Por Efe
29/06/2016
Los líderes de la UE aceptaron el martes con tristeza que el Brexit es irreversible en una cumbre «tranquila y comedida», pero en la que no faltaron las acusaciones mutuas de responsabilidad por la decisión del pueblo británico ni la presión para que Londres active el proceso divorcio cuanto antes.
El primer ministro británico, David Cameron, reconoció tras participar en su último Consejo Europeo que le hubiera gustado que el resultado del referéndum fuera otro, pero dijo no arrepentirse de haber convocado la consulta que separará al Reino Unido de la UE tras 43 años de pertenencia.
Aseguró que sus socios comunitarios mostraron «respeto» por la decisión británica, pero también «pesar y tristeza» en una reunión en la que algunos Estados miembros del Este reconocieron a Cameron el apoyo británico en momentos clave de su historia, como en la lucha contra el comunismo.
Durante la cena, Cameron dijo a los demás mandatarios europeos que el resultado del referéndum ha tenido que ver con el hecho de que la UE no haya sabido responder a las preocupaciones sobre la inmigración interna, el acceso al mercado interior y la libre circulación de trabajadores europeos.
Los presidentes de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, y del Consejo Europeo, Donald Tusk, negaron que esa haya sido la principal razón y apuntaron a la campaña contra la UE en el Reino Unido. «Si durante años, incluso décadas, les dices a tus votantes, a tus ciudadanos, que algo va mal con la UE, que es demasiado burocrática y tecnocrática, no te puede sorprender luego si los votantes te creen», dijo Juncker.
La canciller alemana, Angela Merkel, por su parte, incidió en la irreversibilidad de la decisión del Reino Unido de salir de la UE, y señaló que no es el momento de hacerse ilusiones, sino de asumir la realidad. «No veo ninguna manera de revertir esto», admitió.
El presidente de Francia, François Hollande, coincidió en que no se imagina a ningún Gobierno británico, sea cual sea, no respetando una decisión democrática de su pueblo, pese a que «durante un tiempo va a sufrir las consecuencias». «No hay que castigar al Reino Unido», incidió, pero remarcó la necesidad de evitar que Europa «se vea afectada», por lo que pidió «unidad», «claridad» e «ir rápido» en el proceso de negociación para responder «a las prioridades de los europeos».
Algunos países como Alemania se mostraron partidarios, en cambio, de dar cierto margen a Londres para encajar el resultado del referéndum, pero sin alargar demasiado el proceso.
La canciller afirmó, además, que en su opinión los británicos han entendido el mensaje de que no pueden eternizarse para activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que abre el proceso de separación, puesto que el Partido Conservador ya ha apuntado a septiembre para elegir al nuevo primer ministro y no a octubre como dijo Cameron en un primer momento.
En cuanto al pacto de asociación futuro con la UE, Cameron deseó que la relación que se entable a partir del divorcio sea lo «más próxima posible» en cuestiones como comercio, cooperación y seguridad, y aseguró que pese a que el país abandone el club comunitario «no debe dar la espalda a Europa» porque se trata de países «vecinos», «amigos» y «aliados».
Reconoció, no obstante, que el Reino Unido no podrá acceder al mercado único de la UE sin aceptar también la libertad de movimiento de los trabajadores comunitarios.
A este respecto, Juncker se mostró sorprendido por que el Reino Unido sea «totalmente incapaz» de comunicar a sus socios comunitarios un plan sobre lo que quiere que ocurra tras la victoria del «brexit».
«No entiendo que los que quieren irse sean totalmente incapaces de decirnos qué quieren (…) un plan», sostuvo.
Sobre el impacto económico de la salida británica, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, calculó que el «brexit» puede restar entre 0,3 y 0,5 puntos porcentuales de crecimiento a la eurozona en tres años, y advirtió de que deben comprometerse a trabajar «juntos».
Los líderes de los 27 se reunirán este miércoles por primera vez sin Cameron para celebrar una primera reflexión sobre el futuro del proyecto europeo tras la sacudida del «brexit», que continuarán en otra cumbre informal a principios en septiembre en Bratislava.