almacén que en este caso se encuentra en la casa familiar que tiene en el puerto pesquero de Punta Umbría. «La idea inicial era montar una tienda física [algunos de sus productos sí que pueden encontrarse en venta pública], pero empezamos on line, aunque no descarto abrir finalmente una en la capital».
Rocío defiende que su negocio es un proyecto sobre identidad común: «La recuperación de la tradición es un desafío que no tiene que ver con la nostalgia. Esto no es un Cuéntame del pasado, sino un Informe Semanal de nuestra realidad, que viene a recordarnos quiénes somos, para que no olvidemos nuestras raíces».
El 50% de ventas de esta empresa, que da trabajo a cuatro personas, se realiza en Navidad, pero también tienen picos significativos el 14 de febrero, el día de la Madre, del Padre… ¿El perfil del cliente? Muy amplio, aunque mayoritariamente urbanita y, sobre todo, muchas mujeres: «Tenemos sobre todo a personas que buscan el producto por su diseño, o por la historia que representan, aunque luego también está la señora que ya no encontraba el producto en cuestión en su tienda de barrio. Los clientes nos llaman emocionados cuando reciben, por ejemplo, la colonia Chispas, que hemos incorporado hace poco. Pensaban que había desaparecido. Y no. Son simplemente productos que han dejado de estar a mano del público en general y cuesta encontrarlos porque estas marcas, aunque han sobrevivido a guerras, tienen problemas para competir con la gran distribución, las marcas blancas y la competencia extranjera».
También empezaron hace poco a comercializar las golondrinas Onoretas, que en el pasado fueron un icono sobre todo en el levante español, y que ahora vuelven a verse en las revistas de diseño. «Ha sido un éxito rotundo: se nos agotan rápidamente en cuanto llegan», explica Muñoz.
Las ventas de Real Fábrica Española han crecido un 30% en 2014, signo inequívoco de que los productos de antaño siguen muy vivos. Y su previsión para 2015 es crecer en el mismo porcentaje.