Por Andrés Tovar
13/01/2017
Una semana antes de que Barack Obama le entregue la presidencia a Donald Trump, la administración saliente está haciendo un cambio significativo en la histórica política de inmigración estadounidense hacia Cuba. Pero no de la manera que usted podría pensar: Obama está haciendo más difícil para los cubanos entrar en los EE.UU..
Los informes de agencias de todo el mundo como Associated Press y medios como el Washington Post reseñaron como la Administración Obama cierra la política que permitía a cualquier cubano que llegaran a suelo estadounidense entrar legalmente al país por razones humanitarias. (Los detalles del cambio aún no están claros, pero parece que los cubanos serán tratados como otros inmigrantes que intenten entrar en los EE.UU. Y sólo se les permite permanecer por razones humanitarias, si pueden demostrar razones creíbles).
Los EE.UU. habían tenido la apertura de fronteras de facto para los inmigrantes cubanos desde mediados de la década de 1960. La política, conocida como «pies mojados, pies secos» – porque los cubanos que eran detenidos por la Guardia Costera antes de llegar a las costas de la Florida podrían ser rechazados, pero los que lograban tocar suelo costero estadounidense, se «popularizó» a mediados de los 1990.
Pero las relaciones cubano-estadounidenses han cambiado drásticamente en los últimos dos años desde que el presidente Obama y el presidente de Cuba, Raúl Castro, restablecieron las relaciones diplomáticas. La actitud antagonista implícita en el «pie mojado, pie seco» creaba controversias, ya que la relación de los EE.UU. con Cuba ya no es totalmente diferente de su relación con, por ejemplo, México. Y ahora el gobierno de Obama está acabando con la misma.
Una reliquia de la Guerra Fría
Los cubanos habían estado tratando de cruzar el trecho de mar desde Cuba hacia Florida desde que Fidel Castro tomó el poder en 1959, y Estados Unidos siempre ha sido generoso con ellos – la concesión a cubanos que llegaron a la «libertad condicional» de EE.UU. que les permitió entrar y vivir en el país sin ser inmigrantes no autorizados, una forma de alivio temporal que se supone que debe funcionar únicamente en apremiantes circunstancias humanitarias – como, por ejemplo, las personas que huyen de una dictadura comunista-.
En 1966, los EE.UU. codificó su política hacia los inmigrantes cubanos. Dos años después de que se les permitiera entrar en los EE.UU., estarían autorizados a solicitar la residencia permanente (green card) – dándoles acceso a muchos beneficios del gobierno, y la capacidad de aplicar (después de cinco años más) para la ciudadanía estadounidense. A partir de 1976, la política se hizo aún más generosa. Los inmigrantes cubanos podrían obtener tarjetas verdes después de sólo un año.
Eso tenía sentido en ese momento. Cuba era el enemigo de la Guerra Fría más cercano de los Estados Unidos, y los EE.UU. se hizo un punto de refugio para los disidentes políticos que huían de los regímenes comunistas en América Latina. Pero una vez que terminó la Guerra Fría, las cosas empezaron a ponerse más difíciles. Después de un aumento de la inmigración cubana a la Florida a mediados de la década de 1990, Bill Clinton ajustó la política hacia la inmigración cubana con la implementación de «pies mojados, pies secos».
Durante décadas, las razones para los cubanos a emigrar a los EE.UU. también han cambiado. En vez de huir de la persecución política, muchos nuevos inmigrantes cubanos buscan oportunidades económicas en los EE.UU. – borrando de alguna forma la distinción, en asuntos de migración, entre los cubanos y de otros países latinoamericanos, como México.
Y surgió una nueva preocupación, no solo dentro del gobierno estadounidense sino también dentro del grupo de los anticastristas cubanos en EE.UU: habían nuevos migrantes que estaban abusando del sistema como una forma de fraude del bienestar transnacional: Llegar a los EE.UU. durante un año, obtener sus tarjetas verdes (y los beneficios que vienen con él), y después regresar a Cuba a vivir fuera de sus cheques de beneficios americanos.
Cubanos sorprendidos
Políticos, activistas del exilio y cubanos residentes en Miami interpretaron hoy de diversas maneras el anuncio del fin de la política de “pies secos, pies mojados” que beneficia a los cubanos que llegan a EE.UU.
