De momento parece que los temores de la derecha política navarra ante el ascenso de EH Bildu a la alcaldía de Pamplona, de unos Sanfermines sin toros en la plaza y sin encierros han resultado ser infundados. “La ciudad tiene unas tradiciones arraigadísimas y lo que hay que hacer con las tradiciones es mantenerlas”, son declaraciones del nuevo alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, de EH Bildu, que incluso ha confirmado que presidirá la primera de las corridas en el coso pamplonica, la del 7 de julio. El resto de días las corridas las presidirán otros miembros de la corporación, entre ellos otros ediles de su propia formación.
La izquierda abertzale, que ha llegado al poder en Pamplona de la mano del acuerdo con Geroa Bai (PNV y otras fuerzas), Aranzadi (marca local de Podemos) e I-E (Izquierda Unida), tendrá un perfil bajo en los Sanfermines 2015. Reconocía el nuevo alcalde que se ha topado con un programa de fiestas ya cerrado al que sólo han podido incorporar “pequeñas modificaciones y matizaciones”.
EH Bildu en Gipuzkoa, con su llegada al poder en la Diputación Foral y en el Ayuntamiento de San Sebastián terminó con la posibilidad de que hubiera espectáculos taurinos en el coso donostiarra, cambiando los pliegos de licitación para prohibir expresamente los festejos. En otros municipios en los que el mundo del toro tiene tradición y arraigo como Azpeitia no lograron que sus compañeros siguieran la consigna generar de prohibirlos por inhumanos y españoles. San Sebastián recuperará en su próxima Semana Grande las corridas de toros tras la llegada al poder del PNV y su acuerdo con los socialistas.
Además del mundo del toro otra prueba de fuego para el nuevo alcalde era su presencia en los actos religiosos en unas fiestas en honor al santo patrón de San Fermín. Asirón acudirá a la procesión de San Fermín, el acto religioso más significativo y fotografiable. Pero no a la misa al considerar que se trata de un acto privado.
La Ikurriña presente en el txupinazo
Así las cosas, sin cuestionar ni toros ni religiosidad de las fiestas -al menos en parte- el hecho diferencial quedará plasmado en la presencia de la Ikurriña durante el txupinazo en el exterior de la Casa Consistorial y si es posible, también en el propio edificio del ayuntamiento pero “desde el respeto a la legalidad vigente”.
La Ikurriña no forma parte de las enseñas oficiales en Navarra y UPV durante su etapa al frente del consistorio llegó a publicar un bando que impedía el libre acceso de banderas a la plaza. Bando que ya ha sido retirado por EH Bildu evitando así que la Policía Municipal tenga que retirar las enseñas vascas que porten los mozos y mozas. Sin prohibición y con el deseo expreso de Bildu de que la Ikurriña esté presente a buen seguro que utilizarán el txupinazo para hacer un alarde de fuerza.
Saber quién tendrá el honor de lanzar el txupinazo es también un signo distintivo de los nuevos tiempos políticos. Joseba Asirón ha renunciado a su potestad de ser el que de inicio a la fiesta y en su lugar reconocerá a dos entidades, el Orfeón Pamplonés y la peña La Veleta, a la que se le atribuye el traje típico de los Sanfermines y represaliada con dureza por el franquismo.
Navarra, la oportunidad de Bildu tras el descalabro de Gipuzkoa
Tras las últimas elecciones municipales y autonómicas en Navarra se ha producido un vuelco político sin precedentes, con una derecha autóctona como UPV, que a pesar de seguir siendo la fuerza mayoritaria se queda sin el poder por el nuevo juego de mayorías, sumado a un Partido Socialista de Navarra que tras sucesivos descalabros electorales ha terminado -quién lo podía decir hace unos años- siendo irrelevante para la conformación de mayorías.
Navarra no ha amanecido de repente como una comunidad nacionalista vasca y de izquierda. Ha sido un largo proceso en el que más que por el acierto de sus nuevos gobernantes, el cambio se ha producido por los errores de las formaciones tradicionales.
EH Bildu tiene ahora en Navarra una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor que en Gipuzkoa. Provincia en la que ostentaba prácticamente todo el poder -municipal y foral- y que ha perdido a manos del PNV y de su acuerdo de gobernabilidad con los socialistas vascos.
La soberania y el nuevo despotismo ilustrado del que han hecho gala los partidos integrantes de la coalición abertzale les ha pasado factura en su territorio electoral de referencia. Imponiendo su modelo de gestión de residuos urbanos, con el sistema de puerta a puerta en lugar de la recogida selectiva en contenedores, y gobernando en las Juntas Generales de Gipuzkoa como si tuvieran mayoría absoluta a pesar de necesitar los apoyos de la oposición.
EH Bildu tiene ahora otra oportunidad de oro en Navarra para hacer algo diferente y demostrar que los tiempos políticos han cambiado. La coalición abertzale de izquierdas no sólo gobierna ya en Pamplona, también lo hace en otros municipios navarros importantes como Barañaín, Estella o Tafalla. Gracias a los pactos con el resto de partidos anti UPV ostentan 40 alcaldías, 25 de ellas sin necesidad de acuerdos con otras fuerzas al haber ganado con mayoría absoluta.
Los primeros días de Joseba Asirón en la alcaldía de Pamplona recuerdan mucho a los del ya exalcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izaguirre. Nada que reprochar en el trato personal, afable con los vecinos y vecinas de la localidad y también con todos los partidos de la oposición. Dos hombres vinculados a la política por los movimientos sociales. Asirón como profesor de historia y habitual del mundo de la cultura vasca en Navarra, Izaguirre como médico de atención primaria y activista de los colectivos vecinales. Pero los dos cabezas visibles de una izquierda abertzale con demasiadas ganas de demostrar su nueva forma de gobernar. Asirón y EH Bildu tienen una nueva oportunidad en Panplona. Sólo el tiempo dirá si han logrado completar el recorrido de su particular encierro sin que les pille el toro.