Por Cambio16
09/06/2017
Una operación llevada a cabo de forma conjunta por la Policía Nacional y la Policía municipal de Madrid ha facilitado la incautación de 61.205 cajetillas de tabaco de contrabando listas para ser distribuidas de forma ilícita en la Comunidad de Madrid.
Según ha informado la Policía a través de una nota, en la operación se ha arrestado a 13 personas –siete de nacionalidad ucraniana y seis naturales de Bulgaria– como presuntas autoras de delitos de contrabando, contra la propiedad industrial, contra la Hacienda pública y pertenencia a organización criminal.
El material confiscado incluye Illicit whites –cigarrillos fabricados o importados legalmente en un territorio con el fin de ser vendidos de contrabando en otro lugar– y falsificaciones de reconocidas marcas. Los detenidos utilizaban como puntos de venta establecimientos de alimentación especializados en productos típicos de países de Europa del Este.
Durante la investigación se realizaron diferentes aprehensiones que pusieron en de manifiesto que una parte del tabaco comercializado ilícitamente era falso y que otro porcentaje -según constaba en las precintas fiscales que portaban las cajetillas- procedía de países como Polonia, Ucrania y Bielorrusia. También a medida que avanzaban las indagaciones, se pudo identificar a los miembros de la organización y definir las diferentes funciones que realizaba cada uno de ellos en el entramado.
Varios de los investigados se ocupaban de la venta al público del tabaco, valiéndose para ello de establecimientos de alimentación en los que se comercializaban productos típicos de países de Europa de Este. Por encima de ellos, se situaban los responsables de almacenar los cigarrillos en domicilios particulares o locales habilitados a tal efecto. Para evitar su detección por parte de la Policía, cambiaban constantemente la ubicación de la mercancía, que no permanecía más de dos o tres días en el mismo lugar.
Los líderes de la organización se encargaban de la logística necesaria para recibir la mercancía de contrabando en España y para distribuirla entre los diferentes puntos de venta de los que disponían. Además, mantenían un flujo constante de tabaco desde Polonia hacia nuestro país, camuflado en transportes que los investigados declaraban oficialmente como importaciones de ropa.
Los cigarrillos viajaban perfectamente embalados en palés cubiertos de planchas metálicas tratando de ocultar su contenido, e iban acompañados de documentación cumplimentada con datos que no se correspondían ni con los destinatarios reales y ni con los verdaderos lugares de descarga. A todas estas precauciones de seguridad añadían medidas de contra vigilancia durante los traslados.