Según adelantó a Efe un funcionario de la Administración de Barack Obama, la medida, que se hará oficial hoy mismo, pone fin de forma inmediata a la política que da a los cubanos desde 1995 la posibilidad de obtener la residencia permanente un año después de llegar a Estados Unidos, incluso si lo hacen ilegalmente, siempre que no sean interceptados en el mar.
En sus primeras reacciones algunos cubanos de Miami consideraron que se trata de una nueva concesión al régimen cubano, otros se manifestaron de acuerdo y consideraron que en cierta manera es una medida “sana”, y algunos pidieron esperar a conocer las motivaciones.
El excongresista federal por Florida de origen cubano Lincoln Diaz-Balart dijo en declaraciones a Univisión que Obama ha otorgado a La Habana “todo lo que ha pedido” desde el inicio del deshielo diplomático y que esta decisión da al presidente Raúl Castro “instrumentos” para negociar con Donald Trump, quien será presidente a partir del 20 de enero.
Por el contrario, José Basulto, fundador de la organización Hermanos al Rescate, está de acuerdo con el fin de una política que a su juicio ha contribuido a que los cubanos no afronten los problemas que tienen en casa.
“La libertad va a haber que buscarla ahora dentro de Cuba”, dijo a Efe Basulto, quien considera “triste” que los cubanos hayan apostado siempre por escapar de Cuba en lugar de luchar por la libertad dentro de su país.
Ramón Saúl Sánchez, del Movimiento Democracia, una de las organizaciones del exilio, fue sorprendido por la noticia y señaló que es pronto para determinar si es algo positivo o negativo.
A su juicio, la de pies secos/pies mojados es una política “enrarecida”, pues en lugar de basarse en las razones para conceder el asilo que se manejan internacionalmente se fundamenta en algo que no tiene ninguna relación con eso, como es el haber llegado a tierra o no.
Pedro Rodríguez, director de la Fundación para los derechos humanos en Cuba, vaticinó que el anuncio va a desatar “desesperación” para la gente de Cuba si es que ya no van a contar con ese beneficio migratorio.
Desde el 1 de octubre pasado, cuando comenzó el año fiscal, por lo menos 1.806 cubanos han intentado emigrar a Estados Unidos por vía marítima, según la Guardia Costera de EE.UU.
La otra razón: lo insostenible
En 2014, los EE.UU. y Cuba anunció varias medidas para restablecer las relaciones normales, incluyendo cambios en todo, desde el embargo comercial a la reapertura de los vuelos directos entre los dos países. Con esto, la política de los «Pies mojados, pies secos» comenzó a ser objeto de examen, pues ahora no estaba claro que los EE.UU. la mantuviera.
Y los cubanos respondieron corriendo a los EE.UU. en mayor número que nunca antes: en lugar de tratar de llegar por vía marítima (y correr el riesgo de aprehensión por la Guardia Costera), viajaban a través de México y América Central, uniéndose a un flujo mixto de solicitantes de asilo y migrantes económicos de esos países y de otros más. En un momento del año 2016, 8.000 cubanos se quedaron varados en Costa Rica cuando Nicaragua cerró su frontera. – Los que lograron llegar a los EE.UU., llegaron a través de Texas, poniendo tensión en los agentes fronterizos que no están acostumbrados a tratar con los cubanos.
El flujo no ha cesado después de la muerte de Fidel Castro; el Servicio de Guardacostas aprehendido 136 cubanos «pies mojados» en los días después de la muerte. Y la llegada de Donald Trump no los está disuadiendo. Miles de cubanos han seguido viajando hacia el norte a través de América Central en los meses después de su elección, buscando los beneficios.
Mientras tanto, la apertura de los viajes aéreos desde Cuba a Estados Unidos y viceversa hace que todo el concepto de «pie mojado, pie seco» sea incoherente, ya que los cubanos ahora será capaz de volar en los EE.UU. y solicitar un ajuste a partir de ahí, o seguir la ruta terrestre a través de Centroamérica.
En otras palabras, en todos los aspectos, los inmigrantes cubanos ya son idénticos a los procedentes de otros lugares, a excepción de que se les permitió obtener el estatus legal después sin dificultad. Era una inconsistencia que ambos lados del debate sobre la inmigración que querían arreglar.
El presidente electo de Trump, sin embargo, parece estar desinteresado en la distensión con Cuba, y ha hablado de poner fin a algunas de las reformas de Obama. Para que pudiera traer de vuelta la política de «pies mojados, pies secos» solo depende de su deseo de restablecer las relaciones antagónicas con Cuba